POSADAS. Mientras se cumple la segunda jornada de cierre absoluto de la frontera entre las ciudades de Clorinda (Argentina) y de Puente Remanso (Paraguay) como una medida de los paseros y villenas para reclamar que se pongan fin a los decomisos que realiza la Aduana en el vecino país; en Encarnación -en la frontera con esta ciudad Capital- se comenzó con un compás de tensa espera con el afán de no entorpecer las negociaciones que ayer, al cierre de esta edición, realizaban en Asunción el gobernador de Itapúa Luis Gneiting y el vicepresidente paraguayo Juan Afara, en nombre de estos trabajadores. “Por ahora no se cierra el puente en Encarnación pero es probable que si no tenemos una respuesta satisfactoria, la otra semana organicemos una manifestación en la frontera”, dijo a PRIMERA EDICIÓN el líder de los paseros encarnacenos Catalino Pereira. De su parte, la líder nacional de los paseros paraguayos, Zully Jacquet, al frente de los piquetes en la frontera con Formosa señaló a este diario que “no estamos trabajando, sólo estamos aguantando, cuando la gente empiece a tener otras necesidades seguramente vendrán otras medidas, por ahora aguantamos al costado de la ruta y cerrando puentes”, explicó Jacquet, desde el ala más dura de las organizaciones de trabajadores de frontera.“Hace rato que estamos pidiendo una solución, hasta ahora tuvimos la paciencia necesaria para no entorpecer el diálogo, pero estamos sin poder trabajar normalmente por el problema de los permisos que no nos quieren otorgar desde Inam; económicamente hablando no la estamos pasado nada bien. Los paseros encarnacenos vivimos el día a día, nadie tiene suficiente recursos como para aguantar mucho tiempo y si la situación sigue así la cosa va a empeorar”, graficó Pereira en charla telefónica. Manifestó el hombre: “El gobernador de Itapúa nos prometió mediar en el problema. Viajó a Asunción y nos pidió un tiempo de espera, que no cerremos la frontera hasta tanto haya una respuesta en las negociaciones. La verdad es que estamos esperanzados en la respuesta porque necesitamos seguir trabajando”.Con menos optimismo que Pereira, Jacquet opinó “ojalá que Gneiting consiga la solución para los paseros y que sea antes de concretar su viaje a la China, la semana que viene”, explicó la dirigente paraguaya. Costos e impuestosEl problema es el permiso que les otorgan para comerciar que es sólo de dos mil dolares por mes, cuando el decreto presidencial dispone un cupo de 10 mil dolares para los inscriptos en el régimen de importación menor.Pereira fue claro al exponer algunos números que hasta ahora no se habían dado a conocer públicamente sobre el nuevo régimen: “Ese monto (los dos mil dolares) lo tenemos que dividir entre todos los socios (ver recuadro) no significa nada. La Inam nos cobra un monto fijo y mensual de 320 mil guaraníes (casi mil pesos) y nos dejan comprar sólo cinco o seis productos de los mil que están permitidos exportar. Además por una inscripción nos cobra 100 mil guaraníes (poco más de 300 pesos). Dinavisa, en tanto nos cobra 420 mil guaraníes mensuales (1.300 pesos) en impuestos, y por el permiso 498.200 guaraníes (casi 1.500 pesos) que si lo tenemos que traducir en ventas, es mucho lo que tenemos que comercializar para juntar ese dinero que es mucho, linda plata”, confió el trabajador de frontera. “Hay instituciones que cumplen con el decreto del presidente y otras no. Pensamos que es porque acompañan los intereses de los grandes empresarios a quienes están en nuestra contra por considerarnos sus competidores. Pensamos que nos atajan por esta cuestión, porque otros motivos no habrían y mientras tanto esta es nuestra situación: tenemos una ley que nos ampara y así y todo no podemos trabajar”, denunció el pequeño importador. Costos elevadísimosTanto Catalino Pereira, como Zully Jacquet, ofrecieron detalles de las inversiones que vienen realizando (todavía sin recupero) los paseros paraguayos para adecuarse a la normativa; una de ellas fue la de equipar sus depósitos en los cuales almacenan el alimento fresco con cámaras de frío “que era lo que nos requerían. Nosotros cumplimos con ellos (Aduna, Senacsa y Ministerio de Salud) y ahora ellos son los que tienen que cumplir con nosotros, sino trabajamos no podemos subsistir mucho menos recuperar nuestra inversión”, dijeron.“Para poder afrontar estos cambios y nuevas reglamentaciones decidimos juntarnos entre cuatro o cinco paseros, porque es imposible para cada uno invertir en maquinaria y a la vez pagar las tases e impuestos; cuando ya teníamos todo para comenzar nos encontramos con que podemos comerciar sólo por el 20% del cupo asignado en el decreto. Al dividirlo entre los socios no queda nada, pasamos hambre la mitad del mes”, sostuvo Pereira.





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