El juez de Instrucción 6 de la Primera Circunscripción Judicial, Ricardo Walter Balor, fue confirmado al frente de la causa que investiga las circunstancias del aberrante crimen de la adolescente Horacelia Génesis Marasca, ultimada a cuchilladas la noche del domingo 16 de agosto pasado, en un departamento de la chacra 150 de esta ciudad.La información se conoció el miércoles al filo del mediodía. Correspondió a la Sala I de la Cámara de Apelaciones en lo Penal y Correccional de la provincia, integrada por los magistrados Ricardo Venialgo y Marisa Dilaccio. El primer voto correspondió a Venialgo y a él adhirió su colega, según pudo averiguar PRIMERA EDICIÓN.El planteo de recusación fue interpuesto por el defensor de Instrucción 4, Miguel Ángel Varela, en representación del imputado y único detenido que tiene la causa, Martín Fernando Monzón.El abogado recusó a Balor por prejuzgamiento al formular el auto de prisión preventiva de su defendido, basado en la existencia de indicios probatorios que sustentan la probabilidad de que Monzón incurrió en el delito de “homicidio agravado por la relación de convivencia y porque la víctima fue una mujer (femicidio)”.Sin embargo, en una resolución conocida este miércoles, a la que este Diario tuvo acceso, la Sala I de la Cámara de Apelaciones consideró que no encontró elementos para presumir que el juez Ricardo Walter Balor haya incurrido en alguna de las causales de apartamiento que establece la ley, como la parcialidad o el prejuzgamiento.Al parecer, los integrantes de la Sala I consideraron que puede haber discrepancias con el modo de conducción del proceso de parte de Balor, pero no elementos para considerar que vulneró alguna de las garantías del debido proceso.Varela pidió el alejamiento del juez original de la causa porque, a su entender, incurrió en “prejuzgamiento violatorio de la garantía de Tribunal y juez imparcial y afectación al Derecho de defensa; al debido proceso legal, a la igualdad entre las partes y al estado de inocencia”.El miércoles la Cámara de Apelaciones dio su veredicto y fue a favor de que el magistrado de primera instancia continúe al frente de la investigación de uno de los hechos más atroces en la historia criminalística de la tierra colorada.Ahora el expediente y la causa volverán al Instrucción 6, después de un fugaz paso por el Juzgado en lo penal 7, a cargo de Carlos Jorge Giménez, quien asumió en forma provisoria hasta que Balor fuera confirmado o apartado de las pesquisas.Si bien Balor esgrimió los fundamentos de su decisión de mantener a Monzón detenido, la acusación y calificación definitiva será responsabilidad de la fiscal subrogante María Laura Álvarez, al momento de formular el requerimiento de elevación de la causa a la instancia de juicio oral y público.Para Balor hay indicios de que se trató de un homicidio agravado, parecer con el que no concuerda en un ápice el defensor oficial.En la visión de Varela, Monzón actuó en exceso de la legítima defensa ante el ataque Horacelia, quien habría arremetido contra él con un cuchillo tipo carnicero, de mango blanco.Claro que esta versión fue la que brindó el propio imputado en sede judicial, en el contexto de su declaración indagatoria. Esta coartada se sustenta en que habría sido Monzón y no Horacelia la víctima de violencia de género.El informe de la autopsia pareció contradecir y hasta sepultar la teoría de un exceso en la legítima defensa. Horacelia tenía tres puntazos en la zona del pecho, una al lado de la otra. La más profunda casi llegó a la médula, por lo que es difícil imaginar que se produjo en medio de un supuesto forcejeo. No obstante, la investigación continúa adelante y aún falta para que la fiscal Álvarez efectúe el requerimiento de elevación a juicio. Pero todo indica que la situación de Monzón es más que comprometida.Un hecho atrozHoracelia Génesis Marasca fue asesinada de tres puntazos en la noche del 16 de agosto pasado. El principal sospechoso es Martín Monzón.El defensor Miguel Ángel Varela indicó que su cliente nunca confesó el asesinato, pero admitió que aquella noche forcejeó con la mujer y en medio de esta situación se produjeron las tres puñaladas que acabaron con su vida. Incluida la que casi llegó hasta la médula.El autor luego descuartizó el cuerpo para deshacerse del cadáver y lograr impunidad. Hay un punto curioso. Tiene relación con las piezas dentales que perdió la víctima, al parecer producto de un golpe.Para el juez habría ocurrido antes del deceso, pero el acusado habría dicho que ocurrió después. Cabe preguntarse qué es peor.
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