El primer tramo de la avenida Costanera tiene varios teléfonos públicos, pero lejos de ser un atractivo turístico como las clásicas cabinas telefónicas rojas londinenses, están fuera de servicio, rotas y sucias. Allí, alguna que otra vez vimos a alguien usarlas, sonriendo o gritando en su interior. Y por qué no, descargando sobre el indefenso artefacto un momento de mal humor.La antigua costumbre de levantar el tubo del teléfono público y esperar la señal de tono para introducir una moneda en la ranura se convirtió en una práctica del ayer. Y donde antes las cabinas telefónicas eran el eje de la telefonía, hoy se encuentran los celulares. “Pero no creo que desaparezcan las cabinas telefónicas, como tampoco creo que van a desaparecer los locutorios o cibers”, indicó Patricia Bertolotti, Licenciada en Comunicación Social de la Universidad de La Plata y Master en Comunicación Digital (2001-UIB Barcelona-España).De acuerdo a la especialista, cuando vamos a una cabina telefónica estamos utilizando un servicio público “porque muchas veces no tenes el celular, porque quedaste sin señal o sin crédito y recurrís a éste sistema que es el teléfono público. Está ahí para resolvernos un problema, a disposición de todo el mundo que tenga a mano una moneda”.Y si bien “se achica la demanda”, Bertolotti sostuvo que “si uno viaja puede darse cuenta que las cabinas son muy necesarias. En los Shoppings siempre hay cabinas telefónicas, en los Aeropuertos, Terminales de Ómnibus o de Trenes”.En una recorrida de PRIMERA EDICIÓN por el primer tramo de la Avenida Costanera “Monseñor Jorge Kemerer”, se encontraron varias cabinas, de los cuales ninguna funciona.Todas las cabinas relevadas, sin excepción, están rayadas con graffiti, rotas, sucias y muchas con pegatinas de afiches. Una aguja en el pajarAl iniciar el recorrido por la Avenida Costanera desde avenida Gobernador Roca hasta la altura de El Brete, encontraremos cuatro teléfonos públicos.La primera cabina del recorrido, no tiene tubo, el visor no funciona y por supuesto, no tiene tono.A un par de cuadras, por la misma avenida, se encuentra el segundo teléfono, que devuelve todas las monedas. Tiene algunos panfletos, además de tener el tubo destruido en dos partes y la tapa de la base está rota, deja al descubierto un manojo de cables. Tampoco funciona.En el mismo trayecto, otra pieza de mobiliario urbano en desuso se deja ver, tiene una capa de restos de papel, con varios grafitis en líquido corrector al igual que los anteriores.Finalmente, el cuarto teléfono, que tampoco funciona, esta cubierto en pegatinas. La ranura para las monedas está trabada, tampoco tiene tono. En ese momento, una pareja que pasaba por ahí, extrañados de que alguien se acercara al teléfono público, ofreció como alternativa: sus celulares. Por la zona del microcentro tampoco se ven más teléfonos públicos. Y al recorrer parte de la ciudad se ven contados con una mano. Con lo cual el teléfono público dejó de ser un modelo viable de negocios.La cuestión de las cabinas telefónicas va más allá del problema de que no funcionen. Con el uso del celular pocas personas intentan realizar una llamada desde estos aparatos. El problema, reside en que las estructuras contaminan visualmente el paisaje urbano y se convierten en un obstáculo. ¿Qué se hará con ellas?“El avance de las tecnologías responde siempre a los intereses económicos, a un modelo de negocio. Y en el caso de las tecnologías digitales, también a un interés político. El desarrollo de las computadoras surge debido a la necesidad de conquistar el universo y mandar satélites al mundo” puntualizó Patricia Bertolotti.De acuerdo a la profesional, las tecnologías siempre están ligadas a una ideología y a un arreglo económico. “Y a partir de allí, la popularidad de los artefactos va apartando a la tecnología vieja, que termina por quedar obsoleto”.Partiendo de esta base, en el caso de la telefonía se creó un desarrollo muy importante “que abarcó gran parte del territorio nacional. Sin embargo, hoy el protagonista de todo esto es el teléfono celular que generó un impacto muy grande en la telefonía fija”.En Europa están pensando el destino que le darán a las cabinas telefónicas. En España, por ejemplo, las cabinas telefónicas no pueden desaparecer porque están previstas por ley. “La ley española, prevé que existan las cabinas telefónicas en la vía pública para asegurarse que se le brinde un servicio a las personas. No van a desaparecer, pero si achicarse en cantidad” precisó.Y finalizó, “algunas cabinas se transformaron en centros de carga para celulares. Muchas cabinas públicas que ya no se usan como cabinas telefónicas, ahora son centros de carga para autos eléctricos”.
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