Dijo que estos resultados se vieron en la capital misionera pero que hay centros urbanos importantes en el interior donde el aporte no se condice con la capacidad económica que tiene la parroquia, en contraposición a parroquias humildes que hicieron esfuerzos enormes."La lectura que hago es que las parroquias más pobres tienen una mayor conciencia a la hora de compartir y de pensar en el bien del otro. A veces en las parroquias con mayor capacidad económica hay menor conciencia a la hora de compartir", agregó. A su entender, la proporción es poca "si uno mira la capacidad económica y los estilos de vida que tiene mucha gente de esas comunidades. En las colectas no se refleja muchas veces esa capacidad, lo que significa que no hemos trabajado mucho el valor evangélico del compartir. Da la impresión que el concepto de lo solidario o el valor evangélico de lo solidario está mucho mas impregnado, comprendido y vivido en las parroquias más pobres y menos entendido y menos vivido en las parroquias mas pudientes".Confió que es evidente que "tenemos que trabajar mucho más una catequesis evangélica en algunos centros urbanos donde se puede dar la tentación de un cristianismo mas sacramental, de ir a misa, las devociones, pero con cierta desconexión con el compromiso con el hermano que sufre, el enfermo, el último, el marginado. Siempre está esa tentación de un falso cristianismo o un cristianismo aparente donde por ahí se cumplen normas o formas religiosas pero si no están conectadas o no termina en un compromiso real con el hermano que sufre, hay algo que no está funcionando. Es un poco lo que plantea permanentemente el Papa Francisco: no hay verdadera vida cristiana si no hay compromiso con el pobre".A pesar de todo, Barros sostuvo que "vamos mejorando en nuestro compromiso solidario, pero si uno piensa en lo que es la Diócesis de Posadas, 300 mil pesos no son un súper aporte. Es más lo que podemos dar aunque estamos mejor que el año pasado. Mas allá de los números, las cantidades, desde la jerarquía eclesiástica, colegios católicos, debemos rever cómo trabajamos esta comunicación de hacer entender a la gente que no hay cristianismo real, no hay verdadero seguimiento de Jesús, si no hay compromiso con los que sufren. Ese es el gran desafío. Algunos lo comprenden más, otros menos".Insistió con que hay que trabajar mucho el tema del compartir. "Si todos compartimos con las parroquias más pobres, solucionamos el problema a muchas. Aveces la cuentas de nuestras parroquias céntricas son enormes y en el barrios hacen empanadas y pastelitos para ir levantando las paredes de una capilla, y tardan dos años. Para mi es un tema fuerte que nos desafía, que no parece un signo evangélico que todavía estemos viviendo. Es injusto y antievangélico que este cuidando mi cuenta bancaria cuando puedo tranquilamente dar una mano a otra comunidad que no puede", concluyó.
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