La proximidad del ballotage que definirá quién será el nuevo presidente de la Nación a partir del próximo 10 de diciembre, y las políticas que aplicará para el sector agropecuario, genera grandes expectativas en toda la cadena agroindustrial.La similitud entre las propuestas de ambos candidatos, básicamente las relacionadas a la eliminación o la flexibilización de las restricciones comerciales (Roe’s, cupos, etc.) y la reducción de los gravámenes a las exportaciones (retenciones) llevó a que los operadores se anticiparan a los anuncios.Ello se refleja en el comportamiento de los precios de los principales granos en el Mercado a Término de Buenos Aires, principal termómetro de las expectativas futuras.Los incrementos registrados en las últimas semanas muestran que en el próximo ciclo se descuenta una comercialización más libre, sin la intervención oficial que veníamos observando desde hace varios años.Esta situación es bien notoria en el trigo y maíz, donde existía una fuerte presencia del Estado. Los precios internos esperados a cosecha marcan una clara correspondencia con los precios externos, aún en un marco de leves bajas de éstos.En trigo, considerando un valor FOB de exportación del orden de 225 dólares la tonelada, la posición enero se negocia con firmeza en torno a los 160 dólares la tonelada, valor este similar al precio interno teórico, descontadas las retenciones y los gastos de exportación. Si el análisis se hace sobre las cotizaciones a julio del nuevo año, los precios son todavía mejores, descontando así parte de los aranceles a la exportación vigentes.En el caso del maíz, el avance de los precios es mayor. Si partimos de un FOB para abril de 170-175 dólares la tonelada, los precios indicativos del Matba para abril -coincidente con la salida de la nueva cosecha- se ubican en aproximadamente 145 dólares la tonelada, lo cual implica un mercado sin restricciones para la normal operación e incluso una baja implícita en algo más de 10 puntos de los derechos de exportación actuales.Si bien en la cosecha fina es imposible evitar una caída de importancia en la producción, como consecuencia de una muy baja área sembrada, en la cosecha gruesa, en especial de forrajeros, se mantiene todavía la posibilidad de evitar una reducción en la superficie sembrada.Recordemos que la siembra de maíz se encuentra realizada en un 40 a 45% y se estima que hacia mediados de diciembre ésta puede alcanzar el 65 a 70%. De concretarse las expectativas de reducción o eliminación de las retenciones, ello permitiría revertir esa tendencia, con una mayor siembra de materiales de siembra “tardía”, ante la mejora en la rentabilidad de los productores.Todo ello sin considerar un probable ajuste en el tipo de cambio actual: Hoy el “dólar trigo y maíz” es de sólo 7,39 y 7,68 pesos respectivamente.Incluso en soja, donde el mercado está “invertido” es decir la cosecha nueva tiene precios menores a los equivalentes a la del ciclo 2014-2015 también se observa firmeza. Si bien la abultada oferta mundial impactó negativamente en las cotizaciones de este oleaginoso, las expectativas de cambios, especialmente en leves reducciones de las retenciones y un esquema cambiario diferente, incentiva a los productores a mantener, al menos, la siembra del ciclo anterior.
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