La diabetes constituye el trastorno endocrino/metabólico más frecuente en la infancia y adolescencia, y conlleva importantes consecuencias físicas y emocionales. Aunque se dispone de un tratamiento sustitutivo adecuado, todavía no se ha logrado evitar la aparición de complicaciones crónicas, pero si se puede controlar su aparición y retrasarlas con el control adecuado. "De ahí la importancia de que la atención al niño diabético no sea materia exclusiva de los endocrino pediatras o diabetólogos sino con una mirada integra guiada por el pediatra de cabeceral", explicó Fernando Lamas, médico pediatra Red Niños sanos, niños felices.Para la Organización Mundial de la Salud (OMS) "la diabetes tiene una definición eminentemente práctica: es una situación de hiperglucemia crónica que puede resultar de varios factores ambientales y genéticos que actúan conjuntamente". La forma más común en la infancia y en la adolescencia es la diabetes tipo 1 autoinmune cuyo comienzo es relativamente agudo, pero en la actualidad se registra un franco aumento de diabetes tipo 2 en niños, niñas y adolescentes debido al sobrepeso que desencadena insulinorresistencia. "Es importante prestar atención a los síntomas entre los cuales el más constante y precoz es la poliuria (orinar frecuentemente) y que se manifiesta con incontinencia urinaria nocturna en un niño que previamente controlaba esfínteres. Otros síntomas son: cambio de la personalidad, adormecimiento o cansancio, menor rendimiento escolar y en las actividades deportivas, alteraciones de la visión, dolor de cabeza", manifestó Lamas. En ese contexto, el especialista dijo que "si la enfermedad no se trata en una fase posterior pueden aparecer síntomas de gravedad como deshidratación, progresiva depresión del sistema nervioso central, somnolencia hasta estado de coma, cuando el paciente presenta cetoacidosis diabética. El diagnóstico de diabetes mellitus tipo 1 y 2 tiene profundas implicaciones para el niño y su familia. El tratamiento debe ser intensivo y abarca algunos aspectos clave: insulinoterapia o antidiabéticos orales, dieta, actividad física, autocontrol, educación diabetológica y aspectos psicosociales. Fuente: Noticias Argentinas
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