Viudo. Huérfano. Existen varias definiciones para explicar y conceptualizar la muerte de un padre, de una madre, de un esposo o esposa. Sin embargo, la humanidad aún no encontró el término exacto para describir la muerte de un hijo. Cuando eso sucede, todo se paraliza. Las palabras sobran.Juliana Rodríguez (51) forma parte de ese grupo de personas a las que no le cabe título. Junto con su hijo, murió también una parte de su vida. Oscar Bareyro (29) perdió la vida bajo las ruedas del camión que conducía su exsuegro, el abuelo de su hijo, después de una confusa discusión en el barrio Primavera de Eldorado.El hecho sucedió el 14 de marzo de este año y conmovió a la provincia, al punto que alcanzó incluso trascendencia en medios nacionales. Nadie podía creer que un hombre al mando de un vehículo de ese porte fuera capaz de algo semejante, más todavía ante un joven que apenas caminaba por una operación reciente en una de sus piernas.El camionero, de 56?años, se encuentra detenido e imputado por el delito de “homicidio simple”, por el que podría enfrentar penas de entre 8 y 25 años. Juliana confía en que se haga justicia y busca apoyo, además, en la autoridad divina para sostenerse y esperanzarse en que el o los culpables -como dice- paguen por lo que hicieron.A horas de haberse cumplido ocho meses del hecho, la mujer quebró el silencio y habló con PRIMERA?EDICIÓN sobre la mezcla de sensaciones que la atrapan desde que todo ocurrió.Juliana, ¿qué relación unía a Oscar con la hija del detenido?Ellos se conocieron cuando ella estaba por cumplir los 15 años. Se juntaron y ahí él tuvo un hijo con ella. Primero estaba todo bien, él era albañil, hacía sus changas, pero a veces no hay trabajo y la esposa no entendía. Vivían juntos; encima él le hizo una casita linda acá arriba de la cancha del barrio Primavera. Pero ella consiguió trabajo, se agrandó, y ahí empezó a insultarlo. Le decía cosas feas, le hablaba de uno de sus hermanitos, que tiene una enfermedad. Se ve que peleaban y el suegro le amenazaba con armas a mi hijo. Ese hombre vivía en el mismo terreno, al lado de la casa de ellos. Nunca hicimos una denuncia ni nada, pero?Oscar siempre decía que uno de los hermanos de ella sabía bien lo que pasaba”.¿Cuándo fue la última vez que vio con vida a su hijo?Fue ese mismo día que falleció. Yo vivo en el Kilómetro 1 (N. de R.:?el barrio Primavera está en el Kilómetro 3 de Eldorado) y él fue a visitarme para almorzar. “Vine temprano porque no aguanto más allá, porque esa mujer me hace la vida imposible”, me dijo. Yo ya lo vi distinto. Ellos estaban separados pero ella no le dejaba formar pareja nueva, no le dejaba estar con nadie. Sabía que él andaba con una chica;?conseguía el teléfono y la amenazaba por mensajes. Pero ella sí tenía una nueva pareja.Estuvo con nosotros hasta eso de las 14.30. Almorzó y se fue. Le dijimos que se vaya tranquilo. “Todo bien”, nos dijo. Esa fue la última vez que hablamos. Después, a la tardecita, yo no podía creer cuando me dijeron que lo habían matado. Me puse loca, no lo podía creer.¿Cómo fue el hecho en sí? ¿Qué saben ustedes?(N. de R.: responde Patricia, una de las hijas de Rodríguez y hermana de Oscar, que estaba a escasos metros de donde todo ocurrió) Ese día yo estaba acá con mi sobrina cuando escuchamos un ruido fuertísimo de un camión y salimos a mirar… (N. de R.: los recuerdos quebraron a la joven que, luego de varios minutos, logró continuar) Nosotros pensamos que el camión le había chocado a un muchacho que había pasado en bicicleta. Pero ahí vino un vecino y me dijo “le reventaron la cabeza a Oscar”. Ahí todos le corrieron al camión, golpeaban la puerta y le decían “pará, hijo de puta”, pero este tipo siguió de largo. Un muchacho en moto lo siguió hasta la casa, donde trató de esconderse.Después nos enteramos que Oscar venía de arriba, pasó por la casa de esta chica, que parece que estaba con su nueva pareja, y empezaron a pelear. Dicen que varios amigos fueron y le dijeron “Dejá Oscar, no vale la pena”, y le llevaron a la casa de una vecina.Lo que cuentan es que cuando él salió de esa casa vino el novio de su ex, el padre y dos hermanos de ella. Entre todos le empezaron a pegar y él no podía ni defenderse, porque estaba operado de una pierna y no podía correr. Rengueando cayó en una cuneta y ahí los vecinos pedían que le dejaran de pegar, que no podía ni defenderse.Por eso lo llevaron a la casa de otro vecino. Y?dicen que ahí escuchaban que el camión pasaba por la calle y aceleraba, como buscándole pleito. Entonces él salió y venía para acá por el borde de la calle. Cuentan que el camión aceleró y ella, su ex, venía atrás en moto, le tiró una piedra, él resbaló y cayó. Y ahí el papá de ella aprovechó y lo pasó por arriba con el camión. Murió en el acto.¿Hace cuánto se había operado Oscar? (N. de R.: Juliana retoma la entrevista) Él se operó el 9 de octubre de 2014. Y el hecho fue el 14 de marzo de 2015. Se operó porque tenía ligamentos y meniscos rotos, se había lesionado jugando al fútbol. Anduvo con muletas, pero ese día ya no tenía, aunque seguía rengo. Y?continuaba haciendo fisioterapia. Y aunque rengueaba y no podía correr, según los vecinos ese día corrió. Yo no sé cómo fue, pero los vecinos dijeron que el camión venía fuerte, como si anduviera por el asfalto.¿Es cierto que el hijo de él vio todo lo que pasó?Hay muchos testigos que vieron todo y dicen que el hijo de él también vio, que lloraba y decía “Mataron a mi papá, mataron a mi papá. Recién había cumplido siete años, el 3 de marzo, y eso fue el 14.¿Pide a la Justicia para volver a ver a su nieto?Sí, queremos verlo. No sabemos qué le dice ella, qué le inventa, si le dice que no le queremos más. Desde que todo esto pasó, ella lo hizo desaparecer de nosotros. Y él se crió acá, nosotros somos sus parientes. Él tiene el apellido de mi hijo.¿Qué le pide a la Justicia con respecto a Oscar?Y qué le puedo decir. A mi hijo no me lo van a devolver, pero ellos tienen que recibir el castigo que se merecen. Tener odio no sirve, no lleva a nada. Pero que Dios y la Justicia se encarguen.¿Cree que alguien más debería ser imputado en la causa?Se lo digo con una mano en el corazón… este hombre ya está allá en la cárcel, pero esa mujer también tiene que pagar, porque a ella la llevaron presa pero el lunes, cuando enterrábamos a Oscar, ya estaba afuera. Ella tuvo participación, si por culpa de ella pasó todo esto. Nunca respetó a mi hijo, le decía que no era nada, que ella tenía tipos que eran más hombres que él. Y él se encargaba de tod
o, de llevar al chico a la escuela, por ejemplo, cosas que ella no hacía.Si lo tuviera enfrente, ¿qué le diría al principal acusado?Yo le preguntaría si no le duele lo que hizo, porque él también tiene hijos. Ese es mi miedo, porque tengo dos hijos adolescentes que muchas veces dicen que si lo encuentran serían capaces de hacerle lo mismo, para que ellos sientan lo mismo. Nosotros, con los vecinos, siempre les decimos que eso no vale la pena. No vale la pena ensuciarse, porque este hombre ya está pagando… Pero igualmente le diría que piense otra vez en lo que hizo y que nunca más lo vuelva a hacer. Esto, a nosotros, nos duele mucho, ni a un animal se le hace algo así.¿Cómo recuerdan a Oscar?Él era muy bueno, amigo de todos los vecinos, se desvivía por su hijo. Por eso yo creo que hoy en día esa criatura debe estar sufriendo mucho, porque era muy apegado a su padre. Y Oscar tenía esas ganas de vivir, de hacer cosas. Siempre me decía que cuando pudiera volver a trabajar iba a hacer la casa de sus sueños, porque aquella casa ya la había perdido. A mí sólo me queda tristeza. Lo recuerdo todos los días. Era divertido, donde estaba no había problemas, no había tristeza, hacía reír a todo el mundo. Le gustaba mucho bailar. Por eso siempre que escucho música es como si lo tuviera acá al lado mío, de vuelta.Una familia atravesada por el dolor de la tragediaSólo aquellos que atravesaron la terrible pérdida de un hijo pueden saber lo que se siente; un sentimiento inexpresable en palabras, inabordable desde la racionalidad sencillamente porque no tiene explicación.Y como si no bastara con una, Juliana Rodríguez, una mujer de 51 años que trajo diez hijos a este mundo, debió atravesar dos veces por idéntica situación.Las dos igualmente trágicas. El 1 de agosto de 2009, su hijo Federico, de trece años en ese entonces, jugaba con un primo, de once, quien tomó el revólver calibre 22 de su padre sin saber que guardaba un proyectil en el tambor.El niño más joven manipuló el arma y sin querer efectuó un disparo que, lamentablemente, perforó la garganta de Federico y atravesó la médula; dejándolo parapléjico para el resto de su vida. Cuatro años después, la salud del chico desmejoró hasta que su corazón dijo basta. Federico murió en el hospital Pediátrico de Posadas.Juliana cuenta y llora; es que el recuerdo de Federico aparece en cualquier momento; en un objeto, en una imagen, en una broma, en una anécdota. Al igual que con Oscar, su otro hijo, de 29 años, al que, según las pericias policiales, un camión Mercedes Benz, tipo volcador, al mando de su exsuegro, aplastó el sábado 14 de marzo pasado, alrededor de las 17.45, en una calle del barrio Primavera de Eldorado, a tres cuadras del domicilio de Juliana.Cambian las circunstancias de muerte;?una accidental y la otra, aparentemente intencional; pero el dolor para Juliana Rodríguez es el mismo: el de dos partidas injustas y antes de tiempo.
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