Se trata de un 9% de argentinos que profesan los cultos evangélicos tradicionales y pentecostales, y pueden volcar los porcentuales de la segunda vuelta presidencial hacia el candidato oficialista del Frente para la Victoria o hacia la opción opositora de Cambiemos.Los asesores de campaña intentaron explotar al máximo la creencia de que los pastores o predicadores evangélicos pueden sugerir y hasta convencer a sus seguidores por cuál candidato votar.El argumento mereció, sin embargo, el rechazo de las federaciones evangélicas. “Sería insultar la inteligencia de millones de cristianos”, advirtieron ante una consulta de DyN.Scioli jugó fuerte para conseguir el voto evangélico al cerrar su campaña para los comicios del 25 de octubre con la presencia en el Luna Park de Ricardo Montaner, quien interpretó el jingle de campaña “Himno de la Victoria”.El cantante argentino-venezolano, converso del catolicismo al evangelismo, tiene un gran predicamento popular y no dudó en manifestar su apoyo al postulante kirchnerista. “El próximo presidente de los argentinos”, profetizó ante la militancia K. Dante Gebel, otro predicador influyente que moviliza multitudes, sobre todo jóvenes, se subió también a la “ola naranja” y se mostró públicamente junto al gobernador bonaerense que aspira a la Casa Rosada.“El apoyo a Scioli por parte de Montaner y Gebel es a título personal, no como referentes de nuestra fe”, se apuraron en aclarar las principales entidades evangélicas. La movida sciolista provocó también malestar entre los intelectuales de Carta Abierta, siempre reacios a apoyar la candidatura presidencial de Scioli.El malhumor se hizo evidente cuando el director de la Biblioteca Nacional, Horacio González, dijo que esperaba que la “política cultural” de Scioli no siga incluyendo a Montaner, un antichavista confeso, más allá de los “gustos” musicales del aspirante a residir en Balcarce 50.El frente Cambiemos apeló a una estrategia diferente para captar el voto cautivo de los evangélicos, al sumar referentes religiosos en las listas de Cambiemos a gobernador, intendentes y concejales.Una práctica que el PRO inauguró hace años con la incorporación de Cynthia Hotton, quien fue legisladora porteña por el macrismo, después creó su propio partido y previo a las Paso armó equipos evangélicos dentro del Frente Renovador de Sergio Massa.Cambiemos logró recientemente la intendencia bonaerense de Junín de la mano de otro evangélico, Pablo Petrecca, mientras que otro representante de la misma fe, David Schlereth, preside el Concejo Deliberante de Neuquén.No corrió la misma suerte la evangélica Aída Ayala, quien perdió en su intento de llegar a la gobernación provincial por el Frente Vamos Chaco que acompañó al candidato presidencial de Cambiemos. Pese a su derrota, la actual intendenta de Resistencia salió a pedir el voto a favor de Macri para la segunda vuelta.Tanto la Alianza Cristiana de Iglesia Evangélicas de la República Argentina (Aciera) como la Federación Argentina de Iglesias Evangélicas (FAIE), las más representativas de esta creencia, no manifestaron preferencias por ninguno de los dos presidenciables, pero fuentes eclesiásticas reconocieron a DyN que subyace cierto descontento por lo que consideran “promesas incumplidas” de los Kirchner.Pese a que en esta década supuestamente “ganada” hubo una mayor flexibilidad en la inscripción de los cultos, los máximos referentes evangélicos cuestionaron que no se haya avanzado en la aprobación de una ley que equipare “en todo sentido” a estos credos con la Iglesia católica. “No alcanza con la libertad religiosa, es necesaria una real igualdad religiosa”, advirtieron.Las federaciones evangélicas exteriorizaron su neutralidad de cara al ballotage del 22 de noviembre con convocatorias a rezar por los dos candidatos, porque, aseguraron, la elección será el resultado del “poder de la oración y la voluntad de Dios”.Por Guillermo VillarrealAgencia Diarios y Noticias (DyN)
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