El proceso electoral que iniciaron las Paso del 29 de agosto pasado y que prosiguió con el sorpresivo final de las elecciones del 25 de octubre, ubicando a Mauricio Macri en el ballotage mediante un caudal de votos inesperado, y traccionado fundamentalmente por el triunfo de María Eugenia Vidal en la Provincia de Buenos Aires, recaló finalmente en una polarización de resultado impredecible.A una semana de los comicios, que anuncian una reversión del ciclo kirchnerista de doce años, cualquiera sea el ganador, Macri y Daniel Scioli se verán las caras hoy en un debate televisivo, pautado en sus detalles por la ONG “Argentina Debate” con base en la Universidad de Buenos Aires, careo mediático que ya es parte del folclore electoral en muchos países, pero que entre nosotros resulta una novedad absoluta, si se prescinde del fallido antecedente de octubre pasado.Por la cercanía de la elección, se estima que pueda inclinar la balanza influyendo en una franja de más de un millón de votantes todavía indecisos. Por ello, el debate se constituye, anticipadamente, en el punto alto de la larga campaña electoral que culminará el próximo domingo 22. Paradójicamente, si bien Scioli fue ganador en octubre, con una diferencia a favor de tres puntos porcentuales, la mayoría de los analistas colocan al jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires en el rol de favorito, y, basándose en las encuestas. Aunque, en las últimas contiendas electorales, los sondeos previos han quedado desubicados de los resultados.El debate de 75 minutos de duración, que sólo en el área metropolitana captaría la atención de cinco millones de personas y será transmitido por los cinco canales de aire, entre otras señales de cable de noticias, páginas web de diarios como www.primeraedicion.com.ar, radios como Santa María de las Misiones 89.3 en Posadas, contempla una cuidada y espectacularizante puesta en escena, en la que se incluye una claque de 500 invitados especiales, y dos contingentes de 40 personas acompañando en obligado silencio a cada candidato.Karina Rabolini y Juliana Awada, esposas de los que debatirán, los candidatos a vice Carlos Zannini y Gabriela Michetti, Lorena Scioli y Jorge Macri, serán algunos de los asistentes silenciosos a un duelo que si bien tendría una importancia decisiva para la decisión de último momento de una amplia franja de votantes, notoriamente no es el fuerte de ninguno de los dos candidatos, a tal punto que entre el electorado independiente -o indeciso- se dice que el debate va a ser arduo, porque muchos, entre quienes no están alineados a uno u otro lado, “cuentan que cuando lo escuchan mucho a Macri les da ganas de votarlo a Scioli, y viceversa”. “La fortaleza de Scioli es el bagaje de los doce años kirchneristas, mientras que la de Macri es la gestión en la ciudad”, recordó Artemio López, de la Consultora Equis, para quien la forma en que llega cada uno de los contrincantes a esta jornada decisiva no es importante, ya que existiría “una nueva paridad por las expectativas de los votantes”.Grado cero“Los dos arrancan de cero, ni siquiera cuenta lo sucedido en la primera vuelta”, arriesgó López en declaraciones a un medio porteño. Entre los miles de análisis que se hacen a esta altura, especulando sobre el contenido de los discursos y las presuntas fortalezas y debilidades de los duelistas, este augurio de una nueva paridad registra una realidad que no escapa a nadie, la definitiva naturalización de la llamada “videopolítica”, basada en los formatos rígidos del marketing electoral, sustituyendo a las formas tradicionales de hacer política.La fuerte incidencia del aspecto publicitario endo cero esta instancia deja por momentos fuera de escena al trasfondo político -y económico- real, para privilegiar la sugestión retórica de la imagen, el efecto del discurso sobre el televidente promedio y la seducción a toda costa del votante indeciso; todo lo cual condiciona el resultado final en términos de verdad del discurso. El debate de hoy, sin embargo, cumple con el formato típico de las mejores de sus variantes internacionales, ya que se proyecta sobre un escenario de visible polarización que puede ser influido por lo que se diga en la pantalla, y de ahí modificar conductas en el cuarto oscuro; más allá de que predominen los efectos de marketing y ninguno de los contrincantes muestre totalmente las cartas. Según se anticipó, el formato incluirá como temas específicos, Economía y Desarrollo social; Seguridad y Derechos Humanos; Educación e Infancia; Fortalecimiento Democrático y un final libre de preguntas y respuestas.Mejor no hablar…La gran pregunta que difícilmente deje en claro el debate, en tanto, se refiere a la evolución de la economía en este período final del segundo mandato de Cristina Kirchner y a las medidas que tomará el nuevo inquilino de Balcarce 50 el día después de su llegada al cargo, ya sea si se cumplen las expectativas de un nuevo comienzo con el candidato de Cambiemos surfeando una fuerte ola “Anti K”, o aparece a último momento la reacción de una “mayoría silenciosa” en defensa del modelo y del inconsciente colectivo peronista, que se espera en el sciolismo. La trascendencia de las expectativas y de un debate que descansa en la imagen de los candidatos no oculta, de cualquier modo, la incertidumbre sobre temas centrales de la coyuntura, como la inflación y el atraso cambiario, o la continuidad de cuestiones características de la última década, sea la política en las áreas de Derechos Humanos, el financiamiento a programas sociales y/o los incentivos al consumo, como el programa Ahora 12. En los debates en democracias de larga data como los países nórdicos, dicho sea de paso, el cuadro de preguntas se arma por lo general en base a temas muy específicos, como por ejemplo, porcentajes de aplicación presupuestaria a cada área y tarifas de distintos servicios, además de algunos temas generales. En comparación, el temario del mano a mano de hoy opta por conceptos amplios sin abundar en precisiones. Por lo que se desprende de la campaña, a Scioli no le fue bien en su estrategia de jugar a ganador seguro y mostrar hasta los ministros y funcionarios que lo acompañarían mientras en su discursos sobreactuaba el alineamiento con el gobierno K. A Macri, quien habló más de la cuenta en algunos casos, al asegurar que eliminaría el “cepo cambiario” en un día, por ejemplo, y cambió de opinión varias veces respecto a medidas populares del kirchnerismo, tales como la renacionalización de YPF o Fútbol Para Todos; se posicionó sorprendentemente de la mano del triunfo de Vidal en tierras bonaerenses. Para los analistas, la actual estrategia del macrismo, de esconder bajo la alfombra a los economistas y hablar de “la unidad de los argentinos” y “el cambio”, u otros tópicos, le rinde beneficios indudables al captar el humor social dominante y no arriesgarse a que una aparición pública del fantasma de Domingo Cavallo le reste adhesiones en sectores de las clases medias y en los nichos de los sectores populares que supo influir en octubr
e.El debate, de cualquier modo, obligará -es de esperar- a definiciones políticas y económicas precisas. Aunque es sabido que todo se calcula, se instrumenta y se pone en juego en estas lides, hasta detalles como la elegancia de los vestidos de las dos presuntas primeras damas, o el color de las corbatas de los protagonistas. Es que, dada la paridad de fuerzas, que no deja de ser un hecho pese a que hoy es Macri quien va arriba en los pronósticos, como lo hacía Scioli en octubre, el resultado del debate tiene preocupados a ambos candidatos y sus asesores. De mayorías y minoríasEsta semana, la nota política se dio en la sede del Tribunal Electoral, donde los partidos de oposición reclamaron con carpas y huevazos, que el organismo revea su resolución de distribución de bancas en casi medio centenar de municipios donde no se respetó la manda constitucional de destinar un tercio a las minorías. El viernes, casi a la medianoche, el Tribunal ratificó su decisión lo que desembocará mañana en nuevas presentaciones hasta llegar a la Corte Suprema de Justicia, aunque no se sabe si antes del 10 de diciembre cuando deban asumir los proclamados del oficialismo.La otra nota política, fue el auto anuncio del médico Lisandro Benmaor que será el reemplazante de Joaquín Losada en Desarrollo Social, durante el mandato del gobernador electo Hugo Passalacqua. En pocos días más, el partido gobernante, dará a conocer a los demás integrantes del gabinete misionero, donde se esperan más cambios, especialmente en ministros y subsecretarios que hace casi una década que gobiernan, con el desgaste que ello conlleva.Se esperan figuras jóvenes, que traigan aires nuevos a la renovación, en convivencia con dirigentes de más experiencia política.
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