Ubicada a sólo 60 kilómetros del Aeropuerto Internacional Dos Guararpes, en Recife, cuenta con más de 18 kilómetros de playas de arenas claras y aguas esmeralda, alejadas del barullo de la ciudad. En este lugar se puede disfrutar de una piscina natural de tibias aguas poblada de peces de colores, donde es posible experimentar los paseos marinos, y la visita a los acuarios naturales que se encuentran en los arrecifes de corales.La infraestructura hotelera es de nivel internacional, con resorts que ofrecen todas las comodidades casi sobre el mar. La oferta gastronómica es muy diversa e incluye frutos del mar, pastas italianas, platos regionales y otras delicias culinarias. Esta región posee además de sus playas, numerosos ingenios azucareros, los cuales conforman una guía para los interesados en la historia y en las actividades industriales.PlayasLas siguientes son algunas de las principales playas que rodean Porto de Galinhas:Playa Camboa: es una playa desierta de un kilómetro y medio de extensión. Su nombre en tupí significa aguas tranquilas. Sus principales atractivos son los arrecifes que forman piscinas naturales poco profundas, sus arenas blancas y los cocoteros. Playa Muro Alto: es una playa un poco más concurrida, de dos kilómetros y medio de extensión. En buena parte de su extensión se forman riscos de arena que alcanzan los tres metros de altura, formando una especie de paredón hacia el mar, de allí su nombre. A lo largo de esta playa, los arrecifes también forman piletas, donde la gente puede disfrutar de baños tranquilos, en aguas cristalinas y tibias. Playa Cupe: se ubica al norte de Porto de Galinhas y cuenta con una longitud de 4 kilómetros y medio. También tiene formaciones de arrecife salpicadas a lo largo de toda su extensión, pero en algunos sectores desaparecen, permitiendo que se formen grandes oleajes, que los surfistas saben aprovechar. Playa Porto de Galinhas: es uno de los destinos más conocidos del litoral sur del país, con fama mundial. En estos 4 kilómetros de extensión la arena es fina y blanca, y hay cocoteros, aguas cristalinas y tibias. En las piscinas naturales que se forman se puede nadar rodeado de peces multicolores que habitan entre los arrecifes. Playa Maracaípe: es muy frecuentada por los surfistas, tiene un oleaje fuerte, que combinado con la transparencia del agua y la abundancia de palmeras, ofrece un espectáculo asombroso a sus visitantes. Pontal de Maracaípe: sus aguas cristalinas y tibias son el escenario perfecto para los que busca un baño en aguas calmas. Otras atracciones son los manglares del estuario del río.Playa dos Carneirs: está 55 kilómetros al sur de Porto Galinhas. De aguas transparentes y poco profundas, abundantes palmeras, naturaleza intacta y ese aire encantador de un típico pueblo de pescadores, es para muchos uno de los balnearios más bellos de Pernambuco. Su espectacular paisaje puede disfrutarse en caminatas ecológicas o paseos en barco y jangada.Qué hacerUn entorno de playas vírgenes: en la localidad se encuentra una de las mejores playas de Brasil, de fina arena blanca, cocoteros y piscinas naturales que son un sello distintivo Las piscinas naturales de coral: en toda la extensión de su costa se repite un espectáculo natural: los arrecifes forman piscinas naturales de aguas transparentes a metros de la playa, que según las horas y las mareas, suelen estar pobladas de peces de colores de la zona. La historia del lugar: “Galinhas” como nombre tiene una historia. Al pasear por las zonas más céntricas de la ciudad encontraremos numerosas estatuas de “gallinas” donde los turistas no pierden oportunidad de tomar fotografías. A mediados del siglo XIX, el lugar era un puerto de desembarco de esclavos. A modo de evadir la prohibición, el comercio de esclavos se “disimulaba” con el transporte de gallinas de Guinea. Disfrutar de la playa en todo momento: Porto Galinhas es famoso por sus playas y ambiente tranquilo, incluso con buen clima en cualquier momento del año. Mil formas de disfrutar el mar: todo gira en torno al mar, y la variedad de playas y costa permiten encontrar un rincón para cada gusto.
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