Yvonne Regalado es quien crea y recrea a las que antes se las llamaba peponas y patilargas; las muñecas artesanales hechas de trapos y con sus rostros pintados, muy expresivos.PRIMERA EDICIÓN la vio en el rincón de muñecas que creó en la Expo Mujer donde llevó ocho muñecas y así como atrajo a este medio lo hizo también con la gente. Al regresar a su casa, Yvonne había vendido siete de las ocho que había hecho para la ocasión. La historia de esta emprendedora es muy particular, pues nunca "cosí en mi vida, tampoco pinté ni nada que se parezca a lo que hoy se convirtió en mi pasión". Confesó que todo llegó a sus manos como por cosas del azar, ya que su mamá "tenía una máquina de coser que no iba a usar más y me la regaló. Había quedado ahí porque justo fuimos de vacaciones. Le dije a mi prima que le iba a hacer una muñeca así que cuando volví me puse a buscar en Internet hasta que vi estas muñecas, diferentes a las que actualmente se están haciendo y muy parecidas a las de antes. Incluso me acordé de cuando era chica, me dio mucha ternura porque yo no pude tener una así". Sondeando y con la ayuda de su esposo Daniel confeccionaron unos moldes, como copiando lo que mostraban en la página web y así surgió la primera pepona. Confiesa que "cuando la vi terminada me sentí en las nubes, orgullosísima de mí misma. No podía creer que pude hacer algo así y que me haya salido tan linda. Le pinté la carita completa, probando diferentes formas de ojos. Tanto me gustó que me dispuse a hacer para mis mellizas, y luego me pidieron y me vi envuelta en este emprendimiento". Las muñecas son de tela y rellenas, sus cabellos también son de tela de polar y todo surge ahora como desde lo más profundo, creatividad pura. Cuando Yvonne se sienta a hacer sus muñecas, el mundo se detiene, ella se transporta y le encantaría seguir allí, pero tiene que atender a su familia. Después de trabajar durante quince años en un reconocido supermercado local, Ivonne renunció para dedicarse a sus hijos, Gastón que ahora ya tiene 17 años y las mellizas Maia y Aixa de 9. "Con la escuela tenemos bastante trabajo, pero igual tengo tiempo para dedicarle a mis muñecas. Si bien es cierto que no vivo de este emprendimiento, sí me da muchas satisfacciones porque yo ya estaba pensando en que ahora que los chicos están más grandes podía hacer algo para ayudar en la economía de la casa y de pronto me pasa esto, que descubro mi pasión en estas muñecas".
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