Las aguas residuales que producen las ciudades pueden ser reutilizadas, para los cultivos. Esta experiencia se desarrolla, hace más de cien años, en México y hace unos años lo impulsa la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, FAO (Food and Agriculture Organization, por sus siglas en inglés) en diferentes países. La propuesta es utilizar las aguas residuales como fuente alternativa de riego, expuso Pilar Román de la FAO Regional Chile, quien trabaja en proyectos sobre manejo de recursos naturales.Fue una de las disertantes de la jornada internacional de Riego y Uso del Agua con Fines Productivos que se realizó en el Centro Cultural Le Parc de Guaymallén (Mendoza) hace unos días. Evento organizado por el Banco de Desarrollo de América Latina CAF, la Unidad para el Cambio Rural (UCAR) del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de Argentina y el Departamento General de Irrigación de Mendoza.Tras la conferencia dialogó con varios medios del país, entre ellos con Isabel Carrera, de radio Antena Uno, y señaló: “a nivel mundial hay 330 km cúbicos de agua residual, de éstas solo el 20% está tratada. Por lo tanto el 80% no tratado va a los cuerpos superficiales contaminando. Entonces, lo que este proyecto quiere hacer –a nivel mundial e inter agencial con Naciones Unidas- es que se cambie de paradigma y no se hable de calidad de agua”.La propuesta de la FAO, a través del proyecto en el que participa Román, es hablar de un “enfoque de barrera”. Es decir, cuando llega el agua residual al cultivo sea la calidad que sea, se haga una barrera de cosecha, desde la producción hasta el consumidor para evitar el traspaso del patógeno. Explicó que estas barreras tienen varias fases, la primera es la producción del agua residual, donde la barrera sería un tipo de tratamiento. La siguiente es en campo de cultivo, ahí se puede hacer una fito depuración o solarización. Otra opción es implementar cultivo restringido o dejar secar. A modo de ejemplo, Román mencionó que en los países de África no riegan en dos semanas antes de la cosecha. Entonces, “con solarización los patógenos mueren. En el momento de la cosecha se aplican las prácticas de manejo adecuado y lavado del alimento por si ha sido contaminado”, apuntó. También, “en campo se instrumenta el riego localizado o subterráneo superficial, para evitar el contacto del agua residual con las hojas o frutas”, detalló como otra alternativa. Por último, cuando el alimento llega a la cocina se pela la fruta, se cocina la verdura o se aplica la gotita de cloro en el agua de lavado. “Luego cuando la persona va a consumir, es necesario que sea consiente que si hay un problema no debe consumirla”, insistió Román. Pero aclaró que normalmente el agua residual no se emplea para cultivos alimentarios sino para plantaciones de algodón, maíz y de tallo largo que son los frutales.Evitar que lleguen los patógenos Más adelante, Román expuso como otro ejemplo que una ciudad de 500 mil habitantes emite 32 hectómetros cúbicos de agua residual y tiene un radio de enfermedades del 10%, lo próximo que existe en Argentina. “La meta para llegar al límite de salud sería uno cada cien mil, esto sería bajar cuatro unidades logarítmicas. Entonces el enfoque de barrera debe estar diseñado de tal manera que cada tratamiento esté asociado a una unidad logarítmica para reducir”.Así –describió- en un tratamiento de lagunas facultativas hasta terciarias se tendría hasta seis unidades logarítmicas de reducción, “lo cual sería mucho”. Aseguró que alcanza con cuatro reducciones de unidades, “pasa por un proceso de estabilización y luego por uno de secado al sol o con cultivos restringidos”. De esta manera, “se evita el contacto de los patógenos con el ser humano, que son virus como el de la hepatitis o bacterias como el de la Escherichia coli, o los parásitos como las tenias”.“Hay diferentes formas de recuperar el agua o los efluentes. Esto es una negociación entre los diferentes organismos del estado, no hay una receta o una metodología. Solo tienen que sentarse a negociar las prestadoras de servicios, los gobiernos municipales, los organismos de consumidores, asociaciones de productores y de medio ambiente, entre otros, después diseñar un sistema acorde a las necesidades”, afirmó. Una experiencia interesante se realiza en las afueras de Lima (Perú), donde existe una planta de tratamiento de agua residual primaria y secundaria para regar un parque recreacional. “El lugar tiene mucho éxito y concurre mucha gente. En algunos momento puede oler un poco raro, pero por lo general no”, contó Román sobre el uso otorgado al líquido recuperado. En tanto, donde la iniciativa ya lleva más de cien años es en la ciudad de México, que utiliza agua residual el Valle de Mezquital.Costo de la inversión“Puede ir desde los cien mil al millón dólares. Depende mucho de los factores, no hay un precio fijo. Una opción es construir una laguna o un reservorio pequeño, según el tamaño de la comunidad. Luego de dos semanas ocupan el agua para el riego”, planteó la investigadora.El trabajo de investigación sobre el uso de agua residual es continuo. Román mencionó que en México llevan cien años regando con agua residual y siguen teniendo un montón de datos sobre hormonas, metales pesados, materia orgánica y otros tipos de elementos. “Esto está evolucionando constantemente encontrando nuevos datos y nuevas formas. Perú es uno de los más avanzados en las investigaciones”, finalizó.
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