El joven de 18 años que cayó desde un techo en construcción en el barrio Itaembé Miní el jueves por la tarde falleció durante la mañana del viernes a raíz del shock hipovolémico, también denominado hemorrágico, producido por un corte en la arteria femoral detrás de la rodilla derecha.Los padres de Octavio Ojeda, esgrimiendo sus creencias religiosas -pertenecen al credo Testigos de Jehová-, se negaron a una transfusión de sangre tras la intervención quirúrgica a la que fue sometido en el Hospital Escuela de Agudos "Ramón Madariaga".De acuerdo a voceros consultados, el accidente que le provocó la lesión a Ojeda se produjo a las 19.15, y fue operado inmediato su ingreso al nosocomio. La intervención quirúrgica fue realizada con la negativa expresa por escrito de los progenitores a que reciba sangre.Finalizada la operación, Ojeda fue derivado al sector de Terapia Intensiva, hasta las 6.35 del viernes en que se confirmó su fallecimiento.Según fuentes inobjetables, los galenos antes y después de la cirugía, le solicitaron y fundamentaron a los padres lo primordial que resultaba para salvar la vida de Octavio una transfusión sanguínea, ya que había perdido más de tres litros en el tiempo transcurrido entre el accidente y su ingreso al Madariaga. Pero ratificaron su tajante negativa.Todos los profesionales que asistieron al herido quedaron conmocionados porque la operación había sido exitosa ya que la herida fue cerrada rápidamente."Sólo restaba que Ojeda reciba la sangre disponible en el banco del hospital", confió a PRIMERA EDICIÓN un profesional de la salud de intachable trayectoria. Pero los familiares no cambiaron su controvertida postura.VOCESQuerencio: "La transfusión era esencial para mantenerlo con vida"El jefe de Unidades Críticas del Hospital Ramón Madariaga, Orlando Querencio, explicó las circunstancias en las que Octavio Ojeda llegó herido al sector de Emergencias y las medidas que se tomaron para intentar salvarle la vida. "La transfusión de sangre era esencial para mantenerlo con vida (…) Había ingresado con un shock hipovolémico por la cantidad de sangre que perdió a través del corte en el paquete vascular de la rodilla", manifestó Querencio, consultado por este medio.También recalcó que "la lesión se solucionó con la intervención quirúrgica, pero necesitaba sangre ya que había perdido tres litros aproximadamente".También admitió que la negativa de los padres a que se le inocule sangre, generó "impotencia, una conmoción fuerte, porque los médicos luchamos para salvar vida y ante esta situación chocamos con un problema severo si no se respeta la voluntad. Hicimos todo lo posible, dentro de las limitaciones que nos puso la familia"El médico admitió que lo sucedido genera polémica y reaviva el debate por los alcances de la medicina y los preceptos o creencias que interponen, como en este caso los Testigos de Jehová, un freno o límite al servicio de salud pública."Casos como éste nos dejan en claro que hay ocasiones en que lo científico no va de la mano con lo religioso, con creencias que impiden inocular medicamentos o sangre, no respetarlas nos pone frente a un severo problema legal", reflexionó Querencio."A este chico se lo intervino rápidamente y con todos los recursos a disposición. La operación fue exitosa, se le había solucionado la lesión, y era esencial que recibiera sangre".Padre Barros: "Es exagerado, la fe y la ciencia van de la mano"La noticia corrió como reguero de pólvora y generó todo tipo de argumentos, de uno y otro lado. A los fines de enriquecer el debate, PRIMERA?EDICIÓN habló con el sacerdote Alberto Barros, referente religioso a nivel local, quien explicó la postura de la Iglesia Católica al respecto y brindó su entender sobre el polémico tema."Con todo respeto por la gente que profesa esta religión, es necesario aclarar dos cosas. Primero que, quienes creemos en Dios entendemos que es un Dios de la vida, un Dios creador del universo. Entonces, de alguna manera es muy contradictorio creer en ese Dios de la vida y después no hacer todo lo posible para que una vida pueda salir adelante cuando existen los medios médicos. Es exagerado, la fe no se opone a la ciencia; al contrario, van de la mano", explicó Barros.Sobre la línea de pensamiento en cuestión, el religioso explicó que "los testigos de Jehová hacen una interpretación literal y por tanto equivocada de algunos textos bíblicos del Antiguo Testamento. Son interpretaciones deformadas de textos que tienen más de dos mil años, que se dieron en contextos distintos", advirtió Barros.Luego agregó que "se habla de prohibiciones que en su momento recibió el pueblo judío sobre no comer determinados animales, no consumir su sangre, que tienen que ver con épocas donde se buscaba que el pueblo de Israel no entre en costumbres paganas que eran propias de otros pueblos. Lo que se quería era evitar ese tipo de cultos paganos".Barros sostuvo que "desde la fe no existen prohibiciones; no hay fundamentos bíblicos, ni religiosos ni humanos para prohibir una transfusión de sangre. Entiendo que esta religión obra de buena fe, convencidos de lo que hacen, pero es un convencimiento erróneo, es una interpretación equivocada, más allá de que uno la respete" y ejemplificó que "si uno ve las historias de la biblia, Jesús siempre está sanando, dando vida. Jesús aparece como el gran curador de la vida. Entonces es contradictorio aceptar a Jesús, a Dios, y no cuidar la vida".Por último, más allá del aspecto religioso, el sacerdote habló sobre el lado netamente humano del caso. "No se entiende que existiendo la posibilidad de sanar una vida, no se la sane por una idea religiosa que no se condice con la racionalidad humana. La fe planifica la razón, no la contradice. La razón indica que si hay una vida, hay que sanarla. Es esa la razón que mueve a los médicos a curar y salvar vidas. Esto termina resultando una posición extremista, exagerada, basada en una interpretación deformada que termina yendo en contra de la vida humana", cerró Barros.Eduardo Paredes: "La Constitución tutela el derecho a esa voluntad"¿Puede existir responsabilidad penal en un caso como el ocurrido en las últimas horas en Posadas??Para conocer el abordaje legal de este tipo de hechos, PRIMERA?EDICIÓN?buscó la palabra del especialista en leyes Eduardo Paredes.El abogado explicó que casos de este tipo son frecuentes en la Argentina desde la década del noventa. "Hay interpretaciones y antecedentes, y lo cierto es que constitucionalmente debe ser aceptada esa posición, porque el titular del bien jurídico, en este caso el bien ‘vida’, es quien debe disponer sobre ese bien", explicó el abogado del fuero local, quien agregó que esto sucede siempre y cuando se trate de un adulto, ya que en caso de un menor de edad "la voluntad de salvar la vida está por sobre la de los padres".Paredes reconoci
ó que no existe una posición absoluta al respecto, aunque indicó que la jurisprudencia adoptada en el país permite abordar la cuestión desde el punto de vista antes mencionado."Si vos sos Testigo de Jehová y te diagnostican diabetes y te tienen que amputar una pierna, por ejemplo, el paciente puede decir que no e irse a su casa sin que nadie pueda ir en contra de esa voluntad", ejemplificó el entrevistado sobre la denominada "libertad de persona"."La Constitución tutela el derecho a esa voluntad. Las constituciones liberales como la nuestra tienen la perspectiva de que el sujeto está frente al Estado y ese Estado debe reconocer al sujeto como tal. Entonces esa persona es libre para vivir y libre para morir, siempre y cuando no provoque daños a un tercero. El derecho sólo puede aceptar reconocer esa conducta por más que en apariencia sea irracional. El Estado no puede adoptar una posición paternalista o autoritaria de medicar a la fuerza", cerró.Casos cercanos1- El caso de Pablo Albarracini (38) trascendió a los medios nacionales y encendió la polémica en todo el país. El sábado 5 de mayo de 2012 fue baleado durante un robo en su casa, en San?Justo, Buenos Aires. Recibió seis balazos que lo dejaron al borde de la muerte. Los médicos indicaron que una transfusión de sangre facilitará la posibilidad de sobrevida, pero entonces estalló el debate:?Albarracini había firmado un acta bajo escribano público en el que aceptaba su condición de Testigo de Jehová y prohibía cualquier tipo de transfusión en un caso extremo. Ante la situación, la mujer de la víctima -de la misma religión- ratificó el pedido de su marido, pero el padre de Albarracini rompió el silencio y exigió que el hombre reciba sangre para salvarse. Llegó incluso hasta la Corte Suprema de Justicia de la Nación, que finalmente decidió aceptar la voluntad de la víctima. Pese a ello, Albarracini pudo recuperarse y algunas semanas después fue dado de alta. El caso puso en el tapete de la opinión pública el debate que sigue hasta hoy.2 – Un caso similar registrado en Posadas sucedió en junio de 2014, en el Hospital Escuela de Agudos Ramón Madariaga. Hasta allí llegó una adolescente de trece años de la misma religión, con un cuadro de cáncer de huesos que obligaba a reemplazarle el área ósea afectada. Pese a que la transfusión de sangre era el método más sencillo para llevar adelante la cirugía, los médicos debieron realizar un método diferente en el que le extrajeron, "limpiaron" y "transfundieron" su propia sangre a la menor, que sobrevivió.3 – Mercedes Pucheta (60) no corrió la misma suerte que en los casos anteriores. La Testigo de Jehová, sufrió traumatismo de cráneo y tórax luego de protagonizar un siniestro vial en Corrientes. Una transfusión de sangre le daba "muchas chances de recuperarse", al decir de los médicos, pero la Justicia provincial resolvió acatar la voluntad de la mujer, que falleció en el Hospital Escuela de la capital de esa provincia el miércoles 3 de junio de este año. "Podríamos haberla salvado, nos quedó ese gusto amargo", dijo uno de los médicos.
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