El joven de veinte años detenido el sábado pasado en Apóstoles confesó haber <a href="http://www.primeraedicion.com.ar/nota/209276/matan-a-remisero-de-dos-puntazos-en-la-yugular-en-un-asalto.html">asesinado a puñaladas al remisero Julio Braganza</a> con el objetivo de apoderarse de los 400 pesos que el trabajador del volante había recaudado ese día, consignaron las fuentes consultadas por PRIMERA EDICIÓN.La autoincriminación se produjo en el marco de la declaración indagatoria que el imputado prestó ante el juez de Instrucción 4 de Apóstoles, Miguel Ángel Faría, quien lleva adelante las pesquisas por el lamentable episodio que enlutó a esa ciudad.Braganza tenía cincuenta años; era un tipo laburador y muy apreciado en Apóstoles; porque además jugó en la Primera División de la Liga Apostoleña de Fútbol.El único detenido, de quien se sospecha se encontraba bajo los efectos de alguna sustancia alteradora cuando ocurrió el crimen, fue imputado del delito de "homicidio en ocasión de robo"; aunque esa calificación deberá ser refrendada por el Ministerio Público Fiscal al momento de efectuar el requerimiento de elevación a juicio.El cuerpo de Braganza apareció el sábado, alrededor de las 1.40, en un camino del paraje La Cachuera, distante a unos siete kilómetros del ejido urbano de Apóstoles.De acuerdo con la reconstrucción provisoria; el asesino arrojó allí el cadáver y se retiró al volante del Fiat Uno rojo con el que la víctima se ganaba la vida.En ese vehículo habría ido hasta su casa, en el paraje Las Tunas. Una versión indicó que allí se habría cambiado de ropa; pero la realidad es que al momento de su aprehensión llevaba un buzo y pantalón jean completamente manchados de sangre.Tras el hallazgo del cuerpo, los investigadores pudieron determinar que el coche de Braganza había sido visto dos horas después en el barrio Timbó Viejo.Una arista llamó poderosamente la atención de los vecinos: cuatro jóvenes empujaban el Fiat Uno que, al parecer, se había quedado sin nafta. Al parecer, uno de los testigos reconoció a los sospechosos y brindó esa información a la Policía.Así fue como, sucesivamente, cayeron las personas que empujaban el coche de alquiler aquella madrugada del sábado 5. Además del joven de veinte años, que confesó el hecho, fueron apresados otros tres; dos de ellos adolescentes.Mayor mala suerte para estos tres, imposible. Por una acción solidaria; la de acercarse a empujar el auto de una persona necesitada, casi terminaron vinculados a un homicidio atroz.La Justicia constató que no protagonizaron más que esa acción y decidió dejarlos en libertad ese mismo sábado. El miércoles, el único sospechoso no aguantó la culpa y reconoció su responsabilidad penal. Tras el arresto de los cuatro, los investigadores, dependientes de la Unidad Regional VII, allanaron el domicilio del principal sospechoso y allí encontraron un cuchillo con manchas de sangre.Este elemento y las vestimentas del ahora único imputado serán sometidos a pericias para determinar, en forma indubitable, si son del mismo patrón genético que el trabajador del volante, consignó el portavoz de la fuerza de seguridad provincial.
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