En octubre último el Ministerio de Gobierno anunció la instalación de más cámaras de seguridad en distintos barrios posadeños y entre ellos figuraba Villa Sarita, donde se habían producido una serie de robos domiciliarios violentos y el arrebato en la vía pública era cada vez más frecuente. Según los propios vecinos, poco duró el “temor” de los “amigos de lo ajeno” porque los mismos continúan operando “como si nada”.Pocos días atrás hubo una reunión espontánea de los vecinos de Villa Sarita, donde participaron representantes de varios sectores, y en la oportunidad se planteó la necesidad de lograr un mayor compromiso de la policía en materia de seguridad o bien recurrir a un propio sistema de videovigilancia.“Nos caracterizamos por ser un barrio tradicional, con vecinos ilustres y otros simples trabajadores. No es una zona comercial a pesar que se abrieron algunos negocios, más allá de los almacenes, entonces consideramos que no es difícil controlar, hacer una ronda policial cada tanto, porque enseguida se puede notar quienes andan con intenciones sospechosas, de querer ingresar a un domicilio o violentarlo”, indicó Mario Sánchez, vecino de Villa Sarita.Las calles que circundan la cancha de Guaraní Antonio Franco, como así también el Parque Paraguayo, las escaleras y miradores que dan a la Costanera, son considerados los lugares en los que hay que tener mayor precaución.“Esto lo armamos con los propios vecinos y la policía lo sabe muy bien. Sabemos que la comisión vecinal trabaja con los foros de seguridad, pero eso es lo formal, es algo administrativo, lo que pretendemos es una acción más directa, más real, no por ello vamos a negar todo lo que puedan conseguir en beneficio de todos”, apuntó Sánchez.A su turno, José Rodríguez, aportó que “conocemos las limitaciones de la policía en cuanto a móviles y personal, tampoco queremos vigilantes en forma permanente, pero deberían ajustar las rondas. Suelen pasar días sin que veamos un solo móvil por la zona”.Y en cuanto a las cámaras, Rodríguez dijo que “todo hace pensar en que no funcionan o nadie controla porque siguen los casos de arrebatos, en especial contra adolescentes, el tema de los teléfonos celulares y las mochilas, que son los más recurrentes. Igual pasa con las personas mayores o las mujeres, son las principales víctimas y nunca hay una intervención espontánea”.Admitió Rodríguez que “estamos evaluando colocar un sistema propio de cámaras, por calles, que nos va a permitir al menos disponer de lo que queda grabado y en todo caso saber si funcionan o no”.
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