Laura tenía 22 años cuando subió por primera vez a una motocicleta. Fue en Oberá de 1965 “y yo dije ‘Dios mío, es un sueño’. Desde ese momento soñaba con viajar, recorrer pueblos y conocer personas”, recordó con dulzura la mujer que hoy tiene 72 años y 50 de ellos, al mando de una motocicleta que la llevó a recorrer todo el país, parte de Paraguay y Brasil. Pero ella no viaja sola. En los años ‘70 por motivos laborales viajó a Buenos Aires y allí, conoció a un muchacho, Horacio Bellón, quien desde ese momento, la acompaña en la ruta de la vida. “Nos conocimos en Buenos Aires, él tenía una moto y un día le dije ‘te quiero decir algo, pero vas a pensar que estoy loca: ¿querés ir a Misiones en moto’? y me dijo ‘sí’. Fue como tocar el cielo. Nuestro primer viaje y nunca más paramos”.“Y nos vinimos. Me encantó el verde, la naturaleza y el reviro. Yo tengo a mi familia en Buenos Aires pero cuando vine a Misiones me atrapó. Y decidimos venir a vivir en el ‘78”, detalló Horacio, jubilado de 75 años.Y si bien Laura es modista y Horacio, un exempleado de la Municipalidad, coinciden que su historia trascurre sobre dos ruedas y en las rutas. Justo allí, donde vivieron “miles de inclemencias. Porque eso es vivir. Salir, recorrer, ver el mundo, reír y agradecer a Dios por la vida”. Y eso lo hacen juntos desde hace 43 años.Historia de viajes“Hace poco sacamos un crédito para poner linda la casa pero un día le pregunté a Horacio: ‘Qué te parece si compramos el equipo que nos falta para la moto y salimos a vivir lo que nos queda de vida. Si estamos encerrados acá nos ponemos más viejos. Dale… vamos’. Y nos fuimos a comprar las camperas, botas, cascos buenos y viajamos. Él tiene todo lo que yo quiero”.“Yo recuerdo una vez”, así comenzó Laura, el relato de uno de sus tantos viajes. Y rápidamente, siguió “cuando viajamos hasta el Moconá y llovió por dos días seguidos, tuvimos que ir por ruta 17 a Iguazú. Un paisano nos dijo ‘ojo con el Cerro El Tigre que es bravo’. Nosotros íbamos con cuidado y cuando pegamos la vuelta, un paredón. ¿Cómo subimos? Estaba el paredón y el precipicio, logramos salir pero pasamos tanto nervio. Después de ese viaje dormimos 48 horas. Lo que pasás en la ruta no puede explicarse. Y en la ruta a veces tenés sueño, cuando él se dormía yo le golpeaba el casco con el mío. También nos pasó quedarnos con poca luz y alumbrar con linterna”.Unos “Pilinchos ruteros” Hace un par de años, la pareja dio origen a los “Pilinchos ruteros”, se trata de un grupo de motociclistas que representan a Oberá en los encuentros motoqueros. “Y le pusimos el nombre porque todos los animales como: halcones, águilas, lobos o tigres son poderosos. Y nosotros somos perfil bajo, unos pilinchos ruteros pero esos pilinchos son hermosos y humildes”.Actualmente son más de siete los integrantes, incluso con una sucursal en Aristóbulo del Valle.
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