El paquete de medidas anunciado por el presidente Mauricio Macri, en una reunión de la UIA ante un auditorio que incluyó a algunos de los más poderosos industriales del país, impactó positivamente en el empresariado; que estaba a la espera de iniciativas que ayuden a resolver la pérdida de competitividad. Los tres principales anuncios; anulación de las retenciones a las exportaciones de manufacturas, modificación del esquema de declaraciones juradas anticipadas de importación y desmantelamiento del régimen de información, son reclamos del sector que fueron trasladados, sin recibir respuesta, al gobierno saliente.Además de abrir el camino a un nuevo escenario de apertura económica, los exportadores dieron la bienvenida no sólo el alivio financiero que significa la quita de los derechos de exportación, menores que en los productos del campo, sino también la liberación de las trabas burocráticas a la gestión de importaciones vitales para mantener la producción.Junto a la eliminación de retenciones a los productos agropecuarios, en el caso de la soja una reducción arancelaria, la política industrial anunciada promueve un nuevo escenario, a la vez prometedor y complejo, que pondrá a prueba la dinámica de un sector estratégico como el exportador; afectado en los últimos años por la triple presión de la crisis en los mercados externos, los excesos burocráticos y el tipo de cambio atrasado. Nadie ignora, en tanto, que las medidas anunciadas conforman un marco de incentivos que deberá completarse con otras medidas de gobierno y con la acción mancomunada de quienes intervienen en el sector. El propio presidente instó a la búsqueda de acuerdos superadores: “Estamos contrarreloj, no tenemos más tiempo que perder. Tenemos que sentarnos con los sindicalistas y las empresas para fijar marcos, planes estratégicos de mediano y largo plazo”. La sinergia positiva entre el sector empresario y el nuevo gobierno es un aliciente no menor frente a un complejo desafío.
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