Las edificaciones que todavía se alzan majestuosas en la Misión Jesuítica de Trinidad, distrito paraguayo, trascendieron al uso que le dieron Guaraníes y sacerdotes, ya que también fueron en si el lugar donde se instalaron los pioneros del pueblo. Al llegar, éstos inmigrantes se encontraron con las reducciones muy “ganadas” por la vegetación, con lo cual hubo que iniciar una dura tarea de limpieza. Finalmente, al lado de lo que fue el campanario armaron dos viviendas a las que les colocaron piso y las comunicaron entre sí mediante la abertura de puertas. Esas viviendas se utilizaron para discutir asuntos pertinentes al Municipio y la toma de decisiones de la Sala de Juntas. También se hallaba allí el Registro de las Personas donde inscribieron a los primeros nacidos del pueblo. De hecho, hasta hace 80 años aproximadamente se los seguía inscribiendo allí. “Con el paso de los años, los pobladores que iban creciendo en número se mudaron hacia los alrededores de las reducciones y no dudaron en llevarse las piedras para utilizarlas como bases para sus casas, muchas de las viviendas más antiguas de la ciudad tienen vestigios de nuestras reducciones”, dijo a PRIMERA EDICIÓN Dahiana Romero del departamento de turismo municipal tras una caminata por el inmenso predio rocoso y vegetal.En la época de las expulsiones, sólo se tomó el procedimiento con los sacerdotes, no con los nativos. Se tuvieron que ir los Jesuitas e hicieron su ingreso en América los Franciscanos y Dominicanos.A Trinidad llegaron Franciscanos. Lo primero que hicieron fue derrocar al Cabildo de los Nativos y lo segundo fue extraer el eje de la bóveda de la iglesia Mayor, pensando que estaba hueco y cargado de oro. Eso causa el segundo y definitivo desplome de la edificación.Descubrimiento“Si queremos ver el lado positivo de las cosas, contaremos que ese desmoronamiento se convirtió en siete metros de escombro que quedaron así hasta que a partir de 1980 se empezaron las primeras excavaciones científicas. Cuando se llegó a la parte del piso se hallaron 17 esculturas de madera policromadas. Son las únicas en el mundo conservadas de la época de los Jesuitas y entre ellos está la Imagen de la santísima Trinidad del Paraná que representan al Padre, Hijo y Espíritu Santo. Era una imagen que se colocaba en los barcos que recorrían el Paraná para poder evangelizar", sonrió con orgullo “y las tenemos nosotros”, destacó la mujer. Las imágenes están en custodia del templo católico de Trinidad levantado en el pueblo y se las puede ver en cualquier visita.
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