El nuevo Gobierno jugó una carta fuerte con la eliminación del cepo cambiario, en palabras del ministro Alfonso Prat-Gay, “un sistema insostenible que ahoga la economía”.El macrismo describió a una de las aristas del Gobierno kirchnerista como un sistema “que mató la oferta de dólares y no frenó la demanda”, más aún, porque lo hizo sin poner como contrapartida de la medida un plan que abarque cuestiones monetarias y sobre todo fiscales. Así las cosas, el ministro Prat-Gay intentó llevar un poco de calma y aplicar una dosis de voluntarismo a la hora de cumplir con lo anunciado en la campaña.La ingeniería financiera del nuevo Gobierno contempla volver a las normas cambiarias que existían antes de la imposición del kirchnerismo y hay que anotar que, de momento, hay un aluvión de pesos en la calle que pueden ser el combustible del precio del dólar, por más que mañana el Banco Central de la República Argentina salga “a jugar el partido en la cancha” para defender el valor de la moneda local a un precio que no altere las expectativas.El nuevo Gobierno dice que sigue este camino porque considera que “el cepo nos hizo perder la mitad de las reservas” y también porque claramente fue una de las promesas de campaña, aún a riesgo del deslizamiento hacia los precios, sobre todo de bienes de la canasta de consumo. “Levantar los cepos es el puntapié inicial para poner la economía en el sendero de crecimiento”, fue uno de los argumentos del flamante ministro. La cita fue una referencia muy clara a la vocación de ir avanzando sin sobresaltos, pero también a ritmo sostenido.Con todo, queda por ver el finalísimo veredicto de los mercados financieros, ya que habrá que ver si hay confianza y se opta por transitar ese camino o si esos dos o tres flancos débiles van a ser aprovechados para forzar una suba de precios y así contestarle con el bolsillo a la voluntad de “normalización” hecha, como dijo el ministro Prat-Gay, con “equipo y seriedad”.
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