Cuando las fechas se utilizan para festejar dan alegría al corazón y en diciembre, en algunas partes del mundo, el ocho se festeja el día de la Inmaculada Concepción de María.Hoy voy a compartir con ustedes la experiencia de mi visita a la supuesta casa de la María la madre de Jesús, cerca de Éfeso, Turquía. Es un sitio turístico ordenado y prolijo, rodeado de flores. En la cima del monte está la pequeña capilla bizantina, en la que dicen vivió María.Cuando digo la supuesta casa, es porque no hay pruebas arqueológicas para confirmar que allí vivió María con Juan el apóstol.Pero sigamos con la visita. Fue cuestión de caminar por los jardines y la mente se refrescaba. Traía a mi memoria la historia de la Virgen con el discípulo más joven de Jesús, huyendo de Jerusalén luego que habían crucificado a su hijo, los dos ocultos en estos páramos.Recrear el hecho histórico se me hacía difícil por el parloteo de la gente y las explicaciones a gritos, en distintos idiomas, de los guías turísticos. Era lo más parecido a la torre de babel, con tantas lenguas moviéndose en el aire.Por lo cual, decidimos con mi esposo ir por el camino lateral, siguiendo un jardín lleno de flores y así desembocamos en la pequeña capilla, custodiada por un grueso árbol de tronco retorcido.La visitamos, rezamos y continuamos con el paseo por el predio. Llegamos a la fuente del agua, el agua es elemento conductivo y presente en todos los sitios místicos, sagrados. El agua es el puente entre el vacío de los misterios y el hombre; ella no sabe de lenguas pero es tan clara y simple que ilumina con su transparencia la conciencia y sacude el alma, y cuando digo sacude, es fiel reflejo de la palabra.Fue pararme a un costado de la fuente y sentir en el vientre un sacudón muy fuerte, y un flash en mi cabeza, que hizo verme en las entraña de mi madre. No era una imagen maravillosa, todo lo contrario, me veía como un remolino lleno de energía moviéndome en su vientre. Cuando esta imagen desapareció y sentí el cuerpo laxado y la mente vacía.Comprendí el mensaje, era tan claro y simple, tan veraz y concreto.Los templos de piedra tienen sentido para alimentar la FE, pero el contacto con lo espiritual, el medio y el fin está en nuestra alma, ella vive en nuestro templo, en cada célula y se comunica con nuestra mente, con el universo y con el mundo espiritual, a través de la intuición.No fui a ver una aparición de la Virgen a Turquía, solo a conocer, y me encontré con la fuente de agua y lo inmaculado del vientre de todas las mujeres, hayan parido o no.María madre trasciende las palabras escritas, el misterio. Ella nos habla en el silencio del vientre, en el silencio de la mente en un plano totalmente diferente del dogma, porque se relaciona con nuestra alma. Esto que digo no es para convencerte de teorías, es para que sientas el amor, la protección, la calma, el consuelo, la alegría, la fuerza y sin pedir nada a cambio, sin necesidad de viajar a los confines del mundo.No la busques en los templos de piedra, porque ella no procede de las piedras; no la quieras encerrar en conceptos mentales porque su significado no pertenece a la mente; solo la puedes sentir desde el alma. Deja que ella te envuelva con su manto, con su perfume y te llevará silenciosamente a su vientre. No interpretes la vivencia, no la califiques, porque la consciencia no puede hacer dos cosas simultáneamente.Ella hablará contigo con sonidos que no pueden ser reproducidos por las palabras, entras en un espacio divino, donde la idea que tengas de ella desaparece y te conviertes en su hijo y ella se convierte en tu madre, en la madre de tu madre y de tu padre, de tu hermana y hermano, sobrinos y abuelos.Una cosa es nombrar a María la Inmaculada, la virgen, la madre de Jesús, otra es María la Madre que vive en la eternidad.Deja que ella toque tu corazón, y comprenderás que no quiere influirte, ni convencerte de ninguna teoría, filosofía o ismo; ella no hace distinción porque no divide, ella representa la vida que nace del vientre, ella es la madre, te puede sacudir parada a un costado de una fuente, en la orilla de un arroyo, mientras duermes, o en este preciso momento.Hasta la próxima semana. Paz y Bien.Colabora: María Benetti MeiriñoAutora de libros y guía para meditación. [email protected]
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