El bono de 400 pesos para los beneficiarios de la asignación universal por hijo, la asignación universal por embarazo y los jubilados que perciben el haber mínimo; que anunció el gobierno nacional; busca constituirse en un paliativo para los sectores más vulnerables en un momento en que hay preocupación por las subas de precios de los productos de primera necesidad.Ante la incertidumbre respecto al traslado de la devaluación a los precios al consumidor, el Gobierno nacional tuvo que salir a advertir que si prevalecen las actitudes especulativas apelaría a una apertura de las importaciones, si es necesario, como compensación. El bono, aunque de efecto coyuntural, es una medida oportuna, sin dudas, para asistir a los hogares argentinos comprendidos entre 20 y 25% de la población que se encuentra en situación de pobreza, según destacó la ministra de Desarrollo Social de la Nación, Carolina Stanley, al hablar en el contexto del anuncio del bono especial de fin de año."Esta situación nos obliga a trabajar para determinar dónde están, cómo se encuentran, y poder llegar de la manera más efectiva", enfatizó Stanley.Los aumentos excesivos de precios, sin embargo, afectan también a sectores que se ubican por encima de la línea de pobreza y reavivan el proceso inflacionario heredado de la década pasada; conspirando de esta manera contra el reordenamiento en curso. En un delicado contexto, y tras los cambios en el marco macroeconómico que introdujo el Ejecutivo nacional en su primera semana de gobierno, sería de esperar que quienes son formadores de precios, en cada cadena comercial o productiva, se decidan a dar un voto de confianza a la nueva gestión y actúen con la prudencia que exige el momento actual. En el inicio de una nueva etapa, que es balance de una década, es necesario dar al factor tiempo la consideración que merece y aportar al objetivo de recuperar el crecimiento. El cual no se logrará si las demandas sectoriales, fundadas o no, se anteponen al bien común.
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