La creciente demanda internacional de carnes vacunas prevista para la próxima década, la expectativa de cambios en la política macroeconómica argentina y la necesidad de producir más novillos pesados para satisfacer la exportación, brindan a la actividad porcina un panorama más que promisorio para los próximos años. Estas fueron las principales conclusiones de una jornada que la empresa de genética porcina Agroceres Pic realizó recientemente en San Nicolás. Los puntos a revisar: doble estándar sanitario, comercio informal y la puesta a punto de las estrategias de marketing.Las oportunidades para la actividad, fueron enumeradas por el analista Víctor Tonelli, quien, basándose en el último informe de FAO-OCDE, prevé que entre 2015 y 2024 “el consumo mundial de carnes por habitante/año se incrementará alrededor de un 5%” impulsado fundamentalmente por “la urbanización que hace que la demanda siga aumentando de una manera sostenida, principalmente en Asia (en especial China) y África”. Este impulso es una oportunidad indirecta para la carne porcina argentina. “A nivel mundial, la producción de carne vacuna presenta limitaciones vinculadas al medio ambiente y los bajos niveles de stock de los principales países abastecedores, lo que mantendrá los precios altos”, explicó Tonelli. En ese sentido, opinó que en la Argentina “la carne vacuna debería ir cediendo espacio en el mercado interno para aprovechar la potencialidad que le ofrece ser uno de los productores de mayor prestigio en el mundo”.El factor políticoLa principal duda sobre si la Argentina podrá aprovechar este escenario pasa por las medidas sectoriales que aplicará el nuevo Gobierno nacional. Sin embargo, Tonelli se muestra confiado. “Ante cualquier escenario económico, no imagino a nadie que pueda seguir con las políticas perjudiciales hacia la carne”, dijo.Según su visión, en el mejor de los escenarios, con la eliminación de las retenciones a las exportaciones “y los permisos de exportación, con un tipo de cambio único”, y con mercados como China, Estados Unidos y Canadá y las Cuotas Hilton y 481 disponibles, la Argentina “va a tender a traccionar la producción de animales pesados con lo cual tendrá que retener los terneros que antes se mandaban a faena”.Optimista, dijo que “debemos recuperar protagonismo en las exportaciones ante un mercado internacional en crecimiento y sub-abastecido”. Esto no sólo tendrá un impacto en la producción y el comercio, sino también cambios de expectativa a largo plazo: “Se retomará la producción de novillos y aumentará la productividad de la cría. Aumento paulatino de las exportaciones, limitado por la disponibilidad de novillos trazados y caída de la oferta para el mercado doméstico”, manifestó.Además, Tonelli anticipó que en los dos primeros años se producirá un incremento de precios en todas las categorías, con mayor impacto en novillos para exportación y novillitos de invernada de 290/330 kg listos para terminación en feed lots. “Precio de la invernada alto en relación al gordo para faena aunque menor al último año por baja en la relación gordo/maíz y una caída en la oferta de carne vacuna en el mercado doméstico que será reemplazada por carne de pollo y cerdo”, concluyó.Trabajo en comúnMás allá del marco político, Tonelli señaló que “es vital trabajar en forma coordinada entre ambas cadenas, la vacuna y la porcina, en la misma dinámica del acuerdo histórico de la carne firmado en julio. Tenemos 90% de temas en común y para alcanzar el objetivo vamos a tener que dejar de lado ciertos prejuicios o antinomias y sentir que somos mucho más socios que rivales”.Entre los desafíos del sector porcino, el especialista enumeró la necesidad de “reducir el mercado marginal y la evasión sanitaria, previsional e impositiva. Desarrollar estrategias de marketing para mejorar el conocimiento de su carne ante el consumidor; reducir el precio al público y trabajar en estándares sanitarios”.A modo de conclusión, resaltó: “A nivel mundial, la carne vacuna va camino a transformarse en una delicatesen, en algo reservado para pocos. ¿Tiene sentido que ocupe un espacio tan importante en el mercado interno cuando la demanda de proteínas animales puede ser satisfecha por la carne porcina?”, finalizó. De acuerdo a datos de la Asociación Argentina de Productores de Porcinos, en 2004 cada argentino consumía unos 4 kg anuales entre chacinados y cortes frescos mientras que el año pasado la ingesta total se elevó a 14,5 kg. Fuente: Agritotal.com
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