Otro de los objetivos primordiales es perpetuar nuestra herencia, aunque muchos no lo saben, es por eso que fuimos “dotados” de una poderosa fuerza de atracción hacia nuestro complemento sexual, a esto llamamos “sexualidad” con la cual la naturaleza tiene asegurada su continuidad generando nuevos especímenes.La sexualidad junto al amor, es la unión indispensable con que cuenta la naturaleza, para perpetuar la información que transportamos en nuestros genes o herencia.Como consecuencia de lo anterior aparecerán nuevos seres en miniatura, inmaduros y pedigüeños, los cuáles deben ser satisfechos y cuidados por largos años, que a pesar de todo el esfuerzo que nos dan, en general nos vamos encariñando con él.Dentro de la tarea que tenemos está dotar a nuestros niños de todo lo necesario para su subsistencia, no sólo en lo material sino en lo mental con ideas, en lo emocional, en lo espiritual y qué “valores” trasladarle para que sea feliz y exitoso en su vida.Estos “valores” son las “ideas fundamentales” que guiarán su proceder, que no vienen incorporados en nuestra herencia, son transmitidos de persona a persona por la comunicación oral y por el ejemplo de los más grandes.Todos transmitimos valores, pero los padres o tutores y el resto de la familia tienen la mayor obligación con sus hijos, viéndose sus resultados con el tiempo sobre si llega a ser un hombre de bien o no.El amor es el valor más importante que debería existir en “toda” relación, ninguna afinidad seria y permanente se lograría sin amor, este permite un ida y vuelta entre los seres sin interés, ni mala interpretación.El valor del amor no se enseña dándole al niño una definición para memorizar, sino con pequeños grandes actos que se expresan diariamente, como una caricia, una comida servida sonriendo, una advertencia con firmeza que sólo busca un daño mayor, una explicación clara o un límite marcado sin violencia.Si el niño es tratado bien, con respeto, en un ambiente calmo y se le satisfacen las necesidades básicas, podrá entender el valor del amor, el orden y la higiene, donde en la vida en convivencia debe haber un orden en el justo medio para todos.En toda acción que hagamos, los beneficios son nuestros, pero también lo deben ser las consecuencias, a esto nosotros le llamamos “responsabilidad” o sea hacernos cargo de todo lo que emprendemos; esto se enseña con el ejemplo de los adultos, si nos escondemos después de insultar o agredir, o nos avergonzamos de nuestros errores y fracasos mintiendo sobre ello, nuestros hijos que siempre “nos marcan de cerca” aprenderán lo mismo.Cada persona según su edad tiene responsabilidad de algo, por lo que es bueno que podamos asignar tareas a cada niño y que sea responsable por ellas, siempre adecuada a su edad, como por ejemplo limpiar el cuarto, ordenar los placares, poner la mesa, recoger los platos después de comer, guardar los juguetes luego de jugar, no gritar en la siesta para no molestar a los vecinos, estudiar, trabajar.Tenemos la tendencia de hacer todo nosotros porque lo hacemos más rápido y mejor que los niños, pero nuestra impaciencia no es buena para educarlos, debemos evitar hacer todo nosotros por los más chiquitos, pues toda ayuda innecesaria que nosotros les demos le restará a su accionar e inventiva, esto es todo parte de ser responsable.También es bueno que cuando se le complica una situación a nuestros niños, porque excede sus posibilidades, debemos enseñarles a buscar alternativas, a no frustrarse, a no “explotar” y a no abandonar la tarea, sino a entender que muchas veces para un problema, la mayoría de las veces hay varias soluciones.Los niños deben aprender a ser felices con lo que tienen, a no ser insatisfechos, ni quejosos, ni envidiosos en busca de lo que posee el otro, la felicidad se logra con una construcción que suele ser compleja, siendo la “paz interior” el núcleo fundamental, y que no depende de las meras circunstancia de ganar o perder, de tener o no tener, de reír o llorar.Los padres tendemos a darle todo y lo mejor a nuestros hijos, más aún si crecimos con falta de “algo”, tratamos de inundar a nuestros chicos de ese algo que carecimos, para tapar ese sufrimiento que tuvimos y que ellos no lo padezcan.Esta tendencia a darle todo, lo mejor y evitar todo sufrimiento a nuestros niños, tiene la intención de que no sufra seguramente nacido de nuestra bondad interior, pero todo esto si no se mide y regula puede lograr el efecto contrario en los niños, produciéndole la imagen irreal de una vida superabundante, que le complicará su futuro.Podemos crear por un lado un niño caprichoso y que demanda todo, que cuando no logra sus deseos se transforma en un tirano intolerante, sembrando esta conducta para toda su vida.Por otro lado estos chicos se pueden transformar en seres conformistas y satisfechos, sin una actitud de superación particular, que evita mirar hacia el futuro, elementos que necesitan todo proyecto de vida.Es por todo lo anterior que debemos educarlos con el valor del amor, pero con los límites adecuados para cada edad, buscando que le den valor a lo que se les da, con el conocimiento de que todo beneficio que poseen se debe al esfuerzo de alguien.Todo niño debe “esforzarse” para obtener algunas de sus cosas, aunque no tengan necesidad sus padres, pues el esfuerzo es una buena educación para el futuro logro de objetivos.En cada familia encontraremos miembros de diferentes edades, los niños en general tienen la atención de los adultos, pero los que están en el otro lado de la edad, como los ancianos, que pasan a un segundo plano y mayormente a ningún plano.Es por ese significado distorsionado que tenemos incorporado en nuestra mente, que “el que no produce no come y es de descarte”, debido a esto lentamente los ancianos se van deslizando en una pendiente de olvido, molestia e invisibilidad.Debemos esforzarnos por retornar a los de más edad al camino de la participación, del reconocimiento y del lugar justo que merecen, mostrándole respeto, admiración y estima. Pero no olvidemos que no sólo con las palabras se enseña, sino que debemos ser ejemplo con nuestros actos.Por J.L. Bazán – MédicoDeseo tu opinión: joseluisbazan1@gmail.com
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