"El cierre del 2015 va a estar en una franja cercana al 33. Estamos terminando de definir pero esa sería la cifra con la que tendríamos que ir a las paritarias, y al mismo tiempo exigir una cláusula de revisión a los seis meses, porque la posibilidad de que la inflación sea del 40 o del 45 en 2016 es bastante grande", puntualizó el referente sindical en una entrevista con NA.Precisó que "un techo del 26 por ciento", como pretende el Gobierno, obligaría al sector trabajador a acudir a la paritaria "de rodillas", y denunció que el objetivo de la Casa Rosada es "bajar el poder de compra de los asalariados". "Los trabajadores no somos la prioridad de este gobierno", lanzó Yasky, que se manifestó en contra de la propuesta gubernamental para reeditar un acuerdo económico y social que ponga límite a todos los precios de la economía, incluyendo salarios. En tanto, fustigó las declaraciones recientes del ministro de Hacienda y Finanzas, Alfonso Prat Gay, quien había sugerido que a diferencia de años anteriores, los trabajadores deberían moderar sus pretensiones salariales a fin de preservar las fuentes de trabajo, lo que calificó como una "extorsión".También aseguró que "es muy factible" la reunificación de las dos facciones en que quedó dividida la central obrera, a la vez que resaltó que ya hay gestiones para que los distintos sectores sindicales marchen juntos el 24 de marzo y el 1° de mayo.Y sostuvo que la exjefa de Estado Cristina Kirchner "va a ser una referentes de la oposición", e incluyó en el mismo plano al excandidato presidencial Daniel Scioli, al tiempo que destacó el valor de la "unidad" para no repetir las "prácticas de desgaste" del 2015.Prat Gay sugirió que los trabajadores deberían priorizar las fuentes de trabajo por sobre sus pretensiones de aumento salarial. ¿Cómo toma esos dichos?Creemos que subyace una suerte de extorsión en las palabras del ministro. El ministro comete el error de subestimar a los dirigentes sindicales que tienen un mandato claro, que es no convertir en términos contradictorios el empleo y el salario. Hay grupos de empresarios muy poderosos que con dos dígitos de desocupación en el país estarían más tranquilos porque, efectivamente, si uno va a discutir con mayor desempleo, la presión de los sindicatos disminuye. No queremos volver a eso.El Gobierno manifestó que quiere impulsar un consejo económico y social para discutir metas de inflación. ¿Esto es viable en la Argentina?Es muy difícil discutir eso porque los precios ya aumentaron. La flecha que ellos dispararon está en el aire y ya no va a ir para atrás. Entonces sólo nos queda discutir el único precio que todavía no se definió que es el precio de la fuerza de trabajo, porque todavía las paritarias todavía no se hicieron. El Ministerio de Economía dejó trascender que el objetivo es una pauta salarial en torno al 26 por ciento. ¿Que cifra tiene en mente usted?Un techo del 26 por ciento es tan bajo que casi nos obligaría a ir de rodillas a la paritaria. El ministro no tiene en cuenta que en noviembre hubo casi 4 de inflación y en diciembre casi 5 por ciento. El 26, 27 o 28 por ciento hubiera sido razonable si la inflación del año hubiera cerrado en torno a los 25 puntos que era lo que se esperaba hasta octubre. De acuerdo a lo que estamos viendo con cifras de Eduardo Basualdo, de Miguel Bein y del propio Rogelio Frigerio, el cierre del 2015 va a estar en una franja cercana al 33. Estamos terminando de definir pero esa sería la cifra con la que tendríamos que ir a las paritarias, y al mismo tiempo exigir una cláusula para revisar dentro de seis meses, porque la posibilidad de que la inflación sea del 40 o del 45 en 2016 es bastante grande.¿Usted augura un escenario de pérdida de poder adquisitivo del salario para 2016?Sí. Nosotros teníamos un esquema de un modelo social que consistía en la paritaria libre, la movilidad jubilatoria, el Consejo de Salario mínimo vital y móvil y el pleno empleo. La recuperación del poder adquisitivo coexistía con una inflación que generaba ruidos pero siempre se estaba por lo menos empardando la inflación. Desde el 2003, y a excepción de un solo año, siempre logramos recuperar salario dos o tres puntos por encima de la inflación. Hoy el esquema que aplica el gobierno está inspirado en otro modelo social. Para ellos, bajar el poder de compra de los asalariados es el requisito para reducir la presión inflacionaria. Es lo que ellos llaman "enfriar la economía". ¿El movimiento obrero debería darle un período de gracia al Gobierno?El conflicto no siempre es la medida de fuerza. Cuando se confrontan distintas miradas, ahí hay un conflicto de intereses. Por ejemplo si el Gobierno me dice que no sirve el pleno empleo. Ese es el pensamiento de un gerente de multinacional. Ellos ven un tablero más grande y dicen: "¿Quiénes son estos argentinos para que tengan 6,5 puntos de desocupación cuando en Europa hay más desempleo?". Ahí hay un conflicto de intereses. Las medidas de fuerza tienen otros tiempos. Hay muchos trabajadores de muchos gremios nuestros que han votado a este gobierno y que lógicamente tienen su expectativa. Algún día el bolsillo les dirá si su voto estuvo bien o mal y si tienen que empezar a reclamar o no. Es un proceso que tienen que hacer. De nada serviría inventar jornadas de lucha cuando en la gente eso no está. Macri prometió en campaña modificar la base de Ganancias pero la medida se sigue haciendo esperar. ¿Cómo analiza este hecho?Llama la atención la asimetría enorme que existe entre la velocidad para resolver el tema de las retenciones para el agro y la velocidad para resolver esto que fue leitmotiv de la campaña electoral. Queda claro que los trabajadores no somos la prioridad de este gobierno. El Gobierno dice que está estudiando la posibilidad de descontar el IVA en determinados alimentos de la canasta básica. ¿Lo ve como algo positivo?Eso sería positivo en tanto y en cuanto se le restituya al que va con la tarjetita de la jubilación o del plan social. Si se elimina de forma indiscriminada, y queda en los comerciantes, eso se lo van a terminar comiendo los formadores de precios. ¿Cómo está siguiendo el tema de los ceses de funciones de contratados?Nos preocupa muchísimo. Hay una decisión de achic
ar el Estado y ya lo vimos nosotros en la década del 90. Un 40 por ciento de los trabajadores argentinos de la Argentina del sector publico son contratados. Es una de las grandes asignaturas pendientes que deja el kirchnerismo. Ahora esta gente que viene a amputar partes del Estado la tiene servida. Simplemente tiene que habilitar el quirófano y hacer un poco de macarthismo. A partir del recambio gubernamental, ¿hay alguna posibilidad de reunificación de la CTA? Yo creo que sí. Es muy factible que lo podamos hacer. En ATE, el sindicato de Micheli, se eligieron nuevas autoridades y no se respaldó a los que se identificaban con él. Ese es un gran cambio. Micheli ya no representa nada en términos sindicales dentro de la CTA. Hay mejores condiciones para discutir.¿La pertenencia a distintos proyectos políticos podría boicotear esas intenciones?No tiene que ser un impedimento. Una central no es un partido político. El problema de la fractura en la CTA y las tensiones internas tuvo que ver con confundir las lógicas. Una central sindical puede tener representantes de distintos partidos políticos y convivir en un mar del pluralismo. ¿No es un escollo que en octubre del 2014 se haya resuelto administrativamente el divorcio de las dos CTA? No. Las cosas quedaron mejor definidas. En la CGT ahora es más duro porque las dos centrales todavía pelean la misma personería, sede y titularidad, y eso te genera más rispidez y peores condiciones para discutir con tranquilidad el tema de la reunificación. Micheli dijo que el primer paso podría ser marchar juntos en fechas emblemáticas como el 24 de marzo y el 1° de mayo. Ojalá pudiéramos converger el 24 de marzo cuando se conmemoren los 40 años del golpe, o el 1° de mayo. Sería una extraordinaria demostración de fuerza frente a este nuevo Gobierno para decir que el movimiento obrero está de pie. Yo creo que sería bueno una mesa de unidad del movimiento sindical en la que acordemos todos cuatro puntos muy concretos que unifiquen a todas las centrales en torno a la defensa de la paritaria libre, el empleo, la estabilidad de los compañeros en el trabajo privado y estatal. ¿Ya hay gestiones entre los distintos sectores?Ya estamos pensando en ese 1° de mayo y en ese 24 de marzo. ¿En qué rol imagina a Cristina ahora fuera del poder formal?Tiene un lugar importante como punto de referencia de mucha gente que ha definido su pertenencia política en estos doce años. Cristina es una mujer relativamente joven, que tiene futuro y que va a ser uno de los referentes de la oposición. La oposición tiene otros referentes. De hecho, Daniel Scioli lo es. Si algo hay que aprender de la elección que se perdió por muy poco y que significó que la derecha pueda gobernar a plomo como lo viene haciendo es la necesidad de preservar el marco de la unidad de los sectores populares. Hasta hace unos meses la CTA que usted conduce había sido muy crítica del rol de Scioli como gobernador bonaerense…Nosotros tenemos un sindicato muy importante que es el Suteba que por supuesto ha tenido momentos de conflictividad y tensión con la gestión de Scioli, pero también han habido momentos en que se pudo marchar juntos. ¿Van a luchar por la vuelta de Cristina en 2019?Hay que rearmar una ingeniería de unidad del movimiento nacional, popular, progresista, de la izquierda y del peronismo para que podamos ser otra vez gobierno y demostrar que se pueden hacer cosas sin pelear las posiciones de poder en una práctica de desgaste que finalmente nos erosiona más desde adentro que por lo que pasa afuera.¿No es una limitación para la CTA y para el sindicalismo en general subordinarse a un proyecto político determinado?No, la CTA no se subordina. La CTA tiene autonomía de clase. Hoy nos gobierna la clase dominante en la Argentina. De eso somos autónomos. Ahora, de un proyecto nacional y popular, que tiene que ver con el kirchnerismo, el peronismo y las fuerzas de la izquierda que se suman a esa construcción, de eso no somos autónomos. Somos parte. Eso no quiere decir que a nosotros Cristina Kirchner o Daniel Scioli nos mandaban una minuta y nos decían lo que teníamos que hacer. Tuvimos momentos de confrontación con Scioli y con Cristina Kirchner.¿Con Cristina cuándo?Por ejemplo el día que Cristina Kirchner dijo que los maestros tienen cuatro meses de vacaciones y que trabajan cuatro horas. Yo salí en tapa de Clarín contestándole que ella hablaba como una señora de Barrio Norte y que decía lo mismo que decía Eduardo Duhalde. Nosotros también dijimos que era incorrecto lo que se estaba haciendo en el Indec y planteamos también que era indefendible la posición del Gobierno respecto al impuesto a las ganancias.Fuente: Agencia de Noticias NA
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