“Fue como un tsunami”. Con estas palabras definió Eduardo, un comerciante radicado sobre la avenida Blas Parera, a la explosión de un acueducto, que además de dejar sin agua a usuarios de unas 16 chacras de la capital de la provincia, llenó de barro su negocio de venta de piscinas. La rotura del caño maestro de 315 pulgadas evitará que el servicio sea prestado normalmente en las chacras 100, 101, 102, 103, 104, 92, 93, 94, 112, 113, 114, 117, 120, 129, 130 y 134, por el término cercano a las 24 horas. Eduardo contó que ocurrió en horas de la mañana de ayer “justo frente a mi local, al que entró agua y barro abundante. Es un día perdido. No pude trabajar como lo hago normalmente, tuve que suspender un viaje y tengo media vereda rota, que espero que corran con los gastos que demandarán los arreglos”.Añadió que “fue como un tsunami, el agua se acercaba y se iba levantando la vereda. En mi negocio está lleno de barro que llegó a las bombas de agua de las piscinas. Es todo barro, y si bien estamos limpiando es una tarea que no tiene razón de ser porque la persona que ingresa vuelve a llenar de barro”.El comerciante aseguró que “fue desastroso. Tengo una piscina en exposición y un murito de contención evitó que el barro ingresara al interior. Ahora estamos limpiando filtros, motores, y la vereda está en reparación”.Desde la empresa Samsa, aseguraron que las tareas de reparación del acueducto que distribuye agua potable a la estación de bombeo de la chacra 103, finalizarían en horas de la tarde y que a partir de ese momento se iniciaría la progresiva normalización del servicio. Pero al cierre de la edición los trabajos no habían sido finalizados, y se especulaba que la situación continuará por un lapso un poco más extenso: entre 16 y 24 horas.Asimismo, habían recomendado a los usuarios de la zona comprendida entre avenida Monseñor D’Andrea y avenida Aguado y entre avenida Blas Parera y avenida Ituzaingó, a que hicieran uso racional del agua almacenada en sus tanques de reserva domiciliarios y tomar las previsiones del caso.A cuentagotasVarios fueron los barrios que durante jornadas de calor extremo quedaron sin suministro de agua potable. Tras reiterados reclamos, lograron que el servicio de reanude pero a cuentagotas. Los vecinos de San Isidro estuvieron seis días sin que el líquido subiera a los tanques, y los que más padecieron fueron los habitantes de los espacios más altos.El miércoles a la madrugada, Samsa se dignó a “abrirles el grifo” y no lo cerró hasta las 10 de la mañana, lo que fue una victoria para los usuarios que, a esta altura de las circunstancias, se conforman con poder llenar el tanque y algunos baldes para usarlos en los sanitarios. “Los caños comenzaron a hacer ruido y la gente salió a correr para poder llenar los recipientes, aunque la presión no es para nada buena. Acá no tenemos piletas para llenar, solamente necesitamos para las cuestiones esenciales. Si hay derroches, que salgan a cortar en las zonas que esto se produce pero no a nosotros. Encima las boletas vienen religiosamente y con montos para nada pequeños”, relató una vecina. Los habitantes estaban desesperados y no descartaban salir a manifestarse para que las autoridades tomen, de una vez por todas, cartas en el asunto. De todos modos, el agua no es suficiente y permanecen en alerta. En el recientemente habilitado Itaembé Guazú también empezaron los problemas a un mes de haber habitado sus nuevas casas. Igualmente tienen problemas con el relieve así que, solidarizándose con los que no tenían una gota, vecinos con medios de movilidad cargaron bidones y los repartieron entre los más perjudicados por esta falencia. Muchos optan por “ausentarse” hasta la casa de algún familiar porque sin absolutamente nada de agua y con el calor reinante la permanencia en este complejo habitacional se hace insoportable.
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