Luego de detectar plantas con la enfermedad HLB, el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Alimentaria (Senasa) puso en vigencia una disposición que prohíbe el transporte de frutas frescas si la carga no ha sido procesada, cepillada y pasada por la pileta para garantizar que no esté enferma.Esta nueva exigencia se conoció recién el viernes pasado y pondría al borde de la quiebra a toda la cadena citrícola de Misiones, ya que ninguna industria cuenta con la infraestructura para realizar toda esa tarea, solamente la Cooperativa Agroindustrial de Leandro N. Alem.“Con esta resolución el Senasa va a destruir la citricultura de Misiones antes que el HLB”, sostuvo Ricardo Ranger, productor de Montecarlo.“Nosotros cumplimos con la obligación de tener el certificado de Tránsito Vegetal Obligatorio (VTO), sacamos la fruta, hacemos el drenchado, sacamos el palillo, la hoja, hacemos el lavado, todo frente al inspector del Senasa, ahí el inspector te firma el VTO que obtenemos por vía electrónica. Con ese proceso nos veníamos manejando y ahora resulta que, de golpe, cambian el proceso y no podemos vender más fruta, esto va a fundir la producción citrícola”, aseguró Ranger.El productor, uno de los que más hectáreas tiene en la provincia, agregó que “en otras provincias no aplican la misma exigencia” y sostuvo que “la enfermedad de HLB está en todos lados, ellos no buscan porque si buscan van a encontrar por todos lados. Porque acá trajeron plantas de Paraguay y Brasil a montones, pero si uno cumple con el proceso de drenchado estábamos trabajando bien. Toda la infraestructura para hacer el cepillado y pasar por la pileta cuesta mucho dinero, nadie tiene en la provincia sólo la cooperativa, hay muchas empresas que dejaron de producir porque no pueden vender, vamos camino a desaparecer”.El productor contó además que su familia “hace 80 años se dedica a los cítricos, ahora estamos viendo como la producción está desapareciendo porque nunca antes vivimos una persecución como ahora”.Recordó que “en Paraje Luján la empresa tenía 400 hectáreas de donde el año pasado salieron 200 camiones cargados con mandarina. Este año no sale nada, abandonaron toda la producción, indemnizaron a 30 empleados y cerraron. Lo mismo hicieron con 150 hectáreas en San José. Así estamos, todos camino a cerrar y fundirnos”.Por último, Rangel destacó que “el único político que se interesó por el problema fue el ministro José Garay pero tampoco puede hacer mucho porque el Senasa es nacional. El resto de los políticos misioneros no hace nada, no nos atienden el teléfono, no se preocupan, se tiran la pelota de un lado para el otro pero nadie nos ayuda”.“Este año tengo la naranja en planta y vamos a perder tres millones de kilos. En 2015 por culpa del Senasa perdimos dos millones de kilos de limón.”, dijo.“No sé cuales son los intereses ocultos en este tema pero hay una clara intención de fundir la producción”, aseguró.
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