Este es el año de la misericordia, y el Vaticano ha invitado al padre Pío a su casa. Suena raro que el padre Pío visite el Vaticano porque él falleció. Pero su cuerpo se conserva incorrupto en una de las capillas del convento capuchino en San Giovanni Rotondo. Por lo cual van a trasladar su cuerpo incorrupto. Los voy a situar para quienes no lo conozcan. Él atendía personalmente a cientos de personas y recibía miles de cartas de todas partes del mundo.Tenía dones, carismas, amor, humildad, valor y energía por no decir también, carácter, firmeza. No dudaba si tenía que echar a una persona de la iglesia. No le interesaba quedar bien con el hombre pero sí con Dios.En lugar de hablar de su rica vida me limitaré a contarles una de mis experiencias en la casa del padre Pío con su amigo el padre Pablo.El P. Pablo fue compañero del padre Pío y el que le atendió espiritualmente los últimos momentos de su existencia administrándole la Unción de los Enfermos. El P. Pablo estaba en una silla de ruedas ya anciano pero, sin embargo, accedió a recibirnos de buena gana.Entre muchos temas de los que hablamos con el padre Pablo pregunté su opinión sobre los curas que hacen imposición de manos. Me decía: “He visto mucha fantasía incluso perturbaciones en la mente de estos sanadores que luego hacen mucho daño a quienes se exponen a sus manos; no porque ellos tengan malas intenciones. Es por pura ignorancia. A veces el ego los engaña.Pero el daño se hace y esto sucede todo por no crecer antes ellos espiritualmente, (me refiero a los curas o sanadores) y luego hacer imposiciones de manos o ser guías espirituales”.En otro momento comentó: “Lo más difícil cuando uno quiere ayudar a otras personas en el camino de la espiritualidad, no es estudiar y aplicar las técnicas, ni el dogma, ni saber los grandes tratados. Lo más arduo es la evolución personal, por lo que hay que pasar para aprender del camino espiritual y luego poder ayudar a los demás”.La gran mayoría de las personas que acudían al padre Pío, por problemas de enfermedad física o mental, o le escribían contando sus dolores, él trataba que las personas se confesaran, aprendieran a hablar con Dios con FE. El padre Pío fue y sigue siendo un sanador, un ser que acerca las almas a Dios, a la fuente.No actuó como discursista sino que trabajó en su autodesarrollo, transformación y formación. Fue durante su vida meticuloso y exigente con él mismo para luego poder exigir y ayudar a los demás.El padre Pío, como todos los grandes maestros, dejan sus enseñanzas en los ejemplos.Te sugiero que veas la película que cuenta su vida… Hasta la próxima semana.Paz y Bien.Colabora: María Benetti Meiriño. Autora de libros y guía para meditación. [email protected]
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