La solidaridad puede tener muchas caras y venir de distintos puntos, es que hay tantas necesidades que a veces una mano extendida puede ayudar a mitigar el dolor de una familia, de un niño o una niña. Micaela Ferraz vive en Puerto Iguazú y “trabajo desde que recuerdo, desde los 15 años, y como conozco de primera mano lo que es necesitar algo, porque trabajé vendiendo cosas en las calles desde muy chica, me dedico a ayudar”, contó a PRIMERA EDICIÓN. Micaela formó un grupo de whatsapp llamado “Corazones Solidarios” con gente que quería sumarse para ayudar a los demás en la forma que se pudiera, algunas de las personas que están en el grupo son conocidas, otras nunca se vieron, pero se juntan para hacer una buena obra y ayudar al prójimo en su necesidad. “Las redes sociales ayudan un montón, yo siempre hice esto, de ayudar a los que necesitan, pero hace un tiempo decidí formar el grupo, le propuse la idea a unos conocidos, para ayudar a las personas que más necesitaban y así empezamos. Realmente es un esfuerzo y demanda bastante dedicación, la gente nos contacta porque sabe que existimos y que puede contar con nosotros. Pero no es una tarea fácil, nosotros, cuando alguien nos pide algo, vamos hasta la casa y verificamos que el pedido es real, vemos cuál es su situación y qué podemos hacer. Pero no termina ahí, una vez que logramos conseguir lo necesario, hacemos un seguimiento, porque muchas veces las personas necesitan algo, se les consigue, se les da, pero no se averigua el contexto, por esa razón también hay mucha gente que se resiste a colaborar, porque te dicen ‘lo ayudás y se gasta todo en otra cosa’, si una persona no tiene para comer, ni él ni su familia, y necesita una silla de ruedas y le dan, seguro la vende para comprar comida, porque para qué quiere la silla si no tiene para comer, cosas así, entonces hay que hacer un seguimiento, no es donar y ya está”, contó. Micaela tiene un corazón solidario y compasivo, es madre de cuatro hijos y está sin empleo, pero eso no la detiene a recurrir a cada llamado de auxilio que le hagan. “Yo agarro mi moto y voy verificar el pedido, porque siempre hay alguien que necesita una mano. Yo sé lo que es necesitar una mano, sé lo duro que es cuando no tenés, por eso me esmero y asumo con responsabilidad la tarea de ayudar”, dijo. Incluso, ella misma hace los chequeos posteriores a las donaciones. “Hay mucha gente que desconfía cuando pedimos y se entiende, por eso lo hacemos en nuestro círculo de amigos, o ferias americanas”.
Discussion about this post