Las personas llegan a mí en busca de muchas cosas…, que les diga qué ponerse, cómo verse mejor, que ordene sus placares, que arme la valija, que les dé clases, que las asesore con los accesorios, etc.Por lo general son cuestiones profundas, que ni ellas mismas saben que es así, las que las llevan a querer hacer un cambio que puede ser emocionalmente intenso.Por H o por B, llegan a la consulta y creen que es algo así nomás, que es rapidito, que soy como una gran maga (¡ojalá así fuera!) y es ahí donde comienzan una gran aventura.Hay quienes se enfrentan con el espejo… para algunos un gran shock; les doy tareas para reflexionar y para hacer… y se encuentran con sus propias cuestiones, que algunos congelan (el asesoramiento y sus emociones) y otros enfrentan.Algo muy habitual que les sucede a las personas, cuando estoy haciendo limpieza de placard es que, se resfrían, les da alergia (“por el supuesto polvo”), suelen dilatar la limpieza, ya que esta mera acción tiene diferentes efectos en cada uno de nosotros. Nuestra ropa, el placard tiene mucha carga emocional, y que lo haga un externo es lo ideal ya que no tiene el apego emocional que tiene la persona y por eso puede discriminar.Una cliente, Esthercita, comenzó con el asesoramiento básico, se cambió el color de cabello, tomó clases de cómo maquillarse. Y con estas nuevas actividades se vino una revolución. Comenzó a darse cuenta, como muchas de las mujeres con su vida resuelta, que ella había estado abocada a construir puertas afuera (su negocio, sus clases, sus hijos -educación, universidad-, su casa -mejorarla, mantenerla-, y un montón de cosas más) pero se había olvidado de lo principal, que era ella misma.Se atrevió a tomar una sesión con un coach ontológico, el cual la ayudó a ordenar y poner en acción situaciones con sus hijos, el negocio y sus proyectos. Ahora los que no están muy contentos son los hijos, pero ella va viéndose y volviendo a ser ella.Luego empezamos la limpieza de sus guardarropas, y en ese momento rompió dos espejos de su ropero (sin querer claro), muy significativo. En la limpieza de su placard, empezó a desprenderse de algunas cosas y otras rescatarlas… pero muy pocas rescatar ya que quiere hacer borrón y cuenta nueva. La mejor versión de Esther, renovada.Esthercita no ve muy bien, pero sí puede llegar a sentir el cambio que está produciendo en ella, a través de lo que las personas de su entorno le van diciendo y cómo ella se va sintiendo.Ya cambió los colores de su casa también y al mismo tiempo, mudó los cuartos de los chicos, y ¡va por más!De verdad que no hago magia, sólo intento ayudar a las personas a verse y sentirse mejor y muchas veces tiene que ver, no con la ropa, sino con cuestiones más profundas que cuando uno las atiende, despertamos al gigante interno que cada uno de nosotros tenemos.Colabora: Analía PolasekAsesora de Imagen – Diseñadora de IndumentariaEn [email protected]
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