Al menos cinco chances claras tuvo el domingo Crucero del Norte para doblarle el brazo a Atlético Paraná.?Sin embargo, la falta de puntería, la escasa suerte y también el mérito del rival atentaron contra el primer triunfo de local. Las dos caras de la moneda: el “Colectivero” mereció el triunfo, aunque también se salvó. En realidad, lo salvó el árbitro Diego Ceballos, que le dio una vida más al ignorar un penal infantil cuando el partido se moría.Ayer, por la cuarta fecha de la Primera B Nacional, Crucero intentó jugar y fue más que los entrerrianos, pero más allá de todo chocó contra una de sus limitaciones: la falta de gol. Y eso resultó fundamental para el 0-0 final.Apoyado en el fútbol de Juan Olivares y Gabriel Chironi -que apareció por momentos- durante el primer tiempo Crucero intentó ser ordenado y jugar por abajo. Así logró inclinar la cancha y ser más, aunque no tuvo profundidad y la más clara de la etapa fue gracias a un error del arquero Federico Cosentino, exGuaraní, que a los 45 no pudo retener un tiro libre de Olivares y Delio Ojeda se lo perdió solo. De Atlético, poco y nada, más allá de alguna que otra de Enzo Noir -otro exfranjeado- y Ekkert.La dinámica del juego no cambió en el complemento. Crucero salió en busca del triunfo y Paraná se metió aún más en el fondo. Lo del “Colectivero” fue previsible pero, así y todo, tuvo para liquidarlo. La más clara fue a los 37, cuando el juvenil Mauro Siergiejuk -le aportó frescura al ataque y compensó en parte la expulsión de Caballero por doble amarilla- apretó a Diego Reinoso en la salida y obligó al error del defensor. Recibió Fabricio Pedrozo, que en el mano a mano no hizo más que darle los puntos a Cosentino, que tapó con los pies cual si fuera un arquero de futsal.Nada más pasó en el partido. En realidad, eso es lo que hubiesen querido los hinchas locales. Es que antes de todo lo anterior, a los 30 del complemento, el polémico Ceballos -recordado por su arbitraje en la final de la última Copa Argentina entre Boca y Central- no cobró un penal infantil de Ojeda, que le dio un topetazo dentro del área a Felipe Cadenazzi cuando la pelota se jugaba a más de 30 metros de distancia. Una a favor del juez, que estaba de espaldas. Y una en contra para Matías Beares, el asistente, que aseguró no haber visto la jugada, pese a que la tenía de frente. Con o sin polémica, ahora sí, nada más pasó y Crucero no pudo festejar en casa, ese objetivo que sigue sin poder cumplir.
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