Marcos Guillermo Volz y Mariela Rocío Villar completaron una travesía de 92 mil kilómetros por países de Sur y Centroamérica en dos motocicletas Yamaha YBR 125 y tras casi cinco años de ausencia, regresaron a su Eldorado natal para visitar a los suyos y compartir la experiencia acumulada en tanto trayecto. En lo que denominaron “Desafío vuelta al mundo” pasaron por 16 países donde aprendieron de su cultura, gastronomía, idiosincrasia y, por sobre todo, cosecharon numerosos amigos. Tras una pequeña pausa, la meta es continuar viaje por África, Asia, Europa y Oceanía.Esta aventura se inició el domingo 10 de julio de 2011, a las 15, desde la Costanera de Eldorado. “No teníamos planeado qué íbamos a hacer ni en cuanto tiempo ni cómo. Agarramos la moto, nuestro sueño y dijimos vamos a ver si lo podemos lograr. Llegamos a Brasil y comenzamos subir por la costa. Demoramos unos seis meses en atravesar el país en su totalidad. Y a partir de ahí comenzó nuestra aventura, nuestra vida arriba de estas motos”, explicó Villar, una estudiante de magisterio que dejó todo para emprender este desafío. En esos pequeños rodados hicieron Venezuela y Colombia y luego ingeniarse para cruzar el “Tapón del Darién” y llegar a Panamá desde donde nuevamente se abren rutas que permiten subir hasta Alaska. “En esa zona Sudamérica se desconecta de Centroamérica por tierra y la única manera es cruzar por barco. Conseguimos un barquito y tardamos unos veinte días en completar el trayecto”, contó, al tiempo que recordó que solamente llegaron hasta México. “La idea era cruzar de México a Europa” pero por cosas que sucedieron en el camino, decidieron bajar nuevamente por Centroamérica y conocer Ecuador, Perú, Bolivia, “que no habíamos conocido y que era parte de la ruta que queríamos hacer cuando salimos”.De regreso en la Capital del Trabajo, el propósito es “contar a la gente de nuestra ciudad la experiencia y mostrar el paisaje que quizás nunca podrán ver”. Será en el Museo Cooperativo, con entrada gratuita, a partir desde el 1 de abril y por el lapso de un mes. A mediados de mayo tienen pensado empezar a bajar al Sur de la Argentina. “Vamos a conocer las provincias que no habíamos visitado y empezaremos a subir por la ruta 40. Una vez que terminemos de delinear el contorno de la Argentina queremos enviar las motocicletas a África y movilizarnos por Asia, Europa, hasta llegar a Australia”, añadió.Ella misma califica al viaje como “muy loco” porque lo iniciaron siendo muy chicos, con 21 y 22 años. Villar no sabía nada de motos. Aprendió a manejar un mes antes de salir. Pero tenía a su lado a Volz, que le transmitía confianza y le inspiraba protección. Él fue siempre un apasionado de las motos al punto que a los cinco años era piloto. Y tenía sobrados motivos. Su abuelo era mecánico y su papá corredor de motocross. “Hice un pequeño viaje y me gustó mucho. Y quise ir mas lejos. Pero lo lejano me quedó cerca”, relató el joven a un canal a su paso por Río de Janeiro. Compañeras de ruta“Esta es nuestra historia. Trabajamos, ahorramos y nos fuimos. En el camino fuimos aprendiendo cosas, desarrollando diferentes trabajos en Internet, donde tenemos una tienda. Con eso íbamos ayudando para la gasolina aunque cuando viajas no son muchos los gastos. Te centrás en cosas específicas como la gasolina o cambiar el aceite. Es diferente la economía cuando estás de viaje”, explicó. Ahora Villar puede decir que sabe algunas cosas inherentes a la Yamaha 125. Viajar con ese tipo de rodados fue como romper el mito. “Muchas veces la gente quiere viajar con un mejor auto, una mejor moto, y a veces no necesitás muchas cosas. Si tenés coraje, podés salir. No tiene mucho gasto, es muy económica pero tiene sus ventajas y desventajas. No es alta la velocidad pero nosotros respetamos las normas de cada país, porque cada uno va cambiando los reglamentos. Tratamos de andar a una velocidad considerable, entre 80 y 90, usar casco y la vestimenta de protección. Con una 110 también podés salir, tenés que tener coraje y aguantar los problemas que tiene la moto y seguir adelante”, dijo optimista, tal como se mostró durante toda la travesía. A las 125 las sienten sumamente cercanas al punto que “queremos que desde el puerto de Buenos Aires un barco las traslade a Sudáfrica y empezar a subir a Europa con las mismas motos. Para nosotros son nuestra familia, fueron nuestra casa casi por cinco años”.Pero, al margen de eso, “una va aprendiendo todo el tiempo, no quedarse con una cosa, ir aprendiendo, formándose como mejor persona todo el tiempo. Después de todo esto, una ve la vida diferente”. A los cinco meses de haberse conocido, Villar y Volz se fueron a vivir juntos. Ella comenzó a manejar un mes antes de salir de viaje. “Yo no conocía el motociclismo, no sabía manejar, pero él quería ir conmigo y me dio las fuerzas. Así, pasamos por 16 países de América del Sur y Central”.Relató que eran amigos y que ella lo estaba ayudando con el viaje. “Me contó que en febrero salía y que tenía la moto preparada. Entonces fuimos a Brasil e hicimos un viaje de despedida de 300 kilómetros. En ese trayecto nos dimos cuenta que nos complementábamos, que nos gustaba viajar juntos. Me ofreció viajar y dijo que haría lo posible para conseguir una moto. Vendimos todos los electrodomésticos, conseguimos la moto y lo que necesitábamos para llevar en el viaje y salimos”, recuerda a la distancia. Con el tiempo fue un proyecto personal, después un estilo de vida. A su entender, lo más lindo del viaje es conocer una cultura diferente, costumbres de otras personas y como se abren las puertas en muchos lugares. “Uno tiene miedo a lo desconocido. Pero llegar a un país y conocer otras costumbres, es la parte más bonita del viaje y te vas adaptando. Así, hicieron muchísimos amigos. Comenzaron con el Facebook mucho después de haber iniciado el viaje. “Pero hay gente que se te cruza por el camino y muchas veces ni el nombre te acordás. Son ángeles que vienen, comparten y después no sabés dónde viven, de dónde son. Y va quedando en nosotros ese recuerdo”. A ambos les preocupa impulsar el turismo de Misiones porque “en todos los medios que salimos en el exterior preguntaban de dónde éramos. Y nos dimos cuenta que no conocen Misiones. La única referencia que tienen son las Cataratas del Iguazú. Entonces repetíamos constantemente: vivimos a cien kilómetros de esta Séptima Maravilla del Mundo. A raíz de esa publicidad, de la divulgación que hicimos, muchos vinieron a conocerlas”. Es por eso que para la próxima “vamos a salir un poco más preparados con el sitio de Internet, con direcciones de Misiones para que el turista que conozca nuestra historia. Que aquel que tenga moto y quiera viajar, tenga la información para conocer Misiones, que es
hermosa”. Creen que en poco tiempo podrán volver a las rutas, a disfrutar del paisaje, de la gente. La sonrisa en la cara de ambos dice que es posible.RecuerdosRespecto a la actitud de la familia ante semejante decisión, manifestó que “se puso un poco nerviosa porque no iba a saber qué nos iba a pasar afuera. Después de unos seis meses de viaje, cuando ya habíamos cruzado todo Brasil, es como que comenzaron a creer en nosotros”. Cuando volvieron, fueron recibidos en la entrada de Eldorado por sus familiares y por mucha de la gente que los fue a despedir a la costanera hace exactamente cuatro años y ocho meses. Después continuaron en caravana hasta el lugar de partida. “Es muy lindo ver a la familia, los amigos, pasaron casi cinco años y muchísimas cosas”, acotó.A esta altura Volz y Villar necesitaban un mimo de la familia. “Necesitábamos mostrarles que todo está bien, que vamos a seguir adelante. Y que se queden tranquilos porque ésta es la vida que decidimos vivir ahora. Buscamos disfrutar todo lo que podamos para llevarnos un buen recuerdo”, aseguró. Mientras permanecen en la tierra colorada buscan reorganizar el viaje porque, puntualmente, en África y Asia hay países que exigen visa. “Es por eso también que volvimos. Durante ese tiempo vamos a hacer el recorrido por el país y tramitar los documentos necesarios para seguir el viaje”. Pretenden que desde el puerto de Buenos Aires un barco traslade las Yamaha a Sudáfrica para empezar a subir a Europa con las mismas motos. “Para nosotros son nuestra familia, fueron nuestra casa casi por cinco años”. Fotos: Desafioybr Mariela (Facebook)
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