El crecimiento del judo misionero tiene bases muy sólidas, pues está asentada por grandes deportistas del pasado, como el gran Yoshihiro Matsumura -recibió una plaqueta como el mejor dirigente deportivo en 1999 por parte de la Confederación Misionera-, y dos incansables referentes com Alberto José Soraire y Orlando Céspedes, los más altos danes en la provincia. Estos tres judokas de la tierra colorada fueron los principales impulsores de la disciplina y formaron raíces para que hoy se tenga un destacado nivel entre los mejores del país.Cabe recordar que Matsumura inició el aprendizaje a los 14 años y a los 17 obtuvo el diploma de primer dan –en 1957- en Nagasaki, ciudad donde estalló la segunda bomba atómica lanzada sobre Japón, año en que se trasladó a nuestro país.Corría el año 1966 cuando se fundó la primera academia de judo. Además, Matsumura participaba de los campeonatos argentinos y alcanzó medallas de oro desde 1963 a 1970. Otro logro imborrable se remonta a 1969, cuando llegó a las semifinales del Campeonato Mundial realizado en México (todo un acontecimiento para los argentinos), llegando a su retiro de las competencias en 1970, aún en su plenitud física. Desde ese instante se dedicó a la dirección técnica del seleccionado nacional por varias temporadas. Matsumura nos dejó el ejemplo de un gran deportista, pero fundamentalmente un antes y un después de su paso por Misiones.Otras figuras destacadas del judo misionero fueron las hermanas Bielakovicz, Griselda Pilat y Guido Krieger. Anteriormente también dejaron su sello Patricia Melgarejo, Gunnar Krieger, Isaac Lenguaza, Víctor Galeano, Jorge Zipan, Miguel Salgado y Daniel Siri, quienes en todos los casos mostraron la buena base que forjó el “japonés” Matsumura, un invencible de aquella época.Soraire, otro ejemploAlberto José Soraire empezó la actividad con el judo el 8 de agosto de 1966, con apenas once años, y desde entonces siempre estuvo ligado a la actividad. Fue el octavo alumno de Yoshihiro Matsumura.Se inscribió cuando el primer instructor de artes marciales hacía sus primeras armas en Misiones, en el viejo gimnasio del profesor de educación física Teófilo Horrisberger, ubicado en la calle Jujuy frente del viejo Instituto del Deporte. En la década del 70 casi todo Posadas practicaba judo y se expandía hacia el interior.Soraire tuvo el privilegio de ser el primer niño misionero que salió Campeón Argentino de judo, allá por julio de 1970 en Buenos Aires.En el cajón de los recuerdos se encuentran quince campeonatos provinciales, de ellos once en forma consecutiva. Logró además trece títulos nacionales y numerosas conquistas regionales e internacionales. Lo más destacado ocurrió un 27 de agosto de 1974, en el gimnasio de Vélez en Buenos Aires, donde ganó el selectivo para el mundial de Río de Janeiro. Allí, con apenas 19 años fue noveno entre los “grandes”, integrando la selección argentina que por primera vez en su historia (septiembre de 1974) subió a un podio mundial, junto a Norberto Aspera (entrenador), Kike Mangieri (subcampeón), Gabriel Tossi (4º), Oscar Strático (3º), Horacio Aguirre (11º) y Alberto Soraire (9º), todo un acontecimiento en esa época.Se consagró como el mejor deportista en 1974 (Circulo de Periodistas Deportivos) y en su paso por Europa compitió (fue subcampeón de las Islas Canarias), dictó clases y cursos, estuvo en la dirigencia y se perfeccionó en judo infantil.Fue presidente de la Federación Misionera de Judo e integrante del consejo directivo de la Confederación de Deportes de Misiones, Profesor Nacional de Judo, sexto dan, y escribió un Manual de Judo (nivel Kyu). Actualmente en Posadas, sigue dedicando su tiempo en impartir conocimientos en el arte.Dos Juegos OlímpicosEl posadeño Orlando Céspedes participó de los Juegos Olímpicos de Seúl en 1988 y Barcelona de 1992, de los mundiales de Italia en 1985, Yugoslavia en 1989 y Japón en 1995.Participó de los Panamericanos de Indianápolis en 1987, fue tercero en Buenos Aires en 1988 y en La Habana. Además ganó títulos nacionales, sudamericanos y en el circuito europeo. Hijo predilecto de Matsumura, ganó el primer título nacional con apenas doce años en La Rioja en 1980. Dos años después se consagró campeón estudiantil en San Francisco, Córdoba, y en 1985 se consagra campeón argentino juvenil en La Rioja en 1986, clasificando para disputar el mundial en Roma.Por falta de respaldo para esa competencia, donde no pudo participar, se trasladó a Asunción y representó a Paraguay. Tras ganar el campeonato en ese país, se consagra campeón sudamericano en Asunción en 1989, para luego participar del circuito europeo (tercero en Barcelona, campeón en Vicé, Bélgica, participa en Holanda, Alemania, España y Francia).Su intensa actividad competitiva lo llevó a ganar la Copa Latinoamericana en Buenos Aires, fue tercero en los Juegos Sudamericanos de Lima 1990 y realizó el curso para jóvenes deportistas olímpicos en Atenas y Olimpia, las ciudades de Grecia más compenetradas con el ideal olímpico. Así llegó al mundial de Japón en 1995, tras clasificarse en el Sudamericano de Florianópolis (Brasil), donde fue invitado a entrenar en el Kodokan, el “templo del judo”, en el histórico tatami donde se puso en marcha la actividad en 1882.Si bien todos estos acontecimientos de élite marcaron a fuego sus recuerdos, lo más importante para el deportista misionero fue haber logrado la participación en dos Juegos Olímpicos. El primer desafío fue en Seúl, Corea, en 1988;?mientras que la segunda expriencia fue en Barcelona en 1992, donde llegó a instancias intermedias.Entre sus triunfos memorables figura haber vencido al cubano Rafael Rodríguez, quien fuera subcampeón olímpico en Moscú 1980, en el Panamericano disputado en San Pablo en 1982. Sin duda, algo histórico para un deportista misionero.
Discussion about this post