El todavía novel gobierno macrista superó su primer escollo político al aprobar en la Cámara de Diputados el paquete legislativo destinado a un acuerdo con los holdouts, y dejó en evidencia el paulatino retroceso del kirchnerismo, que defendió infructuosamente, con una importante sangría interna, el relato épico de “Patria o Buitre”, cuando en verdad fue un conflicto que no supo resolver la administración de Cristina Fernández.La especulada retirada del kirchnerismo había comenzado cuando varios de sus diputados nacionales abandonaron el bloque del Frente para la Victoria para pasar a formar el Bloque Justicialista, un grupo que votó a favor del proyecto del Ejecutivo derogando la Ley cerrojo y la de Pago Soberano.Después, en el Congreso Nacional del PJ, intentó sin éxito obligar a los diputados y senadores del espacio que rechazaran votar a favor de la iniciativa del presidente Mauricio Macri.Y peor aún, en la tensa y larga sesión de la semana pasada el kirchnerismo volvió a fracasar en su intento por postergar el debate del proyecto.Pero además, el kirchnerismo -que debería empezar a dividir aguas porque en el FPV no todos piensan como los camporistas Máximo Kirchner o Andrés “Cuervo” Larroque- perdió al menos seis diputados más que votaron a favor del proyecto del gobierno.Con todo, la realidad es distinta en la Cámara Alta. Allí el bloque PJ-FPV (con el cambio de gobierno, invirtieron las siglas que antes eran FPV-PJ) es manejado a gusto y piacere por Miguel Ángel Pichetto, convertido no sólo en un referente del peronismo sino también en el representante de los gobernadores peronistas en el Senado, ante el gobierno macrista.Así las cosas, en el kirchnerismo algunos optimistas aspiran a que se ratifique el liderazgo de Cristina Fernández.Pero Cristina transita su vida en el paradisíaco Calafate sin hacer declaraciones políticas como una expresidenta y exlíder de una corriente que, a la luz de los acontecimientos, lucha por sobrevivir.
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