La llegada del presidente de Estados Unidos, Barack Obama a la Argentina, que se produjo ayer, viene a fortalecer el protagonismo del presidente Macri en el contexto regional y aún doméstico, teniendo en cuenta las expresiones positivas de muchos ciudadanos, y de la mayoría de quienes integran el establishment empresario y político, respecto a la visita presidencial. Estados Unidos, que históricamente consideró a Latinoamérica como su “patio trasero”, no tuvo a lo largo de la historia, sin embargo, a la Argentina entre sus partners comerciales destacados, y en el pasado la relación bilateral mostró más de un episodio de tensión, entre ellos el conocido enfrentamiento en las elecciones que llevaron por primera vez al general Perón a la presidencia en 1946, en las que el lema del bando ganador fue “Braden o Perón”, aludiendo a Spruille Braden, el embajador estadounidense.A partir de esta visita presidencial, se abren expectativas respecto a un realineamiento argentino detrás del liderazgo estadounidense en las cuestiones de política exterior; y en poco tiempo se avanzaría en un mayor entendimiento comercial en base a un Tratado de Libre Comercio (TLC), el cual ya se estaría negociando, según anticipó ayer el presidente Obama.Como lo demostró en la escala previa en Cuba, el pragmático presidente demócrata no ignora el peso de los conflictos de épocas pasadas, o las divergencias más recientes, pero busca reconstruir el vínculo con visión de futuro. También aquí, como en Cuba, se apuesta a superar el encierro ideológico que imponía la Guerra Fría. En el mismo sentido se debe entender el acto que compartirán Obama y Macri hoy en el Parque de la Memoria, en el 40 aniversario del golpe del 24 de marzo de 1976 , en homenaje a las víctimas del terrorismo de Estado. El gesto habla a favor de las perspectivas de cambio, ya que representa un reconocimiento institucional de que la construcción democrática actual no puede sino partir de una clara ruptura con el pasado autoritario.
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