Durante los cuatro años de su segundo mandato prácticamente se sometió a los designios del secretario de Comercio Interior Guillermo Moreno (autor del desastre sobre las estadísticas en el Indec), para desarticular una de las pocas mediciones que quedaban en el interior del país.El resultado, a pesar de lo dudoso de las cifras que originaron el mismo, no deja de ser sumamente preocupante: para el Ipec, en el último trimestre de 2015 había en Misiones un 30 por ciento de la población bajo la linea de pobreza. Como bien se indica en la edición de hoy, hay no menos de 400 mil misioneros pobres (más que la población de Posadas junta).Pensar en “blanquear” un dato como este en medio de un año electoral, cuando se postulaba a Ministro de Turismo de Daniel Scioli, hubiera significado tal vez que ni siquiera hubiera entrado al Congreso de la Nación sumando todas las denuncias públicas que tiene por su paso por la Rosadita.Ni imaginarnos al gobierno closista hablando de semejante cantidad de pobreza frente al gasto de más de 15 millones de pesos en el "Música por Todos" de Eduardo “Balero” Torres desde el Iplyc. O los seis millones que costó para la musi-campaña en Oberá, la venida del cantante sciolista Ricardo Montaner.Mientras el gobierno nacional se estableció un objetivo (ambicioso por cierto) de llegar a “pobreza cero” al final del mandato de Mauricio Macri, en Misiones el ministro de Desarrollo Social Lisandro Benmaor no aparece siquiera con una estrategia conocida por todos para erradicar la pobreza y la indigencia de decenas de miles de vecinos misioneros. Tampoco se conoce la articulación con los Ministerios de Trabajo, de Industria, de Economía y Obras Públicas que tienda a la generación de puestos de trabajo que echen por tierra definitivamente las políticas clientelares de los gobiernos que piensan que a la pobreza se la combate con planes sociales, sometiendo a los pobres a la mendicidad del gobernante de turno.La histórica creación de la Asignación Universal por Hijo debe ser un apoyo a la crianza y educación de los niños, pero aplicando desde el Estado una cultura del trabajo de los adultos, para que el paso de un gobierno a otro no implique tener que votar a determinado candidato por un plan.
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