Vivimos una época donde la realidad de la crisis económica nos golpea fuertemente y va acompañada por la crisis social, además de la inseguridad. Más allá de lo que podemos experimentar personalmente, los programas televisivos nos hacen sentir aun más fuerte la situación que padecemos. En estos momentos de crisis que vivimos, quisiera reflexionar sobre la importancia de fortalecernos en los valores que son fundamentales y que no debemos perderlos de vista, especialmente en los momentos de desaliento.Para poder superar las situaciones de crisis hemos de mantener viva la esperanza. Porque sin duda que toda situación de crisis nos abrirá miles de oportunidades. Es una nueva ocasión para renovarnos como sociedad de nuestros estancos y proyectar una vida inédita en la que seremos capaces de enfrentarla con una cuota de optimismo y esfuerzo colectivo. Toda situación de crisis nos invita a priorizar lo esencial de la vida. Esto requiere de una seria reflexión para determinar nuestras verdaderas necesidades como familias y como sociedad. Desde la reflexión podremos encontrarnos con nuestra propia verdad y responder hacia tantas situaciones que necesita de nuestro protagonismo. La meditación nos lleva a reconocer nuestros propios valores y principios: los que no se puede negociar en ningún momento de la vida. Así encontraremos las opciones que nos permitirán los verdaderos cambios que necesitamos, conociendo las fuerzas que tenemos para superar las situaciones de crisis y adversidades sin alejarnos de nuestros verdaderos valores y principios. Es un llamado para vivir desde más adentro. Toda situación de crisis nos pone a prueba. Nos invita a fortalecer nuestra vida interior desde la fe en Dios y la esperanza en tantas novedades que Él nos irá regalando cada día. La fe y la confianza en Dios renovarán nuestra alma con un abandono total en un Dios que está por encima de todas las cosas circunstanciales de la vida. Si miramos a nuestro alrededor, las personas más satisfechas no son las que más tienen, sino aquellas que menos necesitan y están dispuestas a compartir lo poco que tienen. La confianza en la abundancia que Dios nos regala, nos ayuda a superar el miedo a la escasez. El tiempo de crisis también es un llamado a la creatividad. Creatividad en nuestra organización personal y familiar; salir de los esquemas tradicionales desde la creatividad buscando nuevas formas de hacer las cosas. Es un tiempo que nos llama a apostar a la colaboración y al compartir una experiencia de comunidad que se sostiene desde el apoyo mutuo.En tiempo de crisis lo que alivia la carga es el ejercicio de la solidaridad. Es un momento especial para vivir con menos y compartir más con los que más necesitan. Es el espíritu que han vivido las primeras comunidades cristianas: “Los que habían creído estaban muy unidos y compartían sus bienes entre sí” (Hch 2, 44). La solidaridad entre los primeros cristianos hizo posible que nadie padeciera necesidades y lo poco que tenían lo compartían con “alegría y sencillez de corazón”.Una de las célebres frases de la Madre Teresa de Calcuta nos dice: “Pasamos suficiente tiempo ganándonos la vida, pero no suficiente tiempo viviéndola”. Que las preocupaciones por superar la crisis y las ansiedades ante las dificultades, no nos alejen de vivir el gran regalo que Dios nos ha dado “la vida de hoy”.
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