No hay detenidos ni existen pistas sólidas para llevar a los responsables por el femicidio de Lucía Maidana a juicio oral y público. Ya pasaron tres años y la investigación sigue repleta de misterios, aunque con un único sospechoso en la mira de la Justicia: Nicolás Sotelo (25), quien permanece vinculado a la investigación pero sin elementos suficientes en su contra.Así lo señalaron las fuentes consultadas por PRIMERA EDICIÓN al cumplirse un nuevo aniversario del asesinato de la estudiante oriunda de Capioví, que fue encontrada sin vida cerca de las 21:45 del sábado 6 de abril de 2013 en el inquilinato donde vivía, sobre Estado de Israel 3.495, en el barrio Villa Urquiza de Posadas.El femicidio se desató a metros del arroyo Vicario, cuando vecinos dieron aviso sobre un incendio en el departamento “2” del inquilinato. Los propios habitantes de la zona fueron quienes se toparon con el cuerpo sin vida de la joven en una habitación. Al otro día, la autopsia reveló que se había tratado de un crimen. Los pesquisas indicaron que la estudiante recibió cinco violentos golpes en el cráneo -realizados con un martillo o un elemento similar- aunque la causa de la muerte fue por inhalación de monóxido de carbono. El examen forense también reveló que fue violada, cuestión que permitió rescatar rastros genéticos del abusador.Las pruebas de luminol indicaron que el asesino intentó limpiar la sangre de la escena del crimen.El sospechosoEl miércoles 10 de abril de 2013 fue detenido Sotelo, estudiante de Antropología que vivía en el mismo inquilinato que Lucía y su hermana, y que mantenía diferencias con ambas desde entonces. En la indagatoria, entre otras cosas, el muchacho no contó nada de aquella pelea. Además, su coartada no era del todo sólida, razón por la que finalmente quedó detenido.El cotejo genético entre los restos orgánicos encontrados en el cadáver y las pruebas realizadas a Sotelo jugaron finalmente a su favor. El viernes 3 de mayo, el juez Cardozo ordenó la liberación del joven en razón de que las pericias de ADN entregaron resultados negativos. Desde entonces, la causa no volvió a tener detenidos. Pero Sotelo sigue vinculado a la investigación.A fines de 2014, se encontraron las llaves del departamento de Lucía. Un testigo se presentó ante la Justicia y contó que había visto a Sotelo arrojar un juego de llaves sobre el techo de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales, sobre calle Tucumán casi Colón.Horas después los peritos encontraron las llaves, pero en el techo de una guardería emplazada frente a la casa de altos estudios.Eso fue lo último de valor en el expediente, más allá del confuso testimonio de una mujer que le aseguró a un remisero en pleno viaje que su pareja la había amenazado diciéndole que acabaría con ella “como había hecho con Lucía”. Cardozo no descartó la pista y llamó a ambos a testimonial, pero todo quedó en la nada. Teléfonos y notebook en la miraCon respecto a los avances en la investigación del femicidio de Lucía Maidana, fuentes judiciales indicaron que se están realizando pericias de los teléfono de los imputados e incluso de los testigos.Por otro parte, siempre se mencionó como una clave que podría ayudar en la causa las pericias técnicas que se llevaban adelante alrededor de la notebook de Lucía, único elemento con el que escapó el autor del asesinato.La Justicia provincial ordenó una suerte de seguimiento virtual de esa máquina, que contaba con un sistema que en principio permitiría captar el punto geográfico desde el que volviera a encenderse.Esa pericia estaba a cargo de un equipo de Gendarmería Nacional que, según se informó, hasta el momento no entregó los resultados solicitados por las autoridades.Lo concreto es que Lucía Maidana murió hace tres años y aún no hay pistas sólidas. Más allá de la intervención o no de Sotelo en el caso, hay demasiados puntos aún por esclarecer.
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