Respondiendo a las situación crítica por la que atraviesan las pequeñas y medianas empresas (Pyme) del país, con dificultades, según un reciente documento de la Came, por el incremento de costos que generan la inflación, la presión tributaria y los reordenamientos tarifarios, el Gobierno nacional anunció créditos para el sector.La línea de crédito, por 1.000 millones de pesos y con financiación del Banco de Inversión y Comercio Exterior (BICE) a una tasa de interés del 16%, va dirigida a las empresas del NEA y NOA, las más afectadas, en razón de una multiplicidad de causas, entre ellas las históricas asimetrías con el país central en cuanto al acceso a insumos, transporte y energía.En la oportunidad, el funcionario nacional formuló también un anuncio que responde a un reclamo generalizado y de fuerte impacto en las empresas, al afirmar que se buscaría “sacar obstáculos” a las Pyme a través de mejoras en el sistema tributario y eliminación de trabas burocráticas. Los créditos que se anunciaron, cabe afirmar, son un aporte positivo en un mar de necesidades, por lo que sólo tendrán efectos positivos en tanto se mantenga la mira enfocada en los problemas concretos de las economías regionales.Para ello, es un aliciente la intención del Consejo Federal de la Producción de avanzar en agendas de desarrollo para las regiones, en el marco de lo cual, se espera, se dará toda la importancia que tiene a un problema central: la competitividad. La anunciada canalización de inversiones a los sectores productivos reclama, en esta difícil etapa, el acompañamiento de una decidida interacción entre el sector público y el privado. Para lograr este objetivo, a su vez, se requiere de políticas del Estado coincidentes a todos los niveles. De otra forma, con esfuerzos aislados, no se lograrán los cambios estructurales que reclaman con urgencia las pymes.
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