A menudo se remarca que los asesinatos esconden mentes que los pergeñan, ordenan y suministran los recursos suficientes para que se ejecuten. Para los abogados representantes de la familia de Nicolás D’Amico, este caso no es ajeno a la afirmación.
Tanto Claudio Katiz como Luciano Luna coinciden en que el crimen del distribuidor de carnes, fue brutalmente ultimado y se buscó “ocultar las pruebas quemando su cuerpo, borrando todas las huellas y rastros posibles”.Katiz, en diálogo exclusivo con PRIMERA EDICIÓN, y luego de las ocho detenciones confirmadas ayer en torno a la investigación, hace un trazo de resaltador fuerte: “La muerte de D’Amico fue planificada, premeditada, y ahora falta atrapar a los instigadores, a los autores intelectuales de esto”.
El letrado del fuero bonaerense, se presentó el jueves ante la jueza Selva Raquel Zuetta para sumar indicios al expediente y tomar conocimiento de los últimos movimientos de la causa.
Resultado de la casualidad, fue el mismo día en que se concretaron siete de las ocho detenciones en tres localidades, Oberá, Leandro N. Alem y San Javier.
“Nos sorprendieron las noticias, éramos y ahora somos mucho más optimistas con la instrucción de la causa. La prolijidad del trabajo de la Saic y la jueza no dejan lugar a dudas, las pruebas sobre los detenidos son fuertes y puntillosamente marcadas por las pericias de los investigadores”.
“Es un expediente de más de 600 fojas, con testimonios e informes contundentes que marcan los horarios y puntos en que se encontraba cada uno de los sospechosos, antes, durante y después del homicidio cometido con alevosía por una asociación ilícita, cometido para ocultar una trama mafiosa ligada al comercio de la carne”, agregó Katiz y descartó de plano la posibilidad que D’Amico haya sido ultimado por cuestiones pasionales: “Esa es la posibilidad más débil de todas, la menos creíble, a lo sumo habrán utilizado una mujer como señuelo para hacerlo caer y matarlo, pero no por una razón sentimental”.
Sobre los posibles o presuntos instigadores, sostuvo que “no sólo las sospechas apuntan a este crimen, hablamos de apellidos que podrían saltar del propio expediente y que le debían mucho dinero, tal vez varios millones de pesos, a la empresa para la que trabajaba D’Amico”.
El GPS marcó el horario: “19.44”
Los penalistas Luciano Luna y Claudio Katiz se mostraron conformes y definieron a la causa “en constante evolución”.“El trabajo de la Saic y Homicidios no deja dudas, es destacable, marcaron los horarios y lugares dónde estuvo D’Amico antes de ser cruelmente masacrado”, manifestó Katiz, y apuntó a que “la precisión del localizador satelital del Volkswagen Bora de D’Amico lo ubica en el abasto o carnicería en Oberá de los sospechosos a las 19.44, este fue el último movimiento o registro con vida de la víctima”.
Victoria D’Amico: “Esperamos que los culpables paguen y no salgan nunca más “Victoria D’Amico reconoció que las ocho detenciones en torno al crimen de su hermano “Junior”, “producen alivio en la familia, pero se no se puede evitar la mezcla de sensaciones, sigue latiendo el dolor, angustia, seguimos en pleno duelo (…) De todas maneras, estamos conformes porque caminamos a encontrar justicia”.
Victoria es enfermera en la localidad bonaerense de Lobos. Allí vive con su madre Elvira. “Teníamos miedo que por ser una familia de laburantes de pocos recursos, no nos iban a oír el reclamo, y el asesinato de Junior iba a quedar impune, pero eso no ocurrió y ahora sólo esperamos que los culpables paguen, que no salgan nunca más de prisión (…) Pero también espero no leer nunca que debieron soltarlos por falta de pruebas o fallas en la investigación”.
Para definir la sensación de su familia, tras la noticia de las múltiples aprehensiones, sostuvo: “Cuando esta mañana (por ayer) mirábamos con mamá la página digital de PRIMERA EDICIÓN, ella le habló a la foto de Junior y le dijo: ‘vas a descansar en paz hijo, falta poco’”.
También destacó la labor de la jueza Zuetta, “el trabajo que lleva adelante es impresionante y confío en que la investigación va a seguir avanzando”.
Respecto a la figura de su hermano, volvió a describirlo como “un hombre bueno, dado con todos, en una semana se hacía amigo de la gente. Se dedicaba a las cobranzas y a levantar pedidos para el frigorífico que trabajaba, no tenía enemigos y si yo supiera quién o quiénes lo iban a odiar tanto como para hacerle tanto daños, ya lo hubiera declarado en la Justicia”.
Nicolás D’amico, “Junior”, fue asesinado durante la noche del 30 de octubre de 2015. Su cadáver fue descubierto calcinándose dentro de su automóvil, un Volkswagen Bora, en un camino del paraje Chatón en Leandro N. Alem.
Las pericias apuntaron a que fue ultimado en jurisdicción de Oberá, de acuerdo a lo señalado por el GPS y los cruces de llamadas de los celulares de los sospechosos.