“La filosofía es el análisis de lo obvio. ¿Qué valor tiene analizar lo obvio? Detrás de lo obvio siempre se esconde algo, un interés, un tipo de ordenamiento, la ganancia de algunos”, enfatizó el filósofo Darío Sztajnszrajber, quien anoche disertó en el Auditórium Montoya, invitado por la Fundación Osde.En rueda de prensa, el creador del programa “Mentira la verdad” (Canal Encuentro) abordó diversas temáticas desde una “filosofía irreverente” que “cuestiona hasta lo obvio”. ¿Para qué sirve la filosofía?Creo que hay un prejuicio de que la filosofía es aburrida. Y también hay otra idea de que la filosofía no sirve para nada, que es un delirio. Algunos te dicen: “no hagas filosofía, no vueles, resolvé”. Yo voy a defender que la filosofía no sirve para nada, pero está buenísimo que hagamos cosas que no sirven para nada también. Porque creemos que el ser humano sólo está regido por el valor de la productividad, en el sentido económico.Lo más rico de la filosofía es pelearse contra esos valores que están impuestos, normalizados y uno no toma conciencia. Por ejemplo, la utilidad, que todo sirva para algo. Y uno muchas veces sin darse cuenta mercantiliza aspectos de la existencia que uno cree que no están mercantilizados. Desde la filosofía nos animamos a pensar, por ejemplo la amistad: uno se reúne porque sí con los amigos y gana en otras cosas, en afectos, en sentirse bien.¿Qué hace la filosofía? Molesta, tiene una actitud provocativa, irreverente, de pregunta permanente.La filosofía en las escuelas…En la secundaria lo que no se pudo generar es deseo de saber. Un alumno jamás se va a enganchar a la materia desde el interés ni del deseo sino desde la obligación. Casi como una cárcel. Las materias son disciplinas que disciplinan tu conciencia, entonces es muy difícil. Y no es cierto que no haya interés en la filosofía. Lo que a mí me pasa en los cursos que doy en todo el país es que vienen comerciantes, médicos, ingenieros, que si bien no piensan la filosofía como profesión, les encanta el universo que se les abre, y pueden volver a su actividad munidos de algunas de las categorías de la filosofía. ¿Cómo abordar socialmente el problema de la drogadicción? En primer lugar hay que dejar de ser hipócritas. Vos no podés estar en tu casa tomando antidepresivos y después arrancarte los pelos (en señal de preocupación) porque unos chicos toman el mismo tipo de pastillas en una fiesta electrónica. Cuando empezás a pensar en cuál es el criterio de lo que es un ser humano normal y qué significa un ser humano alterado, se te caen un montón de fantasmas y prejuicios. El problema de las drogas en primer lugar es el del narcotráfico. Resolviendo el problema del narcotráfico resolvés gran parte de la problemática de fondo. Después el consumo se trata como se tratan los grandes temas vinculares, comunitarios, en equipos interdisciplinarios. Libertad de expresión.La libertad de expresión me parece fundamental en una sociedad democrática. Pero una cosas es cuando se usa la libertad de expresión en favor de las mayorías y otra cuando se usa para sojuzgar a los débiles. No es lo mismo cuestionar al poder desde el humor, que el poder use el humor para perseguir a cuatro personas.¿Se perdió el sentido de la vida?Me dicen muchas veces: “la sociedad está vaciada de sentido”. A mí me parece al revés, todo está demasiado claro, todo viene con su manual de instrucciones, con su receta de procesamiento rápido, lo que nos está faltando en este momento no son certezas, es incertidumbre.No se trata tanto de encontrar el sentido de la vida, sino de perderlo. Porque tu papá te dice cuál es el sentido de la vida, la carrera te dice de qué vas a trabajar, los medios te dicen a quién tenés que votar, todo está previsto, pre-armado, entonces si vos encajás en esos moldes, vas a ser feliz. Porque la felicidad se transforma en un producto, en una “cajita feliz”. Volver a lo gratuitoRecuperemos valores que parecen perdidos, por ejemplo, lo gratuito. Yo vivo de mi trabajo y también hago actividades gratuitas. Cuando digo que es gratuito, enseguida me miran como diciendo que lo hago porque me conviene. Qué difícil es entender la gratuidad en sí misma. Siempre se le está buscando a la gratuidad un motivo escondido que en realidad suponga una conveniencia, que es lo contrario a lo gratuito. Esa gratuidad termina siendo revolucionaria, porque desencajás un sentido común. Entonces eso de desencajar tiene que ver, no con grandes causas, sino con pequeñas cosas que uno puede hacer y subvertir lo hegemónico.
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