La Cámara de Apelaciones en lo Penal y Correccional de la provincia deberá resolver qué juez seguirá al frente de la causa que investiga la muerte de Hernán Céspedes, el único detenido y principal sospechoso de la violación y homicidio de Liani Itatí Piñeiro, quien se habría ahorcado en el interior del calabozo de la Unidad Penal V de Puerto Iguazú.El conflicto de competencia se suscitó cuando el juez de Instrucción 1 de Eldorado, Roberto Horacio Saldaña, se inhibió de seguir al frente de la causa y remitió las actuaciones a su par del Instrucción 3 de Puerto Iguazú, Osvaldo Rubén Lunge, quien rechazó las causales del apartamiento y devolvió el expediente al magistrado eldoradense.En la visión de Saldaña, el caso debía regresar al Juzgado de origen, en este caso el de Puerto Iguazú, tras la asunción de Lunge como magistrado subrogante.Sin embargo, este último entendió que esa causa no era motivo de alejamiento y rechazó hacerse cargo de la investigación. En este contexto, según pudo establecer PRIMERA EDICIÓN, la Cámara de Apelación deberá definir o resolver el diferendo de jurisdicción.La causa estuvo, en sus inicios, a cargo del entonces juez Juan Pablo Fernández Rissi, quien se inhibió de seguir al frente después de que recibiera amenazas.Entonces pasó al Instrucción 1 de Eldorado, a cargo de Saldaña, quien dispuso como primera medida la exhumación de los cuerpos de Céspedes y Piñeiro para que sean trasladados a la Morgue Judicial de la Corte Suprema de Justicia de la Nación (CSJN).Las conclusiones de esa pericia no aportaron datos que dieran un brusco giro a la pesquisa.Con posterioridad, peritos de Gendarmería Nacional efectuaron una inspección ocular en la celda donde murió Céspedes y llegaron a la misma conclusión que la Policía: el muchacho se suicidó.Prácticamente con todas las medidas probatorias agotadas, ahora surge este conflicto de competencia.En el contexto de la investigación surge una línea concreta: Liani Itatí Piñeiro fue violada y asesinada entre la noche del 11 de septiembre de 2012 y la madrugada siguiente.El principal sospechoso, sumamente comprometido en la causa, incluso con pruebas de ADN en su contra, era Céspedes. Y probablemente hubiera terminado proceso si es que no hubiera tomado la trágica decisión de terminar con su vida, como indican todas las pericias recabadas en el expediente.Esa determinación y la impericia o negligencia de los policías que debían cuidarlo jugaron un papel preponderante para que las sospechas y dudas inundaran la investigación bien encaminada por el entonces juez de Instrucción Juan Pablo Fernández Rissi.Es de esperar que una vez clausurada la instancia penal también se juzgue la conducta de los uniformados de la UR V.
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