Hay un drama en ciernes en torno de la política ecológica de Misiones que podría derivar en un escándalo de ribetes inesperados.Las miles de hectáreas misioneras que componen la reserva de Biósfera Yabotí podrían perder en breve esta categoría internacional de protección, ya que el convenio firmado entre la Provincia, las comunas y los propietarios de los predios para limitar la explotación está a un paso de quedar sin efecto, con lo que las actividades de extracción de madera y uso de los recursos naturales dejarían de estar alcanzadas por la normativa estricta que ahora existe. El próximo martes, la comuna de El Soberbio dará el primer paso formal para abandonar el “convenio de la biósfera”, cansada de los incumplimientos del Ministerio de Ecología que conduce Verónica Derna, y que no cumple con el pago de montos realmente irrisorios si se tiene en cuenta el cometido de preservación que conllevan. Los concejales de la localidad presentarán un proyecto de ordenanza para dejar sin efecto el compromiso asumido en el año 1997. Prefieren dejar de mendigar los 84 mil pesos anuales que debieran percibir desde el Ministerio por no cobrarle tasas a los dueños del monte, y en su lugar recaudar unos cuatro millones de pesos por año que deberán abonar desde ahora los propietarios de los lotes privados de Yabotí, unas 83 mil hectáreas ubicadas dentro del ejido municipal. “Nos cansamos de mendigar y que nos verdugueen. Personalmente llamé más de diez veces al ministerio y no pude siquiera hablar con la secretaria de la ministra. La comuna debiera cobrar un peso por hectárea y ni eso nos pagan. Nos deben todo el año 2015. Tampoco nos escuchan cuando reclamamos una actualización del monto que se estableció en 1997 y que jamás se reconsideró. Este reclamo formal ya lleva dos años”, se lamentó el concejal Nelson Brettin, del Partido Agrario y Social, autor de la iniciativa que ya fue consensuada con los demás ediles y el propio intendente comunal. Estiman que una vez ingresado el proyecto de ordenanza, tendrá tratamiento en comisión para el correspondiente dictamen, y podría estar en condiciones de ser aprobado en la sesión del 24 de mayo. Sólo reconsiderarían la decisión en caso de que el Gobierno provincial se comprometa a actualizar los montos a dos millones de pesos anuales en lugar de los 84 mil. Y que se los paguen. “Ni caminos para salir”Los motivos esgrimidos por los referentes de la comuna para dar tan drástico paso parecen lógicos: mientras la Provincia les regatea fondos que genuinamente debieran ingresar en sus arcas, se pierden de recaudar las tasas que podrían posibilitar la gestión de algunas respuestas para los habitantes del empobrecido municipio, como el arreglo de los caminos. “Hay colonos que no tienen cómo salir de las picadas porque no tenemos maquinaria vial. Estamos haciendo un sacrificio enorme. Aportamos no sólo al resto de la provincia, sino también a la región, pero el Gobierno considera que para ésto no hay plata”, agregó el concejal. Por ahora sólo la primera comuna expresó su intención de abandonar el convenio, aunque el intendente y los concejales sampedrinos también iniciaron el reclamo en Ecología y participaron de una reunión con la ministra Derna en la que hizo compromisos que hasta ahora no se cumplieron. La zona es de vital importancia para la conservación ya que incluye áreas naturales protegidas de dominio provincial como el Parque Provincial Moconá (dentro del cual están los saltos que fueron declarados Monumento Natural Nacional); la Reserva Provincial de Esmeralda, el Área Experimental Guaraní y la Reserva Natural Cultural Papel Misionero, de ámbito privado. Desde que la Unesco la declaró Reserva de Biósfera en 1993, siempre hubo tensión en torno de los excesos de los propietarios de enormes extensiones de monte sujetos a planes de manejo sustentable que no siempre se respetan. Se supone que están exentos de pagar tasas e impuestos provinciales por sus lotes justamente porque tienen limitado el uso de sus tierras por encontrarse en el área natural protegida. Un tesoro que no se cuida La Reserva de la Biósfera Yabotí abarca 235.959 hectáreas, muchas de las cuales son propiedades privadas. 83 mil pertenecen al municipio de El Soberbio y 153 mil a San Pedro. En 1997, la Cámara de Diputados de Misiones (presidida entonces por Julio Humada) aprobó el convenio celebrado entre el Gobierno de la Provincia, los municipios y la Asociación de Propietarios de la Reserva de Yabotí, haciendo exigible el compromiso de pagar el resarcimiento destinado compensar a las comunas. El convenio hace referencia a la Ley 3.041 (ahora Ley XVI Nº 33) que declara “Reserva Natural” a las tierras que integran la “Reserva de la Biosfera Yabotí” que quedaron sujetas a la normativa de las “Áreas Naturales Protegidas”. Esa Ley también estableció que la Provincia debía aplicar un régimen de excepciones de pago del impuesto inmobiliario provincial y resarcir a los municipios afectados por la reserva en cuanto a la disminución de su coparticipación municipal, a la vez que las comunas se comprometieron a fijar un valor anual de la tasa general de inmuebles para los lotes afectados (en la suma de 2 pesos por hectárea) y a no cobrar tasas municipales a los propietarios. El Gobierno, en tanto, se obligó a pagar el resarcimiento “el resultante del 50% de la tasa anual municipal general de inmuebles afectados por la Reserva Natural. Para la provincia “constituye un objetivo superior la preservación del bioma “selva paranaense” y la defensa del patrimonio ambiental, consciente de la trascendencia de su valor y por ser el mejor legado para las futuras generaciones de misioneros”, decía el grandilocuente documento que con el tiempo, el Gobierno provincial dejó de cumplir. Como cada Concejo Deliberante debió refrendar y ratificar el convenio, también es potestad de los concejos denunciar los mismos por incumplimiento, según la cláusula sexta del documento. La importancia de las reservasLas reservas de Biósfera fueron concebidas como una importante innovación en el manejo de los recursos naturales, proporcionando una estructura capaz de relacionar la preservación con las necesidades de la comunidad, con tres objetivos primordiales: conservar la diversidad para las generaciones futuras, establecer zonas de investigación y proporcionar facilidades para la educación ambiental. En 1970 la Unesco inició el proyecto “el hombre y la biosfera” (MAB), y como parte del mismo se seleccionaron áreas geográficas representativas de los diferentes hábitats del planeta, abarcando tanto ecosistemas terrestres como marítimos. Esas áreas se conocen como reservas de la biosfera, que suelen recibir apoyos económicos internacionales para su preservación.
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