A la vuelta de lo que va del gobierno de Macri, su administración enfrenta fuertes vientos en contra, entre los cuales sobresale la protesta social en ascenso. Y es que claramente el Presidente ubicó como prioridad el orden de las cuentas públicas y la recuperación de la confianza de la comunidad financiera internacional.Tras haber cerrado el nefasto capítulo del default el gobierno espera la devolución de gentilezas de los fondos de inversión internacionales para encarar las obras de infraestructura necesarias y dinamizar el empleo, que junto con la inflación son el punto más conflictivo de la recién iniciada administración macrista.Sin embargo las que no se concretan con las promesas de felicidad promocionadas por el Gobierno ya que hasta ahora las medidas adoptadas van a contramano de ese objetivo.La agenda política y económica que encaró el Estado redobla las preocupaciones de los sectores postergados, y genera en la clase media un parate de consumo que se empieza a sentir con fuerza.Como dato cabe destacar que el volumen de ventas en supermercados se desplomó 4% en el primer trimestre respecto del mismo mes del 2015, según significaron varias consultoras, lo que lleva a pensar que la gente decidió hacer compras de menor volumen, apenas lo urgente y necesario para el día a día.El recorte que desarrolla el Gobierno en pro de ordenar las cuentas públicas se empieza a generalizar en todos los sectores y el fenómeno se produce al calor de tarifazos y aumentos de combustibles que rompen los bolsillos.La ecuación es malvada ya que siempre que el mercado interno se achica, la economía se va paralizando.El Gobierno y el macrismo tendrán sus motivos, pero en la economía juegan un rol decisivo las expectativas de la gente, y está claro que los fuertes aumentos de precios, la excesiva precaución exhibida y los rostros de susto que van invadiendo los hogares juegan en contra de la agenda planteada por el Estado.
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