Los legisladores misioneros Gustavo González (UCR) y Héctor Bárbaro (Pays) elaboraron sendos pedidos de informes a Vialidad Provincial y al Poder Ejecutivo para que expliquen cómo es que <a href="http://www.primeraedicion.com.ar/nota/220247/una-aeropista-de-tierra-que-costo-%2420-millones.html">gastaron 20 millones de pesos en la construcción de la aeropista de Puerto Paraíso, en El Soberbio</a>, una estructura de 1.200 metros de largo por treinta de ancho de tierra compactada que se encuentra inutilizada desde 2014 y que no muestra más inversiones que las que se ven a simple vista. Ambas bancadas intentarán incluir los proyectos en el Boletín de Asuntos Entrados (BAE) en la sesión legislativa de este jueves. Números que no cierranBásicamente, a los diputados opositores no les cierran los números. La aeropista construida por orden del exgobernador Maurice Closs en un enclave de interés turístico (a pocos kilómetros de los Saltos del Moconá y en inmediaciones de importantes lodges) ya demandó dos licitaciones por un promedio de diez millones cada una, la primera en 2012 para la realización de las obras básicas y desagües de la aeropista y la segunda en 2015 para la provisión de electricidad mediante una línea de 13,2 kV, el cableado subterráneo y la demarcación de la pista. Según los vecinos del paraje, ubicado a 30 kilómetros de la ciudad de El Soberbio, la estructura no fue utilizada desde su inauguración en diciembre de 2014, acto del cual participó el propio Closs y el entonces Secretario de Turismo de la Nación, Carlos Enrique Meyer. En contrapartida, los habitantes del paraje no cuentan con servicio de agua potable, entre otras necesidades insatisfechas. Relevamiento in situEl miércoles, el diputado Gustavo González viajó a El Soberbio para relevar in situ las obras realizadas en la aeropista que costaron más de veinte millones de pesos y que no tienen mayor utilidad desde 2014, según los testimonios de los vecinos. El legislador se contactó con el concejal Nelson Brettin, del Partido Agrario y Social, para interiorizarse también sobre las necesidades de las familias que fueron relocalizadas para despejar el predio donde luego se construyó la aeropista, que viven en un barrio en el que no cuentan con servicio de agua potable por problemas con el pozo perforado. Lo paradójico del dato es que cuando se inauguró la pista, en 2014, se dijo que también se construyó con “fines humanitarios”.
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