Dijo alguien que a veces pensar no te lleva a ningún lado, una leyenda rusa expresaba: “Una vez estaba una arañita al borde del camino y pasó un ciempiés, entonces, la araña le dijo: ‘Señor ciempiés, qué complicado, ¿cómo hace para caminar? ¿Con los cincuenta pies izquierdos primero, y los cincuenta pies después de la derecha, de a diez en diez, o de uno en uno?’.“Entonces el ciempiés se puso a pensar, se tropezó y no caminó nunca más”.Este pequeño cuento nos da a entender que a veces nos complicamos con lo que pensamos, en realidad es así porque la “cuna o el inicio” de todos los males y errores nuestros, está en la calidad de nuestros pensamientos.A veces nuestra forma de pensar se congela y nos quedamos recorriendo siempre los mismos caminos, pues la mente se fija a las cosas ya elaboradas.Nuestros pensamientos tienen diferentes “calidades y cualidades”, es decir algunas ideas serán más positivas que otras, algunas serán más creativas que otras, algunas tendrán más empuje que otras, y otras serán negativas o “pum para abajo”.Sabemos que todo pensamiento que tengamos guía nuestro comportamiento, todo lo que se absorbe con convencimiento nuestra mente lo usa para afectar y moldear nuestra actitud, dirige nuestro comportamiento y modo de pensar, y a la larga se va incorporando en nuestra personalidad. El verdadero inconveniente es que nosotros muchas veces no controlamos lo que entra en la mente, porque no entendemos la importancia de los pensamientos. Hay pensamientos como la alegría, el amor, la autoestima, la voluntad, la felicidad, la verdad y el perdón, que nos provocan emociones y sentimientos positivos, liberándonos, dándonos paz, equilibrio interior y seguridad.La ira o el enojo, la mentira, el resentimiento, el miedo, la ansiedad, la tensión, el rencor producen resultados negativos en nosotros, bloqueándonos, hundiéndonos en un pozo de problemas e inseguridad.“Si imaginamos que vamos en bicicleta por una senda, con el aire fresco golpeándonos el rostro; los árboles, las nubes, la naturaleza, las aves, la naturaleza en pleno… cuando de pronto vemos una gran piedra en medio del camino.“Si fijamos toda nuestra atención en la piedra -que es un obstáculo-, por más que sólo ocupe un breve espacio en la carretera, casi con seguridad terminaremos enfrentándola y quizás chocaremos con ella”.Este ejemplo lo doy para que pensemos cuántas veces descubrimos un obstáculo en nuestra vida, al cual lo pensamos y asumimos como si fuera lo único que existe, hacemos desaparecer todas las demás opciones como los árboles, las nubes y el resto del paisaje, dirigiéndonos irremediablemente hacia él -hacia la piedra- con la posibilidad de sucumbir o caernos.No debemos permitir que los obstáculos desvíen nuestra atención y nos hagan creer que no hay otra salida, siempre hay oportunidades que vienen acompañándolos.Enseñaba el apóstol Pablo que “debemos pensar en todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre”. Hoy en día existen muchos “gurúes” de la sanación, que enarbolan la idea de “pensar en positivo”, para solucionar todos los problemas actuales como la depresión, el estrés, la angustia y la pena.El “pensar en positivo” les ha permitido a muchos “manosantas” hacerse ricos y famosos, pero estas terapias tienen ciertas particularidades, y es que muchas de ellas son superficiales, pasajeras, presionan demasiado y son artificiales.Como terapias positivas hay tratamientos psicológicos, psicodramas, investigación de la infancia, descubrir las trampas psicológicas que elaboramos, nuevos comportamientos, etc.En la actualidad nadie duda que pensar en cosas positivas nos da beneficios, pero no es verdad como se dice habitualmente que “piensa positivo y todo irá bien como si fuera mágico”, esto se propagó antes de la época de los sesenta con la “beat generation o la new age” (generación beat o nueva era), y ahora se prolonga con las filosofías tibetanas y asiáticas.Hacer pensar en positivo a una persona, no significa que a las personas les va a ir bien “automáticamente”, es sólo un comienzo o breve inicio, lo que hay que lograr es enseñarles a cambiar los hechos y las acciones que originaron su pesar, para que les vaya bien realmente luego de un período variable.Los motivos de cada persona para estar triste y deprimida, son una complejidad que debe ser desmenuzada pacientemente, y a partir de aquí se podrán analizar las posibles soluciones.Además cada persona debería tener todos los días un espacio de tiempo, para analizar su vida con sus tristezas y alegrías, solo y con alguien de confianza como un amigo, pues esto le hace concentrarse y entender las cosas que le hacen sufrir para tomar conciencia.Ni hablar de que cada uno debe tomar y aceptar su parte de responsabilidad por los pensamientos que guarda en su mente, pues ellos son lo que le han llevado a esa situación desesperante que necesita ayuda.Es muy común que cada ser tenga una opinión elevada de sí mismo, producida por su ego, que se compara ineludiblemente con los demás, solemos decir ¡Yo no soy cómo aquél, soy mejor!, o ¡A ese le gano acostado!Solemos ser muy competitivos, pero equivocadamente y solo para agrandarnos delante de los demás, como una muestra de nuestro orgullo, que en realidad nos está haciendo “más pequeños”.El orgullo va construyendo lentamente un pedestal, al cual vamos subiendo día a día, y lo único que hace es alejarnos de las personas que dejamos en la base, para lograr que nuestra caída sea más dolorosa.“Soñé que la muerte me visitaba la otra noche y que se abrían las puertas de los cielos. Amablemente un ángel me condujo al interior. “Y allí, para mi asombro, estaban algunas personas que conocí en la tierra: Aquellos que yo había juzgado como incapaces o de poco valor. Palabras de indignación llegaron hasta mis labios, pero jamás las dejé salir; porque todos esos rostros estaban llenos de asombro… ¡Nadie esperaba que yo estuviera allí!”-Anónimo.En lugar de compararnos debemos escarbar dentro nuestro para desenterrar nuestro potencial, siempre podemos crecer y lograr más de lo que somos.Debemos pensar moderadamente en nosotros y más en los demás, ya que es un secreto muy difícil de guardar la opinión que tenemos de nosotros mismos.“Debemos pensar bien para actuar bien”.Por J.L. Bazán – MédicoDeseo tu opinión:[email protected]
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