Arrastra un año y ocho meses esperando que la Justicia le responda por la muerte de su hijo de 19 años, arrollado junto a un menor de 14 por un automovilista sobre la avenida De los Inmigrantes, a pocas cuadras de su hogar en el barrio obereño Villa Sevea. María Esther Viana perdió a Norberto Eliseo Chamorro el 27 de septiembre de 2014. “Popito” manejaba su motocicleta recién lavada y comprada con sus ahorros como albañil, lo acompañaba Lucas Néstor, uno amigo del barrio. Frente a la Escuela 84, Pedro M. (45) los atropelló con un Fiat Palio.De acuerdo a las pericias policiales, el acusado se habría lanzado a sobrepasar a un colectivo en un tramo de doble líneas amarillas e impactó contra los jóvenes a pocos metros de un lomo de burro. Ambos perdieron la vida por los traumatismos de cráneo.“Desde entonces no encuentro tranquilidad, mi familia está destrozada, no nos alcanza con rezar, mi hijos necesitan que condenen a Moscón, que haya un acto de la Justicia que repare el daño, que nos deje vivir con algo de alivio”, manifestó Viana el viernes a PRIMERA EDICIÓN.A cada pasoViana denota pesadumbre, su rostro sufre cada arruga, expresa ese dolor aferrada a un termo y mate buscando calor para sus manos: “No sé a quién recurrir, hasta en el colectivo veo al hombre que mató a mi hijo, que puede andar sin problemas por la calle y mi familia con miedo”. María Esther vive en Posadas con sus dos hijas menores de siete hermanos. Junto a su esposo y padre de “Popito”, fueron a visitar “hace menos de un mes” al resto de su familia a Villa Svea y en el ómnibus reconocieron como uno de los pasajeros al acusado por doble “homicidio culposo”. “Él se bajó frente a la Escuela 84 y lo estaba esperando su madre en auto, que encima le dejó que tome el volante, ahí confirmé lo que dijeron los vecinos, que él volvió a conducir cuando no debería tener ni la licencia habilitada (…) tampoco entiendo como una persona desequilibrada mentalmente puede conducir sin que nadie lo controle”, se quejó Viana.“Cuando lo vi me acordé de los testigos que dijeron que apenas mató a los chicos descendió de su automóvil y enojado se tocaba el bolsillo asegurando ‘acá hay plata, tengo plata puedo zafar de esta también’. Así se portó de mal frente a los chicos muertos, no le importaba nada de nada”, relató.Viana fue tajante: “No pido algo raro o extraño para las víctimas, sólo justicia, nosotros no tenemos plata como él para ‘salvarse una vez más’”.“Él les aseguraba a los testigos que tenía parientes y recursos suficientes como para no ir preso y eso capaz que fue lo que sucedió”. “Mató a mi hijo como si hubiera tomado un revólver y disparado, para nosotros fue así, nos sacó un pedazo del corazón, sus hermanas no pueden cerrar el duelo, hacen videos con la computadora de la escuela y suben fotos de ‘Popito’, que siempre las ayudaba con algo de lo que ganaba trabajando y ahora no tienen a quien pedirle, salvo lo poco que puede facilitarle el padre”.También recordó que su hija Damiana, con quien Norberto vivía en Villa Svea, le aseguró que esta persona lo había amenazado con arrollarlo si se le cruzaba en el camino con su motocicleta, “porque él se creía dueño de las calles, hasta los alumnos de la Escuela 84 le tenían miedo porque pasaba a toda velocidad con su auto cuando salía o volvía de su casa”. “Y lo mismo sigue haciendo ahora, maneja como un loco con la música fuerte, como si Oberá fuera de él”, remarcó Viana y agregó como una última frase que definiera su postura: “La plata no te da derecho para matar”.Camino a debateLa causa aguarda que la Justicia Correccional y de Menores defina una sentencia en debate. Le corresponde a este orden porque la acusación elevada por la jueza de Instrucción 1 de Oberá, Alba Kunzmann de Gauchat, lo imputa como “autor de homicidio culposo, doblemente agravado por la cantidad de víctimas fatales y conducción imprudente”.Este delito prevé una condena no mayor a los cinco años de prisión. Reiterados y graves inconvenientesLos inconvenientes de Pedro M. con la ley no son pocos, en septiembre de 2015, el Tribunal Penal Uno de Oberá lo sentenció pero dejó en libertad, tras juicio abreviado, por dos causas de “hurto” y “privación ilegítima de la libertad, calificada en concurso real”, que pesaban en su contra desde 2009.La condena fue de tres años de prisión en suspenso.En 2007, su expareja lo acusó de “tentativa de homicidio”, luego que la dejara bajo llave y con un incendio avanzando dentro de una ferretería de la calle 9 de Julio de Oberá.Y también fue relacionado como protagonista de varios hechos de robo y violencia de género.La Justicia ordenó en dos ocasiones tratamientos psiquiátricos para el sujeto, principalmente para combatir sus cuadros de ansiedad por el presunto consumo de estupefacientes. Aparentemente, la asistencia médica habría fracasado.
Discussion about this post