¿Cómo seguir? Durante meses, Nelson Branford vivió con esa pregunta dando vueltas en la cabeza. Cuando la oscuridad lo cubrió todo, el hasta ese momento jugador de la reserva de Mitre cayó en un pozo depresivo. No comía, no se bañaba, no salía de su casa. ¿Cómo continuaría sin volver a ver una pelota? ¿Cómo avanzaría sabiendo que nunca más volvería a ver el rostro de su hija? ¿Valía la pena seguir viviendo?Los interrogantes tenían dos respuestas: seguir o abandonar. Y abandonar, en esa instancia, era pensar en lo peor. Pero ahí estaba el fútbol, dispuesto a volver a darle tanto o más de lo que ya le había dado en toda su vida. ¿Qué salvó a Nelson? La pelota. Él ya no la veía. Pero le enseñó una nueva lección: el fútbol no se ve. El fútbol se siente.Tanto siente el fútbol Nelson hoy que no se permite faltar a un sólo entrenamiento de “Los Magos Misioneros”. Nunca mejor puesto el nombre. Porque lo que hacen no puede ser otra cosa más que magia. Se trata de un equipo conformado por jugadores que perdieron la visión, pero no por ello las esperanzas ni las ganas de seguir adelante. DE PRIMERA compartió una de las prácticas para entender cómo la mente humana es capaz de adaptarse y superar incluso el peor de los obstáculos.El gran DTLlevó un buen tiempo conciliar fecha y lugar para la entrevista. “Los Magos” no tenían hasta hace poco cancha para entrenar ni dinero para alquilar una. Fue con ayuda estatal que lograron un espacio apto para las prácticas. El Cepard posadeño los acoge ahora todos los lunes y viernes por la tarde, después de un largo parate.Sergio Villalba es profesor de Educación Especial y tiene 37 años. Trabaja en una escuela por la mañana y en un ente público por la tarde, pero encontró la manera de tener libre las tardes de lunes y viernes para dedicarse de lleno a los chicos. “Hace cuatro años estoy con ellos. Como soy fanático del fútbol y siempre me interesó trabajar con los chicos, es como que se me juntaron dos pasiones”, explica el actual entrenador de “Los Magos”. Para llegar a la dirección técnica, Sergio primero tuvo que interiorizarse en el fútbol para ciegos. Comenzó como “Llamador”, nombre que adquiere uno de los integrantes del equipo, vidente, que no entra a la cancha pero se para detrás del arco rival y desde ahí guía a sus jugadores hacia el gol. “Actualmente tenemos unos ocho jugadores estables, pero hay varios que quieren incorporarse. Estamos abiertos a todos”, cuenta.Villalba específica detalles fundamentales para entender el fútbol para ciegos: la pelota lleva un cencerro adentro que produce un sonido que permite guiar a los jugadores; la cancha -de 20 por 40 metros- debe ser al aire libre para evitar resonancia, los espectadores tienen la obligación de permanecer en silencio; los jugadores son cinco y el único vidente es el arquero, que sólo puede moverse en un área especial de medio metro. Hay más. Eso es sólo lo básico.En estos cuatro años, “Los Magos” tuvieron el que fue el mayor de sus éxitos. En 2012 la selección argentina de la especialidad, los ya conocidos “Murciélagos”, vinieron a Posadas y jugaron un amistoso contra ellos. “Sólo perdimos 2-0”, dice Sergio con una sonrisa. El objetivo ahora es poder jugar la Liga Federal de la modalidad, donde juegan Boca y River. “El mes pasado se jugó el primer superclásico de ciegos y Boca ganó 1-0”, se ilusiona el entrenador. Pero falta mucho y la suerte, encima, no acompaña: el sueño de jugar por primera vez fuera de Misiones se frustró en 2014, cuando “Los Magos” viajaron a Corrientes para un amistoso pero la lluvia obligó a suspender.De más está decir que en el equipo nadie cobra un peso. Ni los jugadores, ni el técnico. Pero Sergio recibe otra paga que, asegura, no tiene precio. Es el valor de ver más allá de los ojos. “Es contradictorio, pero cuando empecé con ellos, es como que comencé a ver las cosas de otra manera. A valorar lo que tengo y a no quejarme por muchas cosas que, en realidad, no tienen importancia. Las ganas que le ponen pese a que no pueden ver es algo inimaginable. Siempre me pregunto qué haría yo si no pudiera ver”. El hombre que vivió en dos mundosSergio habla pausado, sin apuros, como si hubiese adquirido cierta sabiduría después de cuatro años de experiencias que le cambiaron la vida. Atesora momentos mágicos junto al equipo, episodios impagables e imposibles de reconstruir con palabras. Intenta hacerlo con esa jugada mágica de aquel partido ante “Los Murciélagos”, en el viejo Consejo del Deporte del centro posadeño. “Yo estaba de llamador. Nelson estaba de espaldas, giró, tiró un caño y quedó mano a mano con el arquero. Yo tenía que decirle que pateara, pero de la emoción por la jugada me quedé helado, sin voz. Y la pelota se terminó yendo afuera. Era la oportunidad de hacer el gol, pero la emoción fue tanta que no le pude cantar que patee. Hasta hoy me ‘gastan’ con eso”, recuerda Villalba.Nelson es Nelson Branford, líder innato de “Los Magos” y un verdadero personaje. La vida no ha sido fácil para él: tiene 34 años y nació sin problemas de visión, pero a los 14 años se le desató una enfermedad que poco a poco lo dejó ciego. Hace cuatro años, cuando tenía 30, dejó de ver por completo. “Preguntame lo que quieras”, dice de entrada, sin tapujos. En apenas segundos cualquiera se da cuenta de que Nelson, más allá de todo, es uno de los tipos más felices del planeta.Su historia es digna de admiración. Y como para una película. Nelson llegó a jugar al fútbol en la reserva de Mitre -“jugaba en todos los puestos, pero más de delantero; tenía futuro para ir a Buenos Aires”, cuenta- y llevaba una vida sin sobresaltos, hasta que a los 14 años algo empezó a cambiar. “Yo hasta esa edad veía perfecto, pero entonces se me despertó toxoplasmosis. Hice un tratamiento de ocho meses con operación incluida que no funcionó. Desde ese momento me hicieron seis operaciones, pero no me pudieron salvar la vista del ojo derecho, porque cuando la enfermedad toca la retina, ya no hay vuelta atrás. Y a los 21, aparecieron los problemas en el ojo izquierdo. A los 30 quedé ciego totalmente y, bueno, así estoy hace cuatro años”, resume Branford, que no se resigna.La oscuridad se adueñó de todo y Nelson cayó en un pozo. “No tenía ganas de salir, me quedaba encerrado en casa. No tenía ni ganas de bañarme. Perder una función de tu cuerpo es muy difícil. Me acuerdo que tenía mucho miedo. Nunca pensé en matarme porque mi mamá siempre me dijo que eso era de cobardes, pero recuerdo que una vez siendo ciego vi en una visión una soga y un tirante”, relata. Y pone la piel de gallina.Sin embargo, entre la vida y la muerte, Nelson eligió la vida. “Un día vinieron a decirme
que venían a Posadas ‘Los Murciélagos’. Y eso me incentivó, empecé a entrenar y descubrí todo este mundo del fútbol. Hoy voy a la iglesia y puedo afirmar que Dios me salvó la vida, pero lo hizo a través de esas personas que me fueron a buscar”, se confiesa el capitán de “Los Magos”.Hay que tener coraje para seguir adelante y no bajar los brazos. Sobre todo, después de conocer la vida a través de los ojos y, luego, perderlo todo. “Yo viví en dos mundos, el de ver y no ver. Jugué viendo y sin ver. Y jugar sin ver también es hermoso. Te cuesta, pero cuando le encontrás el sentido, Dios te empieza a ayudar y hacés cosas que ni te imaginabas”, reflexiona Branford, que ahora entiende cuál es su misión: “nosotros estamos para que la persona que sufre cualquier discapacidad vea que no hay que tener miedo y que el mundo no se terminó. Se empieza una nueva vida. Nosotros estamos para que todos vean que se puede salir adelante”.Ilusión nacionalEn pocos años, Branford construyó una carrera en el fútbol para ciegos que incluso lo llevó a entrenar con “Los Murciélagos”, sueño que debió abandonar por cuestiones familiares. Sin embargo, la ilusión se mantiene viva y viaja una o dos veces por mes a Resistencia, donde juega para la Asociación Chaqueña de Deportistas Ciegos y de Baja Visión, que participa del Torneo Federal.En esos viajes lo acompaña Martín Palma, que también juega para la Achadep. Tiene 28 años vive en el barrio Sur Argentino de Posadas y, asegura, lleva una vida normal más allá de todo.“Tengo baja visión por Toxoplasmosis y Miopía. Yo ya nací así. Tengo posibilidades de llegar a ver, pero si me operan y sale mal, puedo perder lo poco que veo, entonces prefiero quedarmé así, ya me acostumbré a vivir una vida normal sin pedirle nada a nadie”, cuenta “Tincho”, como es conocido en “Los Magos”.Palma, que también practica Taekwondo -solamente en formas, no en combate- ya lleva tres años jugando en Chaco, donde el año pasado se dio el gusto de jugar contra River Plate. “Perdimos 1-0, pero fue una experiencia increíble. Hay que estar adentro para sentir la adrenalina”, sostiene Martín que juega con una venda en los ojos. De esa manera todos los jugadores, los que no ven nada y los que tienen baja visión, quedan en la misma condición.Fanático del fútbol, “Tincho” saca a relucir su fuerza de voluntad y asegura que lleva una vida normal. “Para mí, no es difícil, porque simplemente no veo.?Pero no estoy incapacitado. Con mi esfuerzo y el apoyo de mis familiares pude salir adelante. Es sólo una cuestión de voluntad”, cierra.Lo esencial, invisible a los ojosSebastián Bogarín (17), en cambio, reconoce que la vida del ciego “es muy difícil”, aunque coincide con “Tincho” en que “tenés que ser vos mismo para poder seguir, porque si no aceptás lo que sos, no te vas a superar nunca”.Seba también vivió una vida dura.?A los seis meses le descubrieron glaucoma y de ahí hasta los siete años sufrió tres operaciones que no le pudieron salvar el ojo derecho. El izquierdo también se complicó, sufrió otras dos intervenciones y un día, con sólo diez años, dijo basta. “Mamá, me cansé de ir al hospital”, le dijo a su madre. Desde ahí, comenzó otra vida.Bogarín se aceptó a sí mismo y se dedicó a estudiar. Y casi de casualidad conoció la música, su otra pasión junto con el fútbol. Una tarde caminaba por la plaza San Martín cuando escuchó las prácticas de un grupo de raperos. Casi de casualidad, se metió en el ambiente y hoy sueña con concretar su primer disco. Y lo demuestra, como todo ‘rapper’, improvisando: “Soy Sebastián, rapeando el escenario; un saludos a los periodistas, y a todos los diarios; con estilo improviso, él amigo vino a ver lo que hago; y yo, improvisando representado a ‘Los Magos’”.El sueño de Seba es llegar a grandes audiencias y, con su música, demostrarles a todos que la vida tiene sentido más allá de todo. “A los chicos les digo que tomen conciencia y aprovechen lo que tienen. Que dejen las cosas que hacen mal, estudien y tengan conciencia de las cosas que hacen”, resume el ‘rapper’, otro ejemplo de superación frente a la adversidad.“Los Magos Misioneros” se preparan. No saben cuándo ni contra quién jugarán.?El resultado será anecdótico. Ya ganaron. La vida les enseñó que lo esencial es invisible a los ojos. Y eso es algo que no todos tienen la sabiduría de entender.
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