“Tenemos miedo y estamos cansados de vivir así, día por medio un vecino anda por la calle de madrugada persiguiendo a los ladrones, en cualquier momento va a ocurrir algo muy grave”. Esa fue la primera impresión que autoridades policiales recibieron el miércoles por la noche en la reunión que mantuvieron en el barrio Kennedy, sector sur de la ciudad jaqueado por los constantes delitos contra la propiedad.Frente a la capilla María Auxiliadora, poco más de cincuenta personas se reunieron con los jefes de las comisarías Octava y Décima, entre otras autoridades de la fuerza de seguridad, no sólo para aunar criterios y canalizar la bronca y preocupación por al menos veinte robos o intentos de ingresar a los hogares que se registraron durante junio y que aseguran están aumento desde diciembre de 2015.“A algunos de los que vienen a robar ya los conocemos, sabemos que viven o rondan el barrio San Jorge”, sostuvo una de las amas de casa que se sentó en primera fila para expresarle su estado de alarma.Otro de los participantes fue aún más determinante: “No puedo mentir, duermo con un hacha en la mano, esperando escuchar un ruido en mi casa para salir a cazar al ladrón”. No los contaron con precisión, pero la mitad de las casas tienen a una persona armada y presta para reaccionar con violencia si se topan con delincuentes poniendo en riego su propiedad.“Es así, sin contar los que pertenecen a alguna fuerza, hay por lo menos cincuenta hombre que tienen algún revólver, pistola o cuchillo afilado para defenderse”. Relató a PRIMERA EDICIÓN un remisero que, la madrugada previa al encuentro con los uniformados, salió en calzoncillos a perseguir a uno de los dos ladrones que lo despertaron en el patio de su casa.“No pude atrapar a nadie, fue a las 2 de la mañana y recién a las 5 apareció un patrullero, después de llamar como cinco veces al 911”. “Para peor vamos a buscar al cuidador del Jardín Botánico y lo encontramos bebiendo, sin ninguna reacción para poder ayudarnos, es lamentable”.Tras más de una hora de quejas y propuestas, remarcaron que el destacamento con un sólo policía “no sirve para nada, sólo para dormir y a veces como ‘bulo’”. Instaron a que se refuerce la participación de agentes y que se patrulle a pie el barrio. Pero la queja no quedó estancada en la responsabilidad policial, la mayoría de las calles del complejo habitacional creado en los años ’70 -similares a los barrios Belgrano y 25 de Mayo- muestran cráteres parecidos a un bombardeo, donde el tránsito de los patrulleros resulta dificultoso. “Hace más de 20 años que no arreglan las calles, el empedrado está hundido”, remarcó otro de los referentes.La primera reacción de la Policía fue aumentar el flujo de patrullajes ayer por la madrugada, y destinar dos agentes fijos para recorridas a pie en los horarios señalados como de mayor peligro.“Necesitamos poder descansar, no es un barrio en el que todos podamos pagar un sereno, somos trabajadores y no queremos ver un muerto en la calle”, sostuvo uno de los referentes de la reunión.
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