Los Juegos Olímpicos, ese maravilloso abrazo fraternal que hombres y mujeres se dan a través del deporte, retornan tras 15 siglos y se hacen realidad en 1896 en Atenas, capital del país que fue su cuna y producto de la inspiración de un humanista singular: Pierre de Fredy, popularmente conocido como el barón de Coubertin. Los Juegos de Atenas fueron la consecuencia directa del impulso del barón de Coubertin, que propuso restaurarlos el 25 de noviembre de 1892 en el aula magna de la Universidad de la Soborna, en París, y que tomaron forma definitiva dos años después con la creación del Comité Olímpico Internacional (COI), hito fundacional que contó con la participación de un argentino, el educador entrerriano José Benjamín Zubiaur, uno de los cultores de la famosa frase "mens sana in corpore sano".Previamente existieron intentos que no prosperaron como la Olimpíada de la República, desarrollada en Francia entre 1796 y 1798, con varias disciplinas practicadas por los griegos, y festivales en Much Wenlock, Inglaterra, y la propia Atenas en el siglo XIX.Los primeros Juegos de la era moderna se hicieron realidad de la mano de Coubertin, del primer presidente del COI, el griego Dimitrios Vikelas, y del mecenezago del magnate Georges Averoff, quien aportó un millón de las cuatro millones de dracmas que costaron a solicitud del príncipe heredero Constantino. En Atenas 1896 participaron 241 atletas -todavía no había participación femenina- representando a 14 países, que disputaron 43 pruebas de 9 deportes (atletismo, ciclismo, esgrima, gimnasia, natación, tiro, halterofilia, lucha grecorromana y tenis) entre el 6 y el 15 de abril. También estaban incluidos el remo y el yachting pero no se disputaron por mal tiempo. Se construyó el estadio Panatenaico en el mismo lugar en el que Licurgo construyó su estadio olímpico 4 siglos antes de Cristo y 15 siglos después de que el emperador Teodosio los prohibiera por considerarlos paganos.Estos Juegos no tuvieron demasiado eco en el resto del mundo y de los 34 países que habían prometido su asistencia solo acudieron atletas de Alemania, Austria, Australia, Bulgaria, Chile, Dinamarca, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Hungría, Italia, Suecia, Suiza y Grecia. También se inscribieron deportistas de Bélgica y Rusia pero no compitieron.Además, las inscripciones eran nominales, no se competía bajo bandera y muchos de los que participaron estaban de vacaciones o por motivos laborales en Atenas -algunos competidores británicos trabajaban para la Embajada Británica. No hubo Villa Olímpica (la primera se instituyó en 1932), por lo que los atletas debieron costear sus gastos.El rey Jorge I, junto a la familia real, presidió la inauguración ante 70.000 personas que llenaron el estadio, más otras 10.000 que la presenciaron desde las colinas cercanas.Pese a que los atletas griegos eran amplia mayoría, los estadounidenses vencieron en 11 de las 43 competencias y tuvieron al primer triunfador de la era moderna, James Brendan Bennet Conolly, en triple salto con una marca de 13 metros, 71 centímetros.Gracias a su triunfo Conolly volvió a tener los favores de la Universidad de Harvard, que se había opuesto a su participación en Atenas, llegó a ser doctor honoris causa y se convirtió en un famoso periodista que obtuvo el premio Pulitzer.Tras el dominio estadounidense se ubicó Alemania con 7 medallas de plata (máximo galardón en aquella época, el segundo recibía una medalla de cobre), Francia con 5, Gran Bretaña con 3; Australia, Austria y Hungría con 2, y Dinamarca con 1. En las demás pruebas se impusieron los griegos.El ciclista francés Paul Masson fue el deportista más galardonado con tres títulos: el de los 1.000 metros sprint, el mejor tiempo en una vuelta y la carrera de los 10 kilómetros.Y para los griegos quedó el gran honor de imponerse en el maratón, carrera que no se disputaba en la antigüedad pero que fue incluida por iniciativa de Michael Breal, estudiante francés de filología.La prueba sobre 40 kilómetros (recién en París 1924 quedó definitivamente establecida la distancia de 42.195 metros) fue ganada por Spyridon Louis, quien aprovechó los abandonos del australiano Edwin Flack y del francés Albin Lermosiaux, con un tiempo de 2 horas, 58 minutos y 50 segundos.El maratón rememora la gesta del soldado Filipides, que después de la victoria de los griegos comandados por Milciades sobre los persas, superiores en número, en el 490 antes de Jesucristo, en la batalla de Maratón, corrió la distancia que separa aquel lugar de Atenas para anunciar la victoria y morir.Los Juegos de Atenas finalizaron el miércoles 15 de abril de 1896 y el barón de Coubertin y el flamante Comité Olímpico Internacional dispusieron que los próximos se celebraran en París, pese a que el rey Jorge propuso que continuaran en Atenas a perpetuidad.Las marcas fueron apenas discretas y se incluyeron pruebas tan atípicas como la subida de cuerda o el levantamiento de peso con una sola mano.Fuente: Télam
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