Según el Sipa, en diciembre de 2015 había 6.216.909 trabajadores en empresas privadas, cifra que se redujo en 52.517 trabajadores en mayo de este año. La caída de la actividad en la construcción y la industria automotriz, entre otros factores, sostiene este cuadro de deterioro laboral que está reclamando una respuesta contundente con políticas de contención y previsión de males mayores. Es que, alcanzado cierto punto de inflexión, la realidad del mundo del trabajo y la producción se impone como un indicador insoslayable y define, entre otras cosas, el rumbo del humor social y la viabilidad de las políticas de gobierno.En este marco, la actual gestión nacional parece mantener pese a todas las dificultades, una base de apoyo considerable, aunque al mismo tiempo se observa tanto a nivel nacional como provincial que la caída de la actividad económica, la pérdida de puestos de trabajo y el drenaje del poder adquisitivo de quienes conservan una ocupación tienden a elevar la conflictividad social. En Misiones, las movilizaciones en la zona tabacalera en el marco del llamado “misionerazo” constituyen una señal que no se debería subestimar y que exige respuestas concretas. Paralelamente, se agrava la situación del comercio en la provincia, ya que enfrenta, además de la caída del consumo interno, la presión extra de las asimetrías cambiarias con los países limítrofes. En este contexto, como se consigna en esta entrega de PRIMERA EDICIÓN, hay áreas como la Zona Centro donde los comercios se están cerrando, obligados por la pérdida de rentabilidad.“Estamos con expectativas, apuntamos a que al Gobierno les vaya bien, pero hace falta que se ponga en marcha la construcción, la industria, que generan muchas fuentes de trabajo y ahora están paradas”, expresó un dirigente sectorial de Oberá, graficando un drama que va en aumento en la provincia.
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